Educación a escrutinio ciudadano

03/06/2013
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La educación pública y privada, pero sobre todo la pública, la que imparte el “Estado”, debe ser motivo de escrutinio público permanente. Un escrutinio serio y responsable que, sobre todo, dirija sus fortalezas a generar propuestas de solución a problemas. Que oriente las soluciones en educación para el presente y ponga énfasis en el futuro de la Nación. Se trataría de un escrutinio que a manera de “gobierno ciudadano” supervise, evalúe y corrija la problemática nacional, la de los estados y los municipios. Se trataría de un escrutinio de largo aliento que evite, lo más posible, detenerse en asuntos estériles o que conduzcan innecesariamente a nuestro país a permanecer estancados con debates del pasado. No obstante las constantes y pertinentes reformas a diversas leyes relativas a la educación (V. gr. las que se han dado a partir de 1993) la realidad nos demuestra que no hay políticas gubernamentales eficaces y eficientes sin la participación de la ciudadanía, la cual, debe coadyuvar con el tema y asumir con seriedad su responsabilidad civil y moral de poner atención a lo que de una u otra manera simboliza el presente y futuro de los mexicanos y, por ende, la nación.
 
La revisión, supervisión y evaluación permanente de la educación pública, e incluso la privada, es necesaria y estratégica porque México debe mejorar de una vez y para siempre sus enormes, complejos y anacrónicos sistemas educativos. Una educación de calidad no sólo depende de que haya buen mobiliario o equipo en las escuelas (de lo cual se carece lamentablemente en un porcentaje muy alto de las mismas); no sólo depende de más y mejor preparado personal docente (que sigue haciendo mucha falta). Requiere, asimismo, de mayor compromiso de los educadores sindicalizados, de mayor número de horas de clase. De que se impartan bien los programas y respete el número de días planeados para enseñarlos. De que los alumnos participen y lo hagan bien. Requiere de mucho más. Requiere, entre otras cosas, de un plan estratégico nacional, regional, por estados, por municipios, por áreas de educación y de investigación para el corto, el mediano y el largo plazo. Un plan que considere con seriedad el mercado laboral o la demanda de mano de obra específica para la industria, el comercio o la investigación. Un plan que considere los qué, los cómo, los dónde y con cuánto para realizar lo planeado. La planeación estratégica demanda de acciones a seis, doce, veinticinco y cincuenta años, pero también de la participación de la ciudadanía.
 
Sin mejores niveles y calidad educativa de la población difícilmente podremos competir en el mercado laboral global, en el de la investigación, la ciencia o en el de la tecnología de la nueva era de la economía del conocimiento. En esta nueva expresión o etapa del modo de producción económico global los productos o mercancías de alta tecnología (software, patentes de la industria farmacéutica, ahorro y uso eficiente de energía, etc.) se cotizan mucho más en los mercados mundiales que las materias primas, los hidrocarburos sin refinar, o las manufacturas con poco valor agregado. Lamentablemente, parte de nuestros problemas en competencia económica derivan de que la educación no está orientada a formar personal para la producción económica de productos o mercancías de alta tecnología.
 
No se debe soslayar que el Estado imparte educación preescolar, la primaria y la secundaria. Asimismo, que el Estado está obligado (por medio de sus representantes) a promover y atender -directamente, mediante sus organismos descentralizados, a través de apoyos financieros, o bien, por cualquier otro medio- todos los tipos y modalidades educativos, incluida la educación inicial, la especial para educandos con capacidades diferentes (invidentes, minusválidos, problemas de atención, síndrome de Down, etc.); también tiene que atender lo relativo a la educación media superior y superior necesarios para el crecimiento y desarrollo de la Nación. Por si lo anterior no fuera suficiente, el Estado debe apoyar la investigación científica, la tecnológica y alentar el fortalecimiento y la difusión de la cultura nacional y universal. ¿Y usted, cómo la ve?
 
Francisco Velasco Zapata
Politólogo.
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