VI Encuentro Lésbico Feminista: De la paranoia a la reinstalación del pensamiento crítico

01/12/2004
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¿Cómo sintetizar lo que pasó durante 4 días intensos a finales del mes de noviembre en la ciudad de México en el VI Encuentro de Lesbianas Feministas de América Latina y El Caribe? Yo, lo catalogo, como mucho de paranoia y la reinstalación del pensamiento crítico y radical. Un poco del perfil de las participantes Éramos aproximadamente 100 en promedio, algunos días más otros días menos. Comparado con el anterior en Brasil en el 1998 que éramos aproximadamente 400, esta reducción deja mucho que decir si vemos que el número de lesbianas visibles y de grupos y colectivos en todo el continente ha crecido. Las razones que me doy son tres fundamentales: el costo elevado del encuentro, sobre todo para las mexicanas, unos de los movimientos donde más historia organizativa lesbico-feminista ha habido (incluyendo la realización de dos marchas lésbicas en los últimos dos años); por otro lado los conflictos políticos y personales existentes en México de polarización, de negación a las otras que impide niveles de articulación necesarias para un fortalecimiento del movimiento lésbico-feminista; y una tercera, la cerrazón del Comité Organizador (CO), de no colocar el encuentro en México a través de un proceso previo de preparación, debates, reflexiones que permitiera ir calentándonos para el encuentro internacional, cuestión que fue demandada por una parte de nosotras pero que fue rechazada por el CO acusándonos que queríamos bajarle líneas, como si de partidos políticos se tratara. Resultado: un encuentro pobre en número y en contenidos. Las participantes eran de todo tipo: las que son solo lesbianas no feministas sin ninguna experiencia política y que se acercaban al encuentro para aprender o quien sabe si para ligar ( aunque muchas buscamos esto no importa en cual pensamiento político nos encontremos); las que tienen una experiencia política lésbica feminista paradas en la esfera de la institucionalidad (partidos, estados, ongs, etc.,), lesbianas del movimiento LGTTBQ, lesbianas por los derechos sexuales, lesbianas que tenían más práctica en el feminismo, más que en el movimiento lesbico-feminista, lesbianas feministas más autónomas, con colectivos, grupos, en sus respectivos países y otras situadas lo que llaman desde la política del afuera. Es decir, la variedad en el VI Encuentro era obvia no solo en el perfil de las participantes sino en la posicionalidad política si es que ésta se hacía explicita. De dónde veníamos? De Chile, Brasil, Perú, Ecuador, Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, México, Puerto Rico, Cuba, latinas en Estados Unidos, algunas de otras tierras que vivimos en México, una Argentina viviendo en Canadá, una española, y una italiana viviendo en Chile... No contamos con la presencia de ninguna del Caribe Anglófono, ni francófono. Extrañe las argentinas, que en este momento parece ser construyen un movimiento más articulado y más politizado en comparación con otros países del continente. Esta variedad de orígenes fue algo rico del encuentro, sin embargo en torno a los posicionamientos políticos no tanto. Mi impresión general en torno a la gran mayoría de las participantes, es que una gran parte de ellas están despolitizadas a nivel teórico y del accionar político, muchas no pertenecen a colectivos u organizaciones y la gran mayoría promueve una política de identidad lésbica esencialista y muy poco problematizada. Otras muy ligadas al pensamiento de la diversidad sexual que promueve el movimiento LGBTTBQ. De otro lado, sin embargo me dio gusto encontrarme con lesbianas feministas jóvenes que sí están construyendo en otra dirección, más politizada, con proyectos articuladores, críticas y radicales. Entre ellas destaco a muchas de las chilenas, además de las autónomas que venimos asistiendo desde encuentros anteriores. Otro indicador de la despolitización del movimiento es que en los espacios de debate éramos 100, en la fiesta que se hizo abierta para otras lesbianas del Distrito Federal éramos alrededor de 500 lesbianas, lo cual deja ver que la política del alcohol, del consumo y de los bares es la que más prevalece en nuestros países. El tema del dinero: un punto de conflicto A pesar de que nosotras mismas (muchas lesbianas feministas y feministas organizadoras de encuentros anteriores) habíamos reconocido el error político de hacer nuestros encuentros en hoteles caros, cerrados, fijos e inamovibles, otra vez se cayó en lo mismo. Estábamos en un hotel en el centro de la ciudad de México compartiendo nueva vez con otros huéspedes, servidas por meseros y meseras, asumiendo las lógicas capitalistas de esos espacios, asumiendo las lesbianas feministas las normas patriarcales y mercantiles de esos negocios. Un espacio donde nuestro cuerpo como espacio creativo, político, histórico, no encontró casi ninguna manera de expresarse y moverse que no fuera en las grandes plenarias cuando la pasión del debate lo sugería, colocadas unas tras otra sin vernos el rostro, por tanto desencontradas. Y sobre todo llenas de paranoia cuando alguien se expresaba en una posición distinta. El costo del encuentro era de 233 dólares para aquellas que dormían en el hotel, las que no pagaban 200 dólares. Las que iban por un día pagaban 45 dólares. Si lo comparamos con el costo de encuentros anteriores no era el más caro, sin embargo aquí el problema era el costo que suponía para aquellas lesbianas que querían participar y no tenían dinero o que quisieron participar de alguna plenaria o algún taller, o aquellas (en su mayoría) que no podían pagar un peso. Este fue un tema conflictivo durante todo el encuentro, ya que si bien se entendía los costos económicos que debió asumir el Comité Coordinador, sus actitudes hacia muchas lesbianas que quisieron entrar fue violenta y agresiva, colocándose como vallas humanas muchas veces peor que la policía que encontramos en nuestras ciudades. Algunas compañeras jóvenes fueron violentadas y no la dejaron pasar ni siquiera al lobby del hotel. A algunos casos se le buscó solución individual gracias a la solidaridad de algunas compañeras. Cuando el Comité Organizador quiso buscar salidas por la presión que tenía de una gran cantidad de participantes, ya era tarde, estábamos a un día de terminarse el encuentro. Un manejo bien manipulador para ese momento. El CO previamente había definido unos criterios para otorgamientos de becas que si lo vemos , aunque con muy buena intención, eran en parte contradictorios. Por un lado se priorizaba a aquellas lesbianas de países más pobres de la región, a lesbianas jóvenes, negras o indígenas, lo cual creo que era un buen criterio pues generalmente son las más marginalizadas y excluidas en nuestros encuentros elitistas. El problema fue que esta clasificación , según mi punto de vista, partía de una visión del desarrollo muy apegada a las lógicas de Naciones Unidas o del Banco Mundial. Sabemos todas que en cada uno de nuestros países hay lesbianas con pocas posibilidad de asistir a esos encuentros por su situación de clase, aunque el Indice de Desarrollo Humano contabilizado por el PNUD u otras instituciones ubiquen a algunos de estos países en situación de mejor ventaja comparado con otros. ¿Por qué entonces Brasil por ejemplo para el otorgamiento de becas tenía menor puntuación que algún país de Centroamérica? Por otro lado, un criterio que tenía más puntuación era que si había alguna lesbiana sola en su país y que no había asistido a ningún encuentro era también priorizada. A eso yo le llamo populismo, pues aquí el criterio político no fue tomado en cuenta en tanto que los encuentros regionales son espacios de confluencia, de revisión, de análisis de un activismo político que se hace a nivel local y nacional. El tema de las becas tomó su punto álgido de discusión en pasillos y plenarias cuando nos enteramos de que no obstante el CO haber definido esos "rigurosos" criterios, finalmente hubo becas para gente que no la solicitó, entre ellas la mayoría de ponentes y algunas amigas de algunas del Comité Coordinador, muchas de ellas sorprendidas de haber aparecido en la lista de becadas. Peor aún cuando también conocimos el testimonio de una joven nicaragüense que fue becada y que había inscrito un baile en una de las noches culturales y a la mera hora se enfermó y una representante del CO le presionó para que bailara recordándole que fue becada para ello. Ese gran orgullo que el CO asumió públicamente como lo novedoso, lo justo y lo transparente , fue desde antes de comenzar el encuentro, cuestionado, todo lo cual nos coloca en la urgencia de continuar buscando salidas justas, factibles y alternativas ante la cantidad de dinero que gastamos en estos encuentros, la imposibilidad de que muchas compañeras puedan participar y las contradicciones ético-políticas en que entramos. El tema del dinero debe ser nueva vez politizado y urge que en los próximos encuentros busquemos alternativas más autogestionadas y construidas de manera colectiva. Nueva vez una metodología jerárquica La metodología del encuentro fue así: mesas de exposiciones de temas centrales en la mañana , talleres en las tardes y en algunas noches actividades artísticas-culturales. De nuevo nos encontramos con las ponentes, activistas académicas o no, muy capaces de articular un discurso ( la mayoría de ellas becadas, no importaba de que país fuera o si tenía o no posibilidades de pagar) dirigiéndose al resto, especie de alumnas de cualquier espacio académico verticalista. Si bien asumo de que hay compañeras que tienen experiencia en la sistematización del pensamiento y que es rico, respetuoso, ventajoso incluso escucharles, nos parece que las maneras en que colocamos el pensamiento entre nosotras sigue siendo elitista, desproporcionado y desigual. No obstante lo anterior, un punto positivo es que en las mesas de exposiciones se garantizó la presencia de diferentes pensamientos políticos y eso permitió que algunos debates fueran también interesantes. El primer día el tema de las mesa era Movimiento Lesbico y Globalización. Desde allí ya se dejaban ver las diferencias políticas. Irene León planteó que la globalización neoliberal era un mostruo, una dictadura económica que empobrece a los países llamados del tercer mundo, en especial a las mujeres y lesbianas y propuso la articulación con los demás movimientos sociales: mujeres, indígenas, movimiento altermundista y LGTTB, Ana Rivera proponía centrarse en los derechos sexuales apegándose a los acuerdos que los gobiernos han asumido en las diversas conferencias mundiales realizadas por la ONU y la posición de Margarita Pisano que colocada desde la política del afuera, propone una política que se construye sin seguir las lógicas masculinistas y planteó la necesidad de crear un pensamiento propio. En la plenaria generada por esta mesa dos puntos fundamentales surgieron: cómo hacerle frente a la globalización económica, social y cultural generando otras lógicas del no consumo, de autogestión, la necesidad de hacer alianzas también globales y otra posición que planteaba que había que sacarle algunas "ventajas" a la globalización pues ya estaba instalada. Desde aquí también se explicitaron diferencias en torno a cómo asumimos el lesbianismo: unas, las más, asumiéndolas como una identidad, otras como una posición política frente a la heterosexualidad obligatoria. El segundo día abordamos el tema de las Alianzas del Movimiento Lésbico con otros Movimientos Sociales como el LGTTB y otros. Contamos con la exposición de Yuderkys Espinosa, quien hizo una crítica a la pérdida de radicalidad del lesbianismo feminista cuando aparece el movimiento LGTTB, la desaparición de la lesbiana en la política androcéntrica y misógina de este movimiento y también la crítica al heterofeminismo que anula la lesbiana en la construcción política feminista. Denunció también cómo la institucionalización del feminismo hizo perder su radicalidad y evidenció la necesaria relación entre lesbianismo y feminismo. Neusa Dos Dores, planteó la ausencia del tema del lesbianismo dentro del movimiento negro en Brasil, la despolitización de muchas lesbianas, además de exponer su desacuerdo con que los trans, trasvestis entren a nuestros espacios de lesbianas feministas. Tatiana Cordero por su parte planteó la necesidad de analizarnos como sujetos políticos colectivos, mas que desde una identidad esencialista, asume la crisis del movimiento feminista y lésbico feminista de la región y coloca la necesidad de continuar haciendo alianzas con el movimiento LGTTB, guardando nuestra autonomía. A pesar de que el tema proponía otros muchos movimientos sociales el análisis se centro en el LGTTB y en alguna parte con el feminismo a los que muchas llamaban una alianza "natural". Esto nos tomó una buena parte del debate de todo el encuentro pues más que alianzas, el debate central era si se dejaba entrar a las transexuales a los encuentros lésbicos feministas, unas trans que algunas llamaban "translesbianas". Paradójicamente una parte de las participantes planteaban que el cuerpo no podía definir la posición política y que no dejarle entrar era una actitud de exclusión que estábamos asumiendo las lesbianas feministas. Otras, planteábamos que precisamente por ser el cuerpo una construcción social no podíamos perder de vista lo que ha significado el cuerpo para las lesbianas y mujeres, explotado, discriminado por años y por siglos y que solo cambiarse el sexo de la noche a la mañana no cambiaba las historias, y que habían diferencias en las construcciones políticas de las trans y de las lesbianas feministas. Se cuestionó esa visión esencialista y biológica del cuerpo y de la política, además de que defendíamos el espacio político de los encuentros lésbicos feministas como una construcción colectiva nuestra y que no íbamos a permitir que nueva vez la masculinidad fuera o dentro del cuerpo atentara con esos nuestros espacios, aunque no descartábamos las alianzas estratégicas y coyunturales. Al final del encuentro el dejar entrar o no a las transexuales no fue consenso, no obstante nos tomo una gran parte del tiempo que debimos aprovechar en otros temas más importantes para las lesbianas feministas, y a pesar de que ni siquiera se había discutido en el encuentro el tema, unas trasnsexuales ya habían participado en el segundo día en la noche de poesía lésbica erótica, situación que algunas denunciamos en el plenario. El tercer tema de las mesas centrales fue Nuestra Ciudadanía y Derechos Humanos en las Democracias de América Latina y El Caribe. Las posiciones eran antagónicas. La exposición de Ximena Bedregal colocaba en cuestionamiento el sistema patriarcal y cómo muchas feministas y lesbianas feministas hacían el juego a sus normativas y sus lógicas proponiendo nueva vez la necesidad de pensar lo no pensado, hacer lo no hecho, soñar incluso lo no soñado. Por otro lado Barbara Yllán, procuradora del Ministerio de Seguridad en México proponía que debemos entrar a ese poder y saber utilizarlo y Claudia Hinojosa proponía aprovechar los derechos humanos como una herramienta política para poder las lesbianas ejercer la ciudadanía plena. A pesar de la excelente ponencia de Ximena Bedregal, los debates fueron pobres, no sabemos si por el cansancio que ya traíamos o porque ya no había mucho más que decir. No se discutió por ejemplo qué entendemos por ciudadanía, por derechos humanos, cuales visiones hay de fondo en todo esto. En ese momento habíamos cambiado de lugar de la plenaria y resulto ser un teatro, bien feo e incómodo del PRI, partido de ultraderecha, corrupto, que gobernó en México por más de 70 años, hecho que muchas denunciamos en la plenaria final por ser una vergüenza para el pueblo mexicano, para las mujeres y para las lesbianas. Además de las mesas principales en las mañanas en las tardes habían diversos talleres. Los temas iban desde ejercicios corporales como taichi, masajes, defensa personal entre mujeres, hasta otros temas como sujetos lésbicos y diálogos colectivos, las leyes y derechos humanos, jóvenes lesbianas y nuevos activismos, violencia entre lesbianas, invisibilidad lésbica en la literatura, socialización de investigaciones sobre lesbianas, imágenes lésbicas en los medios de comunicación, arte y lesbianismo, relaciones abiertas vs parejas, entre otros. Muchos talleres no se llevaron a cabo, algunos no fueron las responsables de inscribirlos, otros no asistieron las participantes. Lesbianas Feministas en Colectiva, la colectiva a la que pertenezco desarrollo un foro permanente que se llamó Lesbianas Insumisas y Utopías Feministas. En él reflexionamos y debatimos sobre las líneas políticas del lesbianismo feminista, la cuestión de la autonomía, las alianzas, el feminismo, entre otros temas. Participaron un promedio de 25 lesbianas durante los tres días. Esta experiencia a muchas de nosotras nos aportó de manera personal y colectiva por haber profundizado en los análisis y haber expuesto críticamente nuestras propias contradicciones. A través de este foro logramos entre todas un acercamiento personal que no logramos en el resto del encuentro y se crearon lazos personales que fue una gran ganancia política. Nuestra colectiva también en una de las noches presentamos una propuesta artístico-.política llamada POESICA: música y poesía lésbica feminista en la que también posicionamos nuestra visión lesbico-feminista autónoma, antineoliberal, antirracista, anticlasista y la necesidad de repensar nuestra política llamando a retomar la radicalidad llena de discurso y contenido político. En algunas de las noches hubo también un performace por parte de las compañeras venezolanas y un baile de una compañera nicaragüense, participantes del encuentro. La primera noche se inauguró con un espectáculo de Liliana Felipe y Jesusa Rodríguez en el Hábito, que si bien son buenas artistas representan la élite económica del lesbianismo en México, además de haberse hecho en "su" bar sumamente caro. Algunas no asistimos como forma de protesta pues nos parecía que la inauguración debió ser en el lugar del encuentro y más politizado. El reposicionamiento del pensamiento crítico Uno de los balances positivos que saco de este encuentro es que logramos, algunas que nos denominamos autónomas, otras de pensamiento crítico, otras del afuera, articularnos en el pensamiento y en la voz. Lo hicimos a través de las exposiciones, en las actividades que organizamos, la visión del arte que colocamos allí. Sin proponérnoslo y aunque fuese coyuntural, analizamos, debatimos, defendimos la autonomía de las lesbianas feministas en el encuentro en relación a la posibilidad de entrada de los transexuales, proponíamos otras maneras del actuar fuera de las jerarquías patriarcalizadoras, propusimos otras maneras de ver y del hacer en el mundo. Hicimos ruido con tambores, cantamos, hicimos poesía, hicimos discursos políticos y esto nos permitió posicionarnos frente al encuentro de manera más o menos colectiva. Esto también permitió un reencuentro personal entre muchas que por conflictos anteriores no se habían vuelto a dirigir la palabra y todo ello nos colocó en una posibilidad de que el pensamiento crítico aunque no seamos muchas en cantidad, se reinstale en el lesbianismo feminista y en el feminismo institucionalizado, cooptado y tomado por la masculinidad. Esto a muchas nos ha situado en un gran reto de profundizar las diferencias, pero sobre todo potencializar aquellos puntos en que podemos articularnos. Del Foro Lesbianas Insumisas y Utopias Feministas salió la propuesta de organizar un encuentro de lesbianas feministas autónomas o algo parecido para continuar profundizando. Esta es la parte mas rica, humana y políticamente que saco de este encuentro, que aunque no les toco mucho al resto, a otras sí nos toco la piel, el corazón y el pensamiento y aún a tres días de pasar el encuentro nos mantiene en una actitud esperanzadora. Por supuesto que no dejaron de oirse las voces que descalificaban nuestras posturas acusándonos de revoltosas y muchas veces de irrespetuosas. Aquí otra vez la paranoia, pues a pesar de que hablamos cuando nos tocaba el turno y colocábamos nuestra postura con discursos políticos y sin dirigirnos a nadie de manera personal, algunas nos gritaban que estábamos faltando al respeto. La pasión, la creatividad y las maneras de posicionarnos fueron asumidas por algunas como que nuestra radicalidad era irrespeto, siendo una actitud simplista que no reconoce que las autónomas, las críticas y las radicales nos posicionamos con más argumentos políticos, propuestas mejores trabajadas y mucho más creatividad. Lo que sigue En la plenaria final se decidió que el próximo encuentro será en Chile en el 2006, asumida por las compañeras chilenas que constituyen en Bloque Lesbico. Hubo una propuesta de que los encuentros lésbicos pasen a ser realizados días antes o después de los feministas por dos razones: para lograr mayor participación de lesbianas feministas en ambos espacios y para poder incidir en el feminismo desde la propuesta lésbica feminista. Como el próximo encuentro feminista será en Brasil el próximo año, era ya difícil entrarnos a esa nueva modalidad. Se decidió entonces que en el próximo encuentro feminista se hará un espacio de las lesbianas feministas como una especie de transición y que en el próximo encuentro lésbico feminista a celebrase en Chile se determinará el país del próximo encuentro según se decida XI Encuentro Feminista Latinoamericano y El Caribe. Esperemos que en este proceso podamos politizar más nuestro movimiento lesbico feminista porque lo que hay hasta ahora es mucho de lo contrario, por tanto tenemos mucho por hacer en cada uno de nuestros países y a nivel regional. Agradezco, a pesar de mis grandes diferencias con una gran parte del Comité Coordinador, haber asumido el reto de realizar este encuentro, el apoyo y la admiración que encontré por parte de algunas de ellas y la actitud de cerrazón de otra parte, sobre todo las de mayor experiencia política, pues su actitud paradójicamente, fue la que permitió el reposicionamiento de la radicalidad y del espíritu crítico de muchas de nosotras. Ojalá que el próximo sea más rico de contenidos y propuestas políticas, menos tenso y más creativo. Eso depende de todas nosotras.
https://www.alainet.org/es/articulo/110976
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