Reflexiones de un general posdoctorado

La Guardia Nacional

23/04/2013
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A la Gendarmería de EPN.
 
“El concepto del individuo que defiende su terruño, junto con sus paisanos, es la base que sostiene la existencia de la Guardia Nacional”.
 
No hay cosa más humillante para una norma jurídica que sea tratada como “letra muerta”; México es un fiel generador de este tipo de leyes que sólo adornan el cuerpo jurídico, porque en la mayoría de las ocasiones, la realidad es totalmente diferente a lo previsto por el Constituyente.
 
No obstante que la Guardia Nacional (GN) tiene larga data, es un claro ejemplo de ello, partiendo desde su concepción, su penoso desarrollo, heroico pasado, hasta llegar al actual olvido, comprensible, pero no aceptable desde el punto de vista político.
 
El estudio de la GN primero parte de sus antecedentes: las milicias provinciales de la Nueva España y del concepto estadunidense de milicia, el derecho y la obligación del pueblo para contribuir a la defensa de la nación, temeroso de un ejército permanente demasiado fuerte y desorbitado, el ciudadano-soldado se convierte en el depositario del sagrado deber de defender a la patria, de esta idea nace la 2ª Enmienda a la Constitución, aprobada en 1791: “siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, no se violará el derecho del pueblo de poseer y portar armas”.
 
Frente a un ejército poderosos que intentara tiranizar a la sociedad, como sucede en muchas partes, se opondrá una milicia de millones de ciudadanos armados, dirigidos por hombres seleccionados entre ellos, que lucharán por sus libertades comunes, unidos y dirigidos por gobiernos que poseen su afecto y confianza, puede dudarse con razón de que una milicia así organizada pueda ser vencida, pues forma contra las acometidas de la ambición una barrera infranqueable (El Federalista).
 
Segundo, cuando asume su carácter de milicia local durante la primera etapa del México independiente; tercero, cuando se conoce con su nombre distintivo que corresponde a su actuación estelar en la época juarista, y finalmente lo que sucede en el siglo XX cuando llega al olvido y desfiguración, no obstante la visión antimilitarista de Venustiano Carranza.
 
A Juárez y Carranza no les tembló la mano para decretar la desaparición de las fuerzas armadas existentes en su tiempo. Tenían razones poderosas para actuar de esa manera, pero principalmente coincidían: los ejércitos que disolvieron, eran el soporte de los regímenes que derrotaron.
 
Sin embargo, a pesar de que la milicia de la nación es un baluarte natural y en cualquier circunstancia estará a la altura de la defensa de la patria, siempre es necesario contar con un ejército permanente, ad hoc a las necesidades del país, pequeño y muy profesional que se aboque a la defensa de guarniciones y fronteras; pues cuando un ejército se convierte en una carga para la sociedad debe desaparecer (Sun Tzu).
 
A la luz de lo anterior, se pueden establecer varias conclusiones, es responsabilidad de los ciudadanos la defensa de la patria, luego siendo el pueblo la esencia del Estado, es el primer interesado en salvaguárdalo, lógico, para que los ciudadanos estén en condición de cumplir con su deber, tienen derecho a poseer armas; la GN no es una institución permanente, si bien todos sus integrantes deben estar perfectamente instruidos en el manejo de las armas; sólo se constituye cuando las circunstancias así lo requieran en asamblea, instrucción, servicio o campaña (ámbito federal).
 
El ejército profesional es complemento para defender con éxito a la patria; sólo debe ser lo indispensable para cubrir las necesidades del servicio de guarnición, quedando a la milicia el papel de formar el grueso en la contingencia.  Remarca a la GN su condición de local cuando forma parte de cada uno de los estados de la Federación, independiente y solamente unida por los lineamientos generales de organización, disciplina y armamento que dicta el poder federal; el nombramiento de sus oficiales es libre, y hecha por los propios milicianos quienes los eligen dentro de sus filas, ellos actúan de acuerdo al poder estatal y sólo se subordinan  a la Unión en caso de revueltas o invasiones.
 
Se trata de una institución claramente republicana, netamente federal, local decíamos, no permanente, temporal, no profesional pues nace del sistema político que respeta las autonomías del orden federal y por último es democrática, puesto que en ella participan en condiciones de igual todos los ciudadanos.
 
La posibilidad de que exista la GN está claramente contemplada en la Constitución General: “Alistarse y servir en la Guardia Nacional, conforme a la ley orgánica respectiva, para asegurar y defender la independencia, el territorio, el honor, los derechos e intereses de la Patria, así como la tranquilidad y el orden interior.” (Artículo 31, fracción III). Históricamente, la obligación de defender a la patria, ha sido negada a todos los mexicanos por los  poderes públicos.                           
 
En este orden de ideas, no se trata de que los estados posean ejércitos particulares; es una garantía para que cuenten con elementos de carácter militar suficientes para solventar sus necesidades internas, y los ciudadanos podamos cumplir con el mandato de defender la independencia y el honor nacional.
 
Naturalmente, el establecimiento de la GN increpa al estado actual de las fuerzas armadas permanentes, y las intenciones presidenciales de crear la Gendarmería Nacional, una quinta fuerza armada después de un ejército paralelo: el Estado Mayor Presidencial.
 
Estos planteamientos, como la institución del ombudsman militar, constituyen la seguridad del Estado; una solución al colapso de seguridad que padece México.
 
José Francisco Gallardo R.
 
Fuente: Forum en línea
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