El tiempo terrenal y la transformación

2021, debe ser el año para repensar la educación y la cultura, de un crecimiento cualitativo y cuantitativo de la conciencia y espiritualidad en las grandes masas poblacionales del mundo.

12/01/2021
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Cada que se cierra el ciclo de año, brota la frase de los buenos deseos: ¡Feliz Navidad y Próspero Año! Esperando que el que venga sea mejor, bueno, esperanzador, etcétera; algunos lo invocan como anhelo o ruego en lo individual, pocos lo relacionan de manera colectiva; muy pocos analizan que este propósito depende de la acción humana, es decir, que los cambios en la vida social no se dan de forma mecánica, el año por llegar puede ser bueno o malo, según las contradicciones y contraposiciones de las conducciones humanas en la Tierra.

 

Para los creyentes Dios pone el tiempo, nadie más fuera de él lo acapara. Sólo que, Él que lo da o proporciona deja al libre albedrío lo que se haga con él, es decir, que la humanidad tiene libertad de qué escoger o hacer la realidad con sus acciones buenas o malas; la búsqueda de felicidad, buenaventura, prosperidad, todo lo bueno o lo bello o, todo lo contrario; lo positivo o negativo se da de acuerdo al proceder que cada quien en un sentido o en otro; por lo regular se llega o se tiene un resultado adverso o ambas cosas a la vez.

 

Un buen tiempo empezaría, generalizando que la mejora de la existencia partiera con la adquisición y la utilización de la conciencia y espiritualidad, para que proporcionen fuerza en el estira y afloje, entre lo sensato y lo correcto, evadiendo todo aquello que nos rebaja y envilece. Si la meta es la felicidad y el bienestar, estas deben ser de modo colectivo, logrando dejar atrás el individualismo egocentrista, exponiendo lo mejor de cada quien en el involucramiento y la convivencia sobre la búsqueda del bienestar social colectivo.

 

El capitalismo vende el tiempo creyendo ser dueño de él y hay quienes lo compran creyendo muchas veces obtener provecho propio, la realidad es que el vendedor explota y apropia de la riqueza generada por la colectividad de la clase trabajadora, trayendo división de clases –la rica y la pobre- debido al status de desigualdad social.

 

El tiempo se hace pequeño o grande en el transitar existencial, habiendo malhechores que lo cortan injustamente, es decir, cortan la vida de seres humanos o los desaparecen, haciendo infelices a familiares y amigos quienes buscan a sus seres queridos de actos de desapariciones forzadas; esto abunda en estas y otras tierras; mala señal de que hay un mal que acecha, que quiere apoderarse del tiempo de los demás, de sus vidas, las que debieran tener un destino o final normal, sin inquietudes, sufrimientos, miedos y malos presagios.

 

2021, debe ser el año para repensar la educación y la cultura, de un crecimiento cualitativo y cuantitativo de la conciencia y espiritualidad en las grandes masas poblacionales del mundo, donde se pueda ser dueños del control del tiempo, generando el bien vivir individual y colectivo del ser humano y hasta el fin de la existencia-. Moldear el tiempo, buscar la grandeza de la elevación del espíritu humano y el buen control generalizado de la biodiversidad terrenal –casa común de los seres vivos que habitan la Tierra y, planeando el uso racional que los seres humanos deben tener sobre ella –la naturaleza- para que se regenere después de tanta explotación, para el bien de las especies.

 

Solo la teoría, la práctica y la comunicación que se tenga con la naturaleza, podrá ser que las epidemias y pandemias como la que está presente (covid-19) entre otras, puedan evitarse, volviendo a lo natural. Que la suciedad contaminadora no llegue a los mares, lagunas y ríos, que las montañas y bosques estén a salvo de la depredación, que las riquezas del subsuelo se queden allí donde están, para que no haya contaminación de los espejos de agua –vital líquido e indispensable para la vida-, planeando además una explotación racional de los océanos y mares, asegurando que no agote la biodiversidad oceánica con la injusta depredación que el capital ha hecho, debe ser visto como fuente de alimentación y prosperidad del género humano y no debe ser visto como fuente inagotable como lo suele contemplar -a costa de las vidas por culpa de la insaciabilidad capitalista.

 

La humanidad en general, debe buscar y ser partícipe de un nuevo orden en el mundo, para el bienestar de las mayorías, anteponiéndolo al que pretenden establecer las élites negociantes del capitalismo en crisis sistémica.

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/210474
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