Los hundimientos del buque “Gral. Belgrano” y del ARA “San Juan”
- Opinión
Introducción
Suponemos que todos saben que significa ARA, sencillamente es la sigla de “Armada de la República Argentina” en alusión la nuestras Fuerzas Armadas Navales, uno de los mejores componentes y más completos del mundo, distinguido por tres partes fundamentales: los buques, la infantería de marina y la aviación aeronaval.
Alguna vez se nos cruzó la idea, que entre tanta disputa y desentendimiento en las FFAA, si repotenciáramos la Armada en las FFAA conjuntas, de las cuales la infantería de marina sería el ejército, los buques los navales y la aviación aeronaval constituyera la fuerza aérea, tal vez habría mayor unión y entendimiento, sin esos celos recalcitrantes de actitudes necias; pero fue sólo un pensamiento, hoy más que nunca en la historia argentina, las FFAA están mucho más unidas que antes, producto de la experiencia de la Batalla por Malvinas y la incompetente e individualista desintegración en la conducción estratégica nacional.
Repensando lo que sucedió durante la batalla por Malvinas con el Buque “Gral. Belgrano” y en consonancia con el estallido del submarino ARA “San Juan”, como ciudadanos pensantes, entre tantos impensantes o apáticos desinteresados, nos duelen ambos hechos por lo que es bueno desarrollar un análisis comparado.
Análisis comparado: En relación al buque ARA “Gral. Belgrano”
Una barbaridad en el incumplimiento del Derecho Internacional de Guerra, constituye el ataque por parte de los británicos al buque emblemático de la República Argentina, un verdadero crimen de guerra y de lesa humanidad.
Claros fundamentos nos llevan a meditar el siguiente análisis, del que debemos derivar conclusiones valederas e hipótesis probables en relación al Submarino ARA “San Juan”.
Conocemos y está probado que nuestro buque emblemático se encontró fuera del área de exclusión impuesta unilateralmente por los británicos, como también sabemos y consta a ambos países en conflicto que el “Gral. Belgrano” no se dirigió a Malvinas, por el contrario, se le dio la misión de dirigirse al Canal de Beagle, así que está probado que se alejó de Malvinas.
Sin embargo, el odio con poder, soberbia y el orgullo inglés, motivó que un “paisito del tercer mundo” recupere sus islas “sin ninguna baja británica”, lo llevó a arbitrariedades imperdonables y reconocidas en el mundo entero, incluyendo en ese implícito reconocimiento, al poder anglosajón y sus aliados.
El hundimiento de la nave aludida, por parte del submarino británico “Conqueror”, único caso que un submarino nuclear produce el hundimiento de una nave militar fuera de la zona de combate o batalla, constituye un crimen de guerra y delito de lesa humanidad, cuando mueren 323 de los 1093 integrantes de la tripulación.
El derecho internacional público y de guerra, condena claramente este tipo de aberraciones delictivas de los piratas, sin embargo, el poder anglosajón y las dinastías del poder económico mundial, decidieron que así fuera, poder que, si no tiene derecho al veto, tiene importantísimas influencias en los organismos supranacionales y en los tribunales, como por el ejemplo en de la Haya, establecido en su eterna aliada Holanda.
Lo señalado, a pesar de no ser especialista, entendemos que se agrava severamente, si agregamos el delito de “Perfidia” contemplado en el Derecho Internacional de Guerra, cuando refiere a que a su oponente se le plantea una situación en la que se quede desarmado, sin protección alguna, casi como un “paso inocente”, estafado y engañado por su enemigo para que caiga en una situación tramposa, que lo exponga a su aniquilamiento, tal vez asesinato.
Es exactamente lo que hicieron con el ARA “Gral. Belgrano”, un ataque artero, no se defendió porque confió en la “transparencia” británica, con este hecho se terminó la ingenuidad argentina respecto a los británicos, no digo de los militares y ni del pueblo británicos, hablo del siniestro plan geopolítico de apoderarse de las Malvinas, además de archipiélagos, de la “Pampa Sumergida”, cuantiosos recursos naturales y su inevitable proyección antártica, la que con esta actitud aseguran su sustento y poder por 200 años o más.
A la izquierda el ARA “Gral. Belgrano” intacto. A la derecha ya herido de muerte: Su tripulación se abrazó y cantaron el Himno Nacional argentino antes de abandonar el buque en sus balsas.
En relación del submarino ARA “San Juan”
En el marco de los objetivos de la Organización de las Naciones Unidas, leemos:
“Mantener la paz y la seguridad internacionales. Fomentar relaciones de amistad entre las naciones. Ayudar a las naciones a trabajar unidas para mejorar la vida de los pobres, vencer el hambre, las enfermedades y el analfabetismo, y fomentar el respeto de los derechos y libertades de los demás”.
Y como deber de estricta justicia propia de todo ciudadano de bien y en representación ética de damnificados, todo patriota argentino y aquellos que en silencio aguardan una reacción cultural, por las angustias producidas a los familiares de los Héroes del ARA “San Juan”, como asimismo de los Veteranos de Guerra de Malvinas, apelamos a ese organismo supranacional con la finalidad de obtener respuestas creíbles que aclaren nuestras lógicas dudas de los hechos acaecidos y de público conocimiento.
Por lo señalado en primer lugar advertimos que no confiamos en las investigaciones realizadas por las potencias anglosajonas, las dinastías del poder económico mundial y sus aliados en razón a los profundos intereses que guardan en las riquezas de los recursos naturales que posee el Atlántico sur.
No creemos en casualidades como el incendio del ARA “Almirante Irizar”, ni el “accidente” del ARA “San Juan”, por el contrario sospechamos que fueron sabotajes deliberadamente planeados y exitosamente cumplidos, justamente a dos embarcaciones estratégicas y que constituyen naves emblemáticas de afirmación de la soberanía Argentina en el Atlántico Sur y toda su zona de influencia; sostenemos estas afirmaciones en razón a que se contraponen con los intereses de las potencias mencionadas y sus aliados.
También debemos incluir la desaparición de la Plataforma Marítima “General Mosconi”, propiedad argentina, la cual misteriosamente ha dejado de operar y durante muchos años desaparecida, sin previo aviso ni causa comprensible, una gran isla flotante que marcaba soberanía en la extracción de hidrocarburos de nuestra Plataforma Marina; la que para enorme sorpresa, cuando se transformó en chatarra una de las petroleras extranjera nos la devolvió ya inútil, no pudimos desenmascarar el turbio negociado de la primer plataforma marina que operó en el Atlántico Sur.