Castigadas nuestras ilusiones

15/11/2019
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Hace 2400 años Platón ofrecía al mundo su teoría sobre la naturaleza de las cosas. Él decía que todo estaba formado por dos partes en unión y contradicción, si había una parte A forzosamente debía haber una parte B. Si una de las partes no era aparente debíamos buscarla porque estaba ahí, escondida de nuestras percepciones. En otra parte Demócrito definía la base atómica del universo, pero el aparente monismo de su mundo escondía que en la base de todo existía una permanente contradicción de las partículas subatómicas y otra vez chocamos con la contradicción entre positivos y negativos. Es la lucha permanente contra el contrario oculto; ahora saltándonos los siglos descubrimos que el ser humano se autoengaña buscando la unanimidad política, la unanimidad social, etc. En vano, siempre asecha la contradicción, pero no la acertamos a reconocer; si no, cómo es que políticos como Evo pueden creer que obras son amores y que por lo tanto no hay contradicción a la vista. Si lo sabía entonces cómo es que no se tomaron las medidas para que A someta a B. Lo de Bolivia no es una batalla perdida, pero al contrario de las esperanzas de Evo la corrección de los errores inexorablemente ha de demandar efusiones de sangre.

 

Aclaremos: A deberá a controlar a B mediante el recurso político más democrático que existe y es la dictadura popular; nótese que no hablamos de la dictadura de proletariado porque esa clase social ha sido subsumida en un vasto conglomerado de capas populares en legítima convergencia. Si no se ejerce el control este se pierde y lo ejercen otros; sucederá, a no dudarlo. No han de tomarse en cuenta los aciertos económicos de una administración, eso no basta para una nueva calidad política, sino que los digan los brasileños.

 

Pareciera lleno de buena voluntad, pero el llamamiento de Evo a la calma nos hacer recordar que ya en Guatemala se vivió el genocidio de su población, principalmente maya a pesar de la renuncia forzada de Arbenz su presidente legítimo y su llamado final al apaciguamiento. Este genocidio se desarrolló durante el período de 1960-96 en que se lanzó una intensa represión para enfrentar las movilizaciones de protesta popular. En este periodo se produjeron 200,000 muertes según el informe "Memoria del Silencio" producido por una comisión nombrada por las Naciones unidas para investigar los hechos históricos de dicho enfrentamiento represivo.

 

En un día 27 de junio de 1954, el presidente Jacobo Árbenz Guzmán fue obligado a renunciar, y se despidió del pueblo guatemalteco en un discurso lleno de dignidad que dio en cadena nacional. Es necesario conocer la historia, cuáles son las reformas que impulsó y las falsedades que se construyeron para derrocarlo bajo el discurso infame del anticomunismo.

 

Árbenz había soñado, tal y como lo dijo en su discurso de investidura con “transformar a Guatemala de una nación dependiente con una economía semicolonial, en un país económicamente independiente; transformar a Guatemala de país atrasado con una economía predominantemente feudal, en un país capitalista moderno; y proceder de manera que esto asegure la mayor mejoría posible del nivel de vida de las grandes masas de nuestro pueblo”.

 

Impulsó muchas reformas y cambios, entre ellos nacionalizó 390 mil hectáreas ociosas que estaban en manos de la empresa bananera estadounidense United Fruit Company en donde era socio Allen Dulles director de la CIA y hermano del secretario de Estado de los Estados Unidos John Foster Dulles.

 

La renuncia de Arbenz pecó de ambigüedad y lo hizo en el momento en que sus fuerzas contenían al invasor, que solo logró avanzar cuando compraron al jefe del ejército, el coronel Elfego Monzón. Arbenz pensó por un momento en resistir y solicitó a sus aliados políticos 100 hombres para internarse en la selva, pero le hicieron desistir. Al final la embajada yanqui, a cargo de John Peurifoy, preparada para una acometida final, le hizo llegar un dossier contentivo de un informe sobre sus problemas conyugales y familiares. Fue la gota que colmó el vaso y presentó su renuncia. Al pedir calma y apoyo para su sucesor Arbenz paralizó la posibilidad de una reacción popular inmediata, lo que vino después no fue un armisticio sino una intensa y desbocada represión.

 

Había un testigo silencioso que tomaba nota de errores y aciertos se llamaba Ernesto Che Guevara. Además la suerte se le volteo a Peurifoy quien había jugado u papel decisivo en la derrota de las guerrillas comunistas en Grecia y ahora sumaba puntos en Guatemala; él soñaba que su frenesí antipopular le llevara a la Casa Blanca pero en una asignación posterior en Tailandia encontró la muerte en un accidente automovilístico. Será Dios o una extraña galaxia juzgadora, pero se lo llevaron y seguro que no fue al cielo.

 

En el caso de Bolivia su pueblo organizado como clase obrera y campesina tienen un intenso pasado de enfrentamiento con las fuerzas represivas; ya en 1952, con lanzamientos a mano de tacos de dinamita, infringieron una vergonzosa derrota al ejército al cual disolvieron, aunque posteriormente la influencia yanqui logro su reorganización; ulteriormente han logrado obstaculizar y frenar acometidas oligárquicas contra los trabajadores, pero en el caso de la crisis actual se trata de defender el estatus de bienestar social, económico y el protagonismo político alcanzado y esta acometida neoliberal no la dejaran pasar, eso sin duda.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/203289
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