Enfermos y olvidados

10/05/2007
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Las denominadas enfermedades olvidadas afectan a una de cada seis personas en el mundo, unos 1.000 millones de seres humanos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para erradicar estas enfermedades, la OMS se ha reunido con las partes implicadas. Por un lado, los gobiernos de algunos de los países afectados, cuyas poblaciones carecen de los recursos económicos necesarios para costear los tratamientos, que tampoco pueden ser asumidos por sus deficientes sistemas de asistencia pública. Por el otro, las farmacéuticas, que cuentan con los medios necesarios para acabar con este problema.

Estas enfermedades son patologías que afectan a millones de personas en el mundo, sobre todo en países empobrecidos. A pesar de su alta incidencia, los tratamientos suelen ser caros, no siempre eficaces, y muchas veces, inexistentes. Las más comunes son las enfermedades tropicales infecciosas, que afectan a la población más pobre, cuyos recursos no son suficientes para rentabilizar las inversiones en I+D del sector privado. En el pasado, muchas de estas enfermedades también afectaron a los países desarrollados, pero desaparecieron con la mejora del nivel de vida y la higiene, pues la mayoría están causadas por parásitos que prosperan en entornos empobrecidos, con sistemas precarios de abastecimiento de agua y saneamiento.

Desde 1975 a 2004 se comercializaron más de 1.500 nuevos fármacos. Sólo 20 de ellos estaban destinados a luchar contra este tipo de enfermedades. Además, muchos de los escasos medicamentos existentes son peligrosos para sus consumidores. “Algunos fármacos son muy tóxicos: el que se utiliza para tratar la enfermedad del sueño es un derivado del arsénico que puede matar a uno de cada 20 pacientes”, dijo Bernard Pécoul, director de la ONG Iniciativa de Medicinas para Enfermedades Olvidadas.

Existen los medios necesarios para investigar estas enfermedades y desarrollar nuevos y mejores fármacos para combatirlas. Sin embargo, la escasa compra de medicamentos derivada de la falta de recursos de los afectados hace que estas inversiones no sean rentables para las multinacionales farmacéuticas. Las empresas privadas funcionan dentro de la lógica empresarial cuya finalidad es obtener los máximos beneficios, por lo que dedican el 90% de su presupuesto a la investigación de enfermedades que sólo padecen un 10% de la población mundial.

La OMS ha llegado a varios acuerdos con las multinacionales que podrán salvar millones de vidas. Se firmó un acuerdo con Merck en el que la alemana se compromete a donar 80 millones de dólares de un medicamento con el que se podrá proteger a millones de niños de la esquistosomiasis, enfermedad que afecta a 180 millones de personas en África y 3 en Latinoamérica. Acuerdos similares se firmaron con GlaxoSmithKline para combatir la filariasis linfática, patología padecida por 120 millones de personas que representa la segunda causa de discapacidad en el mundo, y con Sanofi-Aventis y Bayer para la tripanosomiasis, también conocida como enfermedad del sueño, extendida por 36 países africanos. Según Margaret Chan, directora general de la OMS, “las donaciones de medicamentos nos permiten actuar a una escala sin precedentes y fijarnos objetivos muy ambiciosos. El acceso a programas que salvan vidas no se debe negar por razones tan injustas como la falta de poder adquisitivo”.

Las enfermedades olvidadas son un problema socioeconómico que rebasa el ámbito médico. Estas enfermedades dejan discapacitadas a un gran número de personas pobres, que quedan así atrapadas en la miseria. “Se trata tanto de enfermedades como de poblaciones olvidadas. Es gente con claras dificultades para salir de la pobreza, lo que se hace aún más difícil si sus enfermedades les impiden trabajar”, lamentó Margaret Chan. Pero ahora la OMS dispone de las herramientas necesarias para erradicar estas enfermedades, lo que también contribuirá a combatir la pobreza.

La falta de voluntad política, los intereses comerciales y al afán de lucro de las compañías farmacéuticas han permitido que hasta ahora el panorama para millones de enfermos haya sido desolador. Pero con la colaboración de todas las partes afectadas y acuerdos como éste, se ha conseguido que las personas afectadas por estas enfermedades se sientan un poco menos olvidadas. Y es que hablar de enfermedades olvidadas, es hablar de personas olvidadas.


Juan Luis Gaona
Periodista

Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias  (CCS), España.

 ccs@solidarios.org.es

www.solidarios.org.es

https://www.alainet.org/es/articulo/121029

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