El rally de la prepotencia

19/01/2007
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“Un reto para los que parten. Un sueño para los que se quedan”. Así definió el Rally Dakar su creador, Thierry Sabine, un piloto francés que creo el Dakar para promocionar su aventura en el Sahara, donde estuvo a punto de morir. En 1979, nacía el Dakar.

“La historia del Dakar está hecha de accidentes”, declaró el director de la prueba, Etienne Lavigne. Accidentes que ya se han cobrado la vida de 50 personas. Desde que en la primera edición el piloto Patrick Dodin falleciese durante el transcurso de la carrera, periodistas, técnicos, pilotos, médicos e incluso habitantes de los pueblos que recorren han corrido la misma suerte. El propio Sabine murió en la trágica edición de 1986, en la que fallecieron otras 6 personas. Pero lo más grave es que casi en cada edición se produzcan atropellos de ciudadanos de los países africanos que atraviesa. Los pilotos eligen arriesgar su vida en la carrera, pero ellos no tienen elección.

En los últimos años, organizaciones de todo el mundo han solicitado la supresión del rally, al que tachan de rodeo publicitario en el continente de la pobreza, el sida y el hambre. Incluso el Vaticano ha criticado la prueba y a sus participantes debido a su “cínico comportamiento que ignora toda la realidad atravesada. Sus vehículos son lanzados en el desierto a velocidades de locura y los restos son abandonados creando herrumbrosos monumentos a la irresponsabilidad”.

Las medidas de seguridad se han incrementado a lo largo de los años, sobre todo en la presente edición, después de que el año pasado la imagen de la carrera quedara seriamente dañada. Fallecieron un piloto y dos niños, uno de ellos atropellado muy cerca de una ciudad, donde los vehículos no deben superar los 50 km/h. El otro fue víctima de un camión de asistencia. En la edición actual se han destinado especialistas en seguridad a la prevención en el recorrido. Su misión es advertir de los riesgos de atropello que pueden sufrir si invaden las pistas. Además, se transmiten mensajes por radio y se ha repartido un tebeo informativo destinado al público infantil. Pero a diferencia de otras carreras, en el Dakar no existe un único recorrido delimitado: cada piloto elige su propio camino con la ayuda de un GPS. Desde la organización se pide a los habitantes de los lugares que atraviesan que no invadan unas pistas por las que tienen que pasar para ir a buscar agua, ir al hospital o a la escuela.

Según la organización del Dakar, el paso de la carrera debe ser ante todo una fiesta. De ello depende su imagen y la de sus patrocinadores. Detrás de esta carrera están los intereses de las grandes multinacionales que patrocinan el evento, y que pagan millones de euros para que el logotipo de su marca dé la vuelta al mundo.

Y es que el despliegue de medios es espectacular. Unos 350 periodistas hacen el seguimiento del rally. Más de 75 cadenas retransmiten alrededor de 600 horas de programación en 180 países. Más de 150 millones de telespectadores verán el Dakar en Europa a través de 29 cadenas de TV. Además hay que añadir el seguimiento de la prueba por Internet, teléfonos móviles, etc.

Paralela a la carrera de coches y motos se desarrolla la del Dakar Solidario, que invierte una insignificante parte de sus beneficios en construir hospitales y repartir medicinas entre las personas a las que tanto perjudica con su prueba. De esta forma se ganan el visto bueno de la opinión pública internacional y limpian tanto su imagen como su conciencia.

Además de las muertes, el rally ha destrozado cultivos, pozos subterráneos que se han hundido bajo el peso de los vehículos y se han atropellado animales que en ocasiones eran el único medio de vida de una familia. También hay que mencionar la contaminación y la basura que genera esta gran caravana: se consumen 1,5 toneladas de comida y 12.000 botellas de agua diarias.

Aún así hay gobiernos africanos que apoyan su realización. El presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, se siente orgulloso de que el rally lleve el nombre de la capital de su país. Según él, “no hay que parar el rally porque haya un accidente. El mundo entero sigue este evento”. Un reto para los que parten. Un sueño para los que se quedan. Una pesadilla para los inocentes que lo sufren.


Juan Luis Gaona
Periodista

Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias  (CCS), España.

 ccs@solidarios.org.es

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https://www.alainet.org/es/articulo/118868

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