IIRSA: Nuevas rutas del saqueo

21/07/2003
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¿Usted ya escuchó hablar del IIRSA? ¿No? El objetivo de este pequeño artículo es llamar la atención sobre este proyecto de Integración de la Infraestructura Regional en América del Sur (IIRSA). No vamos aquí a profundizar su análisis, pues informaciones actualizadas no están disponibles. La intención es destacar que necesitamos estar atentos y conocer lo que está siendo discutido por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo para el Desarrollo de la Cuenca del Río de la Plata (FONPLATA), en el contexto de América del Sur. A primera vista el proyecto espanta, pues deja claro que profundizará todavía más el saqueo de las riquezas naturales de nuestro continente y centrará los recursos para inversión en el capital privado. ¿Qué es y cómo nació el IIRSA? IIRSA quiere decir Integración de la Infraestructura Regional en América del Sur y viene siendo discutida desde 2000 a partir de la Cumbre de Presidentes de América del Sur realizada en Brasilia, entre el 30 de agosto y el 1 de septiembre de 2000, por invitación del entonces presidente Fernando Henrique Cardoso. Se trata de un megaproyecto centrado esencialmente en los sectores del transporte, energía y telecomunicaciones que pretende crear grandes canales multimodales construyendo e interconectando la utilización de vías fluviales, carreteras, aeropuertos y puertos. Son llamados multimodales exactamente porque abastecen múltiples "modos" de transporte. Se trata de un proyecto de infraestructura orientado al desarrollo de canales de exportación de los recursos naturales de América del Sur hacia fuera. ¿Cómo se interrelaciona el IIRSA con otros proyectos de integración en el continente? El Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA) busca esencialmente liberalizar el comercio y la inversión e, inversamente, proteger la tecnología y el conocimiento científico (y es bueno leer "liberalizar" como dar plena libertad al capital privado, privatizar y concentrar poder en las corporaciones transnacionales). Más allá del ALCA estamos hoy identificando en el continente varios proyectos llamados como libre comercio. La mayor parte son tratados firmados por los Estados Unidos con otros países del continente americano, sea individualmente, como el tratado entre Estados Unidos y Chile, sea con un bloque subregional, como el Tratado de Libre Comercio que está en negociación actualmente con América Central, y otro con los países que componen el Pacto Andino. El ALCA y los otros tratados de libre comercio son de facto estrategias continentales de los Estados Unidos para controlar el comercio y la inversión de todas las Américas. En el plano subcontinental existen otros proyectos. Es el caso del Plan Puebla-Panamá, localizado entre México y la América Central, que apunta esencialmente a la construcción e interconexión de la infraestructura vial y fluvial de aquella región, además de abarcar el sector energético, de telecomunicaciones y de turismo. Otro proyecto, que se inserta en el ámbito subcontinental, es la construcción de un nuevo Canal de Panamá en la frontera con Colombia: el canal interoceánico Atrato-Truandó (opción del Estado colombiano) y/o Atrato-Cacarica-San Miguel (opción propuesta y preferida por Estados Unidos). Ese nuevo canal es el hilo de enlace entre el Plan Puebla-Panamá (PPP) y el IIRSA, en tanto permite el enlace geográfico entre América Central y América del Sur, independiente del antiguo Canal de Panamá, hoy bajo control de China. En una declaración hecha en 2003 en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas (ONU), titulada "Amenazas sobre los derechos fundamentales de los pueblos indígenas de Colombia" ( http://www.cetim.ch/2003/03ec15r4.htm ), la Asociación Americana de Juristas denuncia que esos proyectos han efectuado violaciones de derechos humanos en Colombia. Cita al IIRSA como una amenaza que las poblaciones indígenas, principalmente los Achagua, pierdan su territorio en una de las pocas áreas en Colombia donde el gran latifundio no domina. ¿A quién le interesa el IIRSA? El IIRSA interesa a los grandes grupos económicos, sobretodo a los estadounidenses, que van a lucrar mucho en la construcción e implementación de ese proyecto. Es el caso de la telefonía, de las empresas de energía, de las constructoras, etc. Interesa a los bancos multilaterales, que continuarán garantizando préstamos con altas tasas de interés y asegurando su retorno financiero. Interesa a las elites locales, que continuaran vendiendo el patrimonio de sus naciones, como su territorio, las reservas de agua, la posibilidad de desarrollar tecnología propia avanzada, etc. ¿Quién pierde con el IIRSA? Pierde la población nativa de América del Sur, los pueblos indígenas. Pierden también los agricultores, que serán forzados a entregar sus tierras para abrir camino a los megaproyectos. Pierden los 12 países de América del Sur, que tendrán sus territorios cortados por grandes carreteras y vías férreas para la evaluación de sus riquezas. Pierde el medio ambiente, por el impacto que esos proyectos van a provocar. Vale la pena recordar que América del Sur posee grandes reservas de petróleo -Ecuador, Venezuela, (5º mayor exportador del mundo), Brasil, Bolivia (gas); toda la región amazónica (biodiversidad y el bien que será el más preciado de todos en el futuro: el agua). ¿Qué proyecto estratégico de desarrollo está presente en el IIRSA? La estrategia central es colocar a las transnacionales como principal actor económico al control de los recursos naturales del continente latinoamericano. Y la fuerza política que será hegemónica no podrá ser otra que el gobierno del país más fuerte y rico de las Américas, Estados Unidos. La necesidad de que se invierta en la infraestructura en América del Sur no es resuelta por ese tipo de proyecto. Al criticar el IIRSA no estamos diciendo que no es necesario construir carreteras, vías férreas, vías fluviales, puertos y aeropuertos, o invertir en el sector eléctrico y en las telecomunicaciones. Lo que no se puede aceptar es que los proyectos en negociación o en marcha, el PPP, la construcción del nuevo Canal de Panamá y el IIRSA sirvan solamente para garantizar la construcción de nuevas rutas para el saqueo en nuestro continente. Es necesario que cualquier proyecto de desarrollo considere los derechos de las poblaciones indígenas, campesinas y afrodescendientes, así como la conservación de las selvas, de los ríos, de la biodiversidad. Es necesario conservar en las manos de esos pueblos y naciones el control sobre sus propios recursos naturales. Ellos son un patrimonio común, no pueden ser tratados como meras mercancías a ser explotadas mirando solamente el lucro y la concentración de riquezas materiales en las manos de un número cada vez menor de beneficiarios. Y el desarrollo tiene que ser concebido más allá del simple avance técnico y del crecimiento económico: la razón de ser de toda actividad económica debe ser el desarrollo humano y social, es para él que deben servir la tecnología y la producción de riquezas. En este momento, el gobierno Lula ha anunciado en los foros internacionales su intención de trabajar concretamente en favor de la integración del continente sudamericano. El movimiento social brasileño debe llevar al nuevo gobierno brasileño su esperanza de que el se empeñe en la inversión de las prioridades del IIRSA, desarrollando un proyecto de integración de la infraestructura de América del Sur orientado a fortalecer los intercambios intraregionales e intracontinentales, respetando la soberanía de cada país y pueblo del continente; un proyecto basado en la sustentabilidad y en la participación democrática de aquellos que, directa o indirectamente, serán afectados por sus decisiones. Para mayores informes consultar el sitio: http://www.iirsa.org * Sandra Quintela, socioeconomista brasileña, es integrante del Instituto Políticas Alternativas para el Cono Sur.
https://www.alainet.org/es/articulo/109223

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