La visión indígena del Desarrollo Sustentable

20/02/2003
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Intervención en la Mesa Redonda: Los Pueblos Indígenas y el Desarrollo Sustentable. En el marco del XXV Aniversario del Consejo de Gobernadores del FIDA. Roma, Italia: 20/II/03 Participo en esta Mesa Redonda en mi carácter de miembro del Foro Permanente para Pueblos Indígenas (FP) del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y en mi calidad de Presidente del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FI), organismo internacional creado en la Segunda Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno (Madrid, 1992). Es un honor, para un mexicano de raíz mesoamericana, compartir con ustedes algunas preocupaciones en torno a la "visión indígena" del desarrollo sustentable. Mi gratitud a los altos mandos del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) que hacen posible mi estancia en Roma. Un cuarto de siglo de vida intensa de su institución exige realizar un balance, una revisión de las principales lecciones aprendidas y los desafíos más relevantes en su agenda próxima. a) El entorno de las grandes voces La voz de los Jefes de las naciones indígenas y las declaraciones de los Jefes de Estado y de Gobierno nos han alertado sobre la alarmante situación que vive el planeta. Quiero empezar mi exposición recordando las palabras del Jefe Oren Lyons. En 1997, cuando los pueblos indígenas del mundo conmemoramos 20 años de trabajo en el sistema de las Naciones Unidas, el Jefe Oren presentó la siguiente reflexión que se ha convertido en un legado para la humanidad. Estas fueron sus palabras: "Venimos aquí en busca de justicia. Venimos aquí para pedir al mundo entero que apoye nuestros esfuerzos para buscar soluciones equitativas a la discriminación y el racismo en contra de los Pueblos y Naciones Indígenas. Venimos aquí para hablar en nombre del mundo natural. Hablamos en nombre de los árboles que hunden sus raíces en la tierra, incapaces de escapar de la moto sierra. De todas partes, recibimos noticias alarmantes sobre los peces, la fauna, la flora y las aves, contaminados, enfermos y en vías de desaparición. Y hoy, seguimos hablando en su nombre. Hoy, están más en peligro que nunca y, si cabe, sus condiciones son peores. En este tiempo que corre, la humanidad debe trabajar codo con codo, no sólo para sobrevivir, sino para conseguir una calidad de vida basada en valores universales que protejan el delicado entretejido de la vida que nos protege a todos. La biodiversidad es un concepto técnico que hace referencia a esta intrincada red de la vida que nos sostiene a todos. Los Pueblos indígenas tienen algo que aportar a la supervivencia. Tenemos objetivos y responsabilidades comunes. Ustedes, los líderes de las Naciones Unidas, la gran esperanza de los seres humanos del mundo, deberían estar luchando por la paz con nosotros, no contra nosotros. Mientras sigan haciendo guerra a la Madre Tierra, nunca podrá haber paz". En mis recorridos por los pueblos mayas del Sur de México, he conocido y escuchado esta cosmovisión indígena. Recuerdo la voz y pensamiento de un anciano tzeltal: "Queremos decirle al mundo que para nosotros cada parte de nuestra tierra, nuestras costumbres y tradiciones, son sagradas en la memoria de cada uno de nuestros pueblos. Nadie es dueño del aire que respiramos, nadie es propietario del agua que corre por los valles, nadie es amo del sol que nos alumbra, todo es obra de la naturaleza para nuestra supervivencia y de toda la humanidad". "Nos dicen nuestros ancestros que la tierra representa más que nuestros padres, porque en ella sembramos la milpa, nos han enseñado que el agua es la sangre de la tierra. Los ancianos y principales saben que el agua, la vegetación, los animales y los dueños de los pueblos son hijos del cosmos, tienen cuerpo y sangre como cualquier ser vivo, por ello lo respetan y adoran". Estas voces profundas nos recuerdan el legado del Jefe Seattle, quien en 1854 respondió con las siguientes palabras al mandatario norteamericano, quien pretendía comprar sus tierras tribales: "Las flores que aroman el aire son nuestras hermanas. El venado, el caballo y el águila son también nuestros hermanos. Los desfiladeros, los pastizales húmedos, el calor del cuerpo del caballo o del nuestro, forman un todo único. Si todos los animales fueran exterminados, el hombre también perecería en una enorme soledad espiritual. El destino de los animales es el mismo que el de los hombres. Cada elemento de este territorio es sagrado. Nosotros somos parte de la tierra y la tierra es parte de nosotros. La tierra es nuestra madre. Lo que la tierra padezca será padecido por sus hijos. Sigan infectando sus lechos y un día despertarán ahogados entre sus propios desperdicios. Si seguimos como vamos, acabaremos con el planeta, pero antes, acabaremos con nosotros mismos". Estas son algunas de las principales voces de los Jefes de las Naciones Indígenas. Veamos los planteamientos y declaraciones de los Jefes de Estado y de Gobierno, los líderes del mundo que han plasmado sus principales preocupaciones en la Declaración del Milenio. Esto nos dicen en torno al desarrollo sostenible: "Es necesario actuar con prudencia en la gestión y ordenación de todas las especies vivas y todos los recursos naturales, conforme a los preceptos del desarrollo sostenible. Sólo así podremos conservar y transmitir a nuestros descendientes las inconmensurables riquezas que nos brinda la naturaleza. Es preciso modificar las actuales pautas insostenibles de producción y consumo en interés de nuestro bienestar futuro y en el de nuestros descendientes. No debemos escatimar esfuerzos por liberar a toda la humanidad, de la amenaza de vivir en un planeta, irremediablemente dañado por las actividades del hombre. Convenimos intensificar nuestros esfuerzos colectivos en pro de la ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible. No escatimaremos esfuerzos en la lucha por el desarrollo de todos los pueblos del mundo, en la lucha contra la injusticia y la desigualdad, en la lucha contra la degradación y la destrucción de nuestro planeta" (Declaración del Milenio). Las primeras ideas han sido la fuente de inspiración de lo que consideramos la "visión indígena" del desarrollo sustentable. Enuncia los ejes de la cosmovisión, la importancia de la cultura y resalta la dimensión de la espiritualidad indígena. Desde mi modesto conocimiento, tanto de México como de América Latina, presento a ustedes lo que considero las principales lecciones del FIDA y sus aportaciones relevantes. Mis opiniones se basan en el análisis del documento temático preparado por el FIDA titulado: Poblaciones Indígenas y Desarrollo Sostenible, la revisión del Programa Regional de Apoyo a los Pueblos Indígenas de la Cuenca del Amazonas (una de las regiones con más riqueza de biodiversidad y el mayor pulmón del planeta) y del Proyecto de Desarrollo de las Comunidades Mayas de la Península de Yucatán (México). b) Las lecciones y experiencias de acción del FIDA/PRAIA La evidencia en campo indica que una de las claves del éxito en el trabajo del FIDA/PRAIA, es considerar a los pueblos indígenas como aliados, socios y sujetos principales del proceso de autodesarrollo sustentable. Los principios básicos de establecer alianza, confianza y respeto, han permitido una relación duradera de mutuo respeto y complementariedad de acciones. Pero sobre todo, los hallazgos indican que el mayor impacto de vinculación se ha basado en la correspondencia entre la agenda institucional y los temas prioritarios de los pueblos indígenas de la región. Veamos algunos ejemplos: El territorio, la tierra y los recursos naturales Ningún pueblo del mundo puede alcanzar un desarrollo sustentable si no tiene control colectivo sobre su territorio, la tierra y los recursos estratégicos. El territorio que ocupan los pueblos indígenas es el fundamento para su desarrollo, puesto que es la principal fuente de sustento, tanto espiritual como material para las generaciones presentes y futuras. Sin la garantía territorial no puede haber desarrollo sustentable a corto, mediano ni a largo plazo. La supervivencia de los pueblos indígenas depende de su capacidad de planificar, administrar y aprovechar el uso de los recursos que se encuentran en su territorio. El presente y futuro económico de los pueblos indígenas continuará fuertemente vinculado a su acceso a la tierra, bosques, animales, agua y recursos minerales, en un territorio suficiente para realizar las actividades de subsistencia y las orientadas al mercado. Por esta razón, una aspiración fundamental de los pueblos indígenas ha sido y continúa siendo, obtener el reconocimiento legal de sus territorios ancestrales. Respecto al tema crucial de la tierra y el territorio, las lecciones del FIDA en general y las de PRAIA en particular, enfatizan en la importancia del diálogo sobre los derechos de los pueblos indígenas, la demarcación de territorios y su reconocimiento jurídico, la lucha por la defensa de los derechos a la tierra y en la promoción de la participación de hombres y mujeres en la reivindicación de los derechos territoriales. No pueden ni deben abordarse los temas de la biodiversidad, prácticas agrícolas y forestales, ordenación de recursos naturales, planes de manejo, servicios medio ambientales (retención de carbono, protección de cuencas hídricas, diversidad biológica, etcétera), la conservación de suelos y aguas; sin antes atender los temas cruciales del territorio, la tierra y los recursos naturales. Sin estas condiciones previas, las posibilidades de impacto serán mínimas o insignificantes. Un hermano amazónico lo sintetiza de la siguiente manera: "Primero es el resguardo, la titulación del territorio es lo que da la cohesión, la razón para trabajar juntos; luego vienen los temas de funcionamiento de este espacio y de las iniciativas propias". El mejoramiento económico de los pueblos indígenas no puede concebirse sin la protección de los derechos de la tierra y los recursos. Los derechos a la tierra necesitan incluir el reconocimiento de la relación espiritual que los pueblos indígenas tienen con sus territorios ancestrales. Y la base económica que la tierra proporciona tiene que estar acompañada con el reconocimiento de las instituciones políticas y jurídicas, tradiciones culturales y organizaciones sociales propias. La tierra y la cultura, el desarrollo, los valores espirituales y el conocimiento están íntimamente relacionados. No considerar un aspecto, implica no reconocer ninguno (M. Robinson). La cultura y la cosmovisión indígena Una segunda lección del aprendizaje del FIDA/ RAIA, es comprender la espiritualidad y cosmovisión de los pueblos indígenas. El carácter sagrado de la tierra y su relación con los ejes cósmicos, nos llevan a valorar la importancia de la cultura de los pueblos. Los pueblos indígenas se caracterizan por tener una cultura propia, una lengua y sistemas propios de salud, educación, vivienda y tecnología. Trabajar con ellos significa potenciar estos elementos y no necesariamente substituirlos por otra educación, otra salud, otra lengua y otra vivienda. Los proyectos exitosos son profundamente culturales (educación bilingüe, etnoturismo, interculturalidad). Lo específico del mundo de los pueblos indígenas es la cultura. Para tener éxito en el futuro próximo, hay que invertir en los procesos culturales de los pueblos ancestrales. Es altamente recomendable promover el desarrollo de iniciativas económicas con una fuerte matriz cultural. Lo cultural es aún muy poco comprendido en el contexto del desarrollo. Amartya Sen (Premio Nobel de Economía) reconoce que las grandes instituciones de apoyo al desarrollo aún no han encontrado la manera más adecuada de incorporar la cultura a la dimensión del desarrollo económico. La experiencia de los pueblos indígenas de América Latina, ha demostrado que la cultura indígena puede generar ingresos y ser rentable en el campo económico. Muchos fracasos y desastres en el desarrollo se deben a un reconocimiento insuficiente de las complejidades del mundo indígena. En el terreno sociocultural es en donde se encuentra la especificidad del desarrollo indígena.. El fortalecimiento y la recuperación del pueblo-comunidad Recuperar y conservar tierra y territorio, significa recuperar identidad comunitaria. La identidad colectiva nos lleva a fortalecer al pueblo: "Aquí nacieron y vivieron los padres de nuestros padres y aquí queremos que vivan los hijos de nuestros hijos, rescatando los saberes ancestrales y combinándolos con los saberes de los nuevos tiempos". Este tema nos lleva el reconocimiento del derecho de los pueblos indígenas a ser "Pueblos". El pueblo sigue siendo el espacio en donde se conjugan la lengua, la cultura, el territorio, la costumbre, el trabajo, la justicia y la religión, como los principales componentes de la identidad comunitaria. El pueblo es mucho más que un refugio aislado, es la base social de la reproducción comunitaria. Es el bastión principal de la identidad política, es cuna y tumba de las principales reivindicaciones. El apoyo en "procesos" en vez de "proyectos" La experiencia ha mostrado que las posibilidades de un mayor éxito dependen del impulso de programas integrales en vez de proyectos pequeños y aislados, en los cuales se aborden temas indígenas con una visión integral, sin excluir ningún eje de acción. Los procesos son de más larga duración, con tiempos "largos" que permiten generar un verdadero autodesarrollo indígena. Las Reuniones Interagenciales de Cooperación Hace diez años se formó el Grupo Interagencial, a partir del interés de algunas agencias de cooperación internacional, orientadas en colaborar con las iniciativas de los pueblos indígenas. El propósito fundamental era y es, compartir y buscar espacios de complementariedad en el marco de actividades de cada institución. Años de dispersión, duplicidad, descoordinación y, frecuentemente, competencias y disputas en áreas de acción, llegaron al grado de generar conflictos y divisiones en el interior de las comunidades indígenas. El FIDA/PRAIA y el Fondo Indígena (FI) han jugado un papel de liderazgo en la convocatoria de agencias, instituciones gubernamentales y, sobre todo, garantizando la participación de los pueblos y organizaciones indígenas. En este año se realizará la V Misión Interagencial, en ella, tanto PRAIA como FI y FIDA tienen la responsabilidad institucional de organizar el evento. c) Mirando el futuro: la agenda pendiente del FIDA Planteo algunos de los temas a debate, aspectos insuficientemente tratados, posibles áreas emergentes para ser abordados: – Promover una Directriz Operativa específica para orientar el trabajo con los pueblos indígenas del mundo. – Sistematizar el balance de la Cooperación Internacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina. – Co participar en la elaboración del estudio sobre el Estado del Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y precisar los indicadores de Desarrollo Indígena. – Incorporar a consultores y expertos indígenas en las actividades estratégicas del FIDA. – Facilitar el proceso de la participación de los pueblos y organizaciones indígenas en el diálogo entre las agencias de cooperación y las instituciones gubernamentales. – Fortalecer el área de trabajo de La prevención de conflictos y la consolidación de la paz. – El derecho de autonomía y libre determinación de los pueblos indígenas del mundo en el marco de la soberanía de los Estados Nacionales. – El derecho y protección de la propiedad intelectual de los pueblos indígenas del mundo. La importancia de establecer procesos que documenten los sistemas indígenas de conocimientos en materia de ordenación y manejo de los recursos naturales (FIDA/UNESCO/OMPI). – El saber, el conocimiento y la sabiduría de los pueblos indígenas, es un tema impostergable. – En las agencias de cooperación internacional hay tensión entre dos tendencias institucionales para abordar el tema indígena: a) las que privilegian la especificidad indígena con políticas de pluralidad (AECI, FIDA, BID, BM. PNUD, UNESCO) y b) los organismos que atienden la demanda indígena con la estrategia global de la lucha contra la pobreza. Deseamos que la tendencia dominante sea el diseño de nuevas directrices operativas de las agencias de cooperación internacional en el campo del desarrollo indígena. – No existe suficiente información de los montos financieros invertidos por las agencias de cooperación internacional, lo que dificulta hacer una verdadera evaluación del impacto (negativo o positivo) de acción en las regiones indígenas del mundo. – Será interesante alguna vez poder comparar el presupuesto global de las Naciones Unidas y el porcentaje que destina para los pueblos indígenas del mundo. Su equiparación con el presupuesto destinado al combate del terrorismo, adquisición de armamentos o a la investigación nuclear, será dramáticamente ofensiva. d) El clamor de la tierra exige paz Termino mi intervención con una reflexión sobre un tema de preocupación mundial. El día de ayer, en la inauguración del evento del 25 Aniversario del FIDA, Koffi Annan, Secretario General de la ONU, Lennart Bage, Presidente del FIDA y el Secretario de Estado de la Santa Sede del Vaticano, manifestaron su alta preocupación por la amenaza de la guerra y coincidieron en fortalecer la paz universal. Por mi parte, aprovecho esta intervención para reiterar al mundo, que los pueblos indígenas no somos amantes de la guerra. Los pueblos indígenas hemos heredado de nuestros ancestros ser guardianes del principio universal de la paz, la concordia, la justicia y la dignidad entre todos los pueblos de la tierra. Hagamos sonar el tambor de la paz en todos los continentes del mundo, formemos el círculo espiritual de la unidad mundial para detener el paso de la guerra. El desarrollo sustentable es incompatible con la guerra. Si la humanidad no la detiene, la estela de destrucción que deje a su paso por la batalla de los imperios mundiales, desgarrará al planeta, causándole terribles heridas que jamás volverán a cerrarse. Cuando llegue la venganza de la naturaleza será demasiado tarde para arrepentirnos. La tierra clama paz. La naturaleza pide a gritos parar su destrucción. Los mares exigen no desafiar su bravura. Para la humanidad siempre será mejor escuchar el canto de los pájaros que el trueno de los tambores de la guerra. Nuestros hijos, nuestras futuras generaciones, nuestra Madre Tierra, nuestro futuro común, merecen una oportunidad para la paz mundial.
https://www.alainet.org/es/articulo/107029
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