Juventud de oro, juventud de paz

17/02/2014
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El pasado 12 de febrero de 2014 el pueblo de Venezuela celebró el bicentenario de la Batalla de la Victoria, gesta histórica en la que José Feliz Ribas el “Vencedor de los Tiranos” –como lo calificara el Libertador- resistió la embestida de las tropas realistas bajo el mando de Francisco Tomás Morales (cuyo ejercito le superaba en número de infantería, caballería y artillería). La presencia de jóvenes estudiantes de colegios y seminarios en el ejército independentista, que batallaron y vencieron heroicamente, fue reconocida al decretarse el 12 de febrero el Día de la Juventud.
 
Esta celebración no es casual; como tampoco lo son los recientes hechos de violencia de calle generados por las filas fascistas de la oposición venezolana, que ha tenido como punta de lanza a sus sectores estudiantiles.
 
Desde el comienzo de la Revolución Bolivariana, el Comandante Chávez afirmaba en El Libro Azul que: Nuestros pueblos se han ido alejando cada vez más de sus raíces históricas, allí donde seguramente se encuentran las claves para descifrar el terrible enigma que nos mantiene en un ir y venir por el abismo de la historia
 
La construcción de una firme raíz histórica se hacía necesaria para fundar un sentido común que permitiera lanzar hacia el futuro la lucha revolucionaria. El Comandante Chávez logró crear, con la simbología de sus discursos y los argumentos políticos en los que se sostenían, un metarrelato fundante que hizo posible cohesionar los diversos actores bajo un mismo sentido histórico común.
 
Así, con el nombre de Era Bicentenaria, se inaugura una época en la que la historia patria de luchas y victorias comunes de hace 200 años funge como analogía para abrir espacios de discusión y acción políticas. La celebración de la Batalla de la Victoria se enmarca dentro de esta construcción simbólico-política.
 
La juventud de oro -como le gustaba decir al Comandante- ha recobrado los cimientos históricos que dan forma y contenido a su conciencia rebelde y transformadora. La marcha pacífica del pasado 14 de febrero que conmemoró los 200 años de la gesta heroica de la Victoria, ha dado muestras de la fortaleza participativa de las capas más jóvenes del pueblo venezolano y de su decisión de seguir construyendo la patria socialista.
 
Por su parte, los sectores jóvenes de la oposición venezolana han caído en la completa alienación de sus conciencias prácticas, sirviendo (consciente e inconscientemente) a los intereses desestabilizadores de las burguesías nacionales y sus aliados imperiales. Organizaciones como Javu que vienen trabajando desde hace años con estos sectores, y más recientemente partidos como Voluntad Popular (cuyo dirigente es Leopoldo López), lograron crear verdaderos títeres para generar violencia de calle.  
 
Los hechos de violencia que estos sectores producen sirven para disparar, primero, la manipulación ideológica de la opinión pública. Con ello, se pretende incidir en el curso de la vida pública del país con choques de intimidación desinformativa que debilitan la capacidad de respuesta de las fuerzas revolucionaria, a la vez que preparan el terreno para la justificación de las acciones golpistas de la oposición nacional y de injerencia internacional.
 
En segundo lugar, dichos hechos permiten crear condiciones de desestabilización política que comprometen la vida misma de la población. Con ello, se abren espacios para el debilitamiento democrático de las instituciones del Estado, buscando acorralar y encausar las acciones de éste para llevarlo al terreno de la violencia fuera del campo político.
 
Las recientes declaraciones en cadena nacional del presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, dan muestra de la solidez y cohesión que tiene la Revolución Bolivariana, así como de la estrategia política legítima, constitucional y pacífica para salirle al paso al golpe de estado que se está gestando en el país. Tal y como lo ha denominado la periodista argentina Stella Calloni, estamos bajo una guerra de baja intensidad, una guerra permanente que ataca todos los frentes posibles utilizando tácticas que quedan ocultas para el horizonte de la vida cotidiana, que no se perciben inmediatamente, pero que horadan las bases de los movimientos de liberación latinoamericanos y los gobiernos progresistas de la región.
 
Para nuestra juventud de oro esto significa hacer presencia en dos frentes de batalla. Primero, tomar las calles y los espacios públicos clave con acciones de paz, cultura, deporte, diálogo, convivencia y buen vivir. Con esto, se apoyan las decisiones del gobierno nacional y se les brinda el respaldo necesario para una dinámica de eficiencia y justicia. Segundo, no descuidar la batalla comunicacional que se decide en buena parte por las llamadas redes sociales, pero también en los medios de comunicación convencionales (radio y tv); la verdad debe ser dicha en todos los espacios de comunicación (nacionales e internacionales) para generar redes de información y de estabilidad en la percepción de los hechos políticos de la vida venezolana.
 
En el año de la juventud, se alza nuevamente la voz del Vencedor de los Tiranos: “Ni aún podemos optar entre vencer o morir: ¡necesario es vencer!”.
 
Independencia y Patria Socialista.
Viviremos y Venceremos.
 
Roger Landa
Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad. Cap. Venezuela.
 
 
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