Breves crónicas anti literarias [I]

Fidel: Gladiador invicto

04/01/2012
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Nació curioso y con Sol propio el 13 de agosto de 1926. Desde niño le gustaban las naranjas y también leer mucho y cuidar a su hermanito Raúl. Siendo adolescente comenzó a leer historia, en particular la de su país: Cuba. José Martí le habló al oído y dos décadas después, frente a los jueces y militares que lo habían encarcelado por el asalto al Moncada, pronunció estas palabras: "El responsable de esto es José Martí". Y aquellos, muy hábiles y astutos, ordenaron de inmediato que fueran a buscar a Martí, quien dicho sea de paso ya tenía muchas décadas de estar echando margaritas. Logró su libertad gracias a su estupenda memoria, donde estaba archivada una pieza exquisita y visionaria: La historia me absolverá. En 1959 entró triunfante en La Habana y luego dio un memorable discurso custodiado por dos blancas palomas que se posaron una en cada hombro como dos ángeles de la guarda. Permanecieron, las palomas, de principio a fin, maravilladas con aquellas palabras que les hacían palpitar el corazón.
 
Cuba era hasta entonces el resultado de la infamia a la cual había sido sometida por un personaje adorado por los Estados Unidos: el perverso e ignominioso Fulgencio Batista. Pero Fidel y sus compañeros y compañeras llegaron para redimir a aquel pueblo donde 98 de cada 100 habitantes eran analfabetas y vivían en la pobreza. Pero antes del triunfo de la Revolución, alguien pudo haberle negado a la humanidad el surgimiento de esta figura universal: el Capitán Pedro Sarría, un hombre negro ascendiente de africanos, quien al ver que sus soldados estaban a punto de disparar a Fidel a quemarropa, les ordenó bajar las armas y acto seguido nos donó esta bella frase: "Las ideas no se matan". Que lindo esto, ¿verdad?
 
Desde el momento en que triunfan y Fidel se pone al mando de la Revolución, los Estados Unidos comienzan sus maniobras para matarlo. Como no pueden lograrlo con varios planes macabros, optan por otro plan también macabro: el embargo económico de 1962 con el que el Imperio ordena a todos los países del mundo a no darle a Cuba ni siquiera una aspirina so pena de someterlos a crueles castigos (tal sigue siendo su costumbre). Ese embargo lleva ya casi 50 años y el pueblo cubano está de pie. Ni los países de Europa ni los Estados Unidos resistirían ni siquiera dos años con un embargo similar.
 
Aquel año, 1962, se realizó el Mundial de Futbol en Chile y el escritor uruguayo Eduardo Galeano recoge un dato impresionante en su hermoso libro El futbol a sol y sombra: Mientras se realiza el Mundial, "fuentes bien informadas de Miami anuncian la inminente caída de Fidel Castro en cuestión de horas". Y en los sucesivos mundiales de 1966, 1970, 1974, 1978 y 1982, esas fuentes bien informadas de Miami seguían anunciando la inminente caída de Fidel Castro en cuestión de días, ya no de horas.
 
Algunas cuantas gentes que se cuentan con la mano de un tiburón dicen que los "pobres cubanos están jodidos porque no pueden pedirse un menú BigMac o un Campero a domicilio mientras miran el futbol en la tele y chatean en el Facebook desde sus Blackberry". ¡Vaya visión tan conmovedora y cristiana de amor al prójimo!
 
La Cuba revolucionaria no está sometida a los dictados del consumismo. Cuba tiene los mejores índices de nutrición, el analfabetismo está derrotado, la educación y la salud son gratuitas, sus avances científicos, a pesar del infame bloqueo, son incuestionables. Cuba está dentro de los países con mejor índice de desarrollo humano mundial. Gradúa a la mayor cantidad de profesionales al año y sus médicos y maestros están en misiones en todo el mundo ayudando a los más pobres sin cobrar un solo centavo. Cuba está dentro de los cinco países del mundo con más medallas conseguidas en competiciones olímpicas y panamericanas. ¿Le servimos algo más? ¿Algunas papitas adicionales?
 
A Fidel Castro nunca le ha interesado el dinero, no tiene riquezas acumuladas porque todo se lo da la Revolución y él mismo ha dado al pueblo las regalías por las ventas de sus libros. Es un hombre austero, honesto, justo. Un gran caballero, trabajador incansable, muy tierno con la niñez, incorruptible y humilde, aunque esto no se crea. Por eso lo admiran tanto los Estados Unidos. En secreto, Kennedy lo admiraba; Carter lo admiraba; incluso esas bestias salvajes conocidas como Reagan y Bush también lo admiraban y decían que "Castro tiene ideales sólidos, no se deja sobornar y por eso lo quiere su pueblo y se hace difícil vencerlo". Clinton también lo admira y lee con avidez las Reflexiones. Pero como los gringos también son especialistas en la hipocresía, aquí está que lo van a reconocer públicamente. Y eso que hasta 2006 habían intentado, los gringos, matar a Fidel la cómoda cantidad de 638 veces. Una nada comparada con el precio de pasar horas en el Facebook desde nuestras Blackberry.
 
Pero es que Fidel...
 
Sí, Fidel está ya en el futuro de los siglos como el Gladiador que se enfrentó a un Imperio más poderoso que el Romano y salió invicto. ¡Aleluya, demos gracias a este Señor!
 
Guatemala, enero 3 de 2012.
 
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