Los más honrados y los más capaces

18/10/2011
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A mi sobrino Roberto Alfonso,
quien cumple años mañana 20 de octubre
 
Quien terminó de afianzar mi admiración por el presidente Jacobo Árbenz Guzmán fue el italo-estadounidense Piero Gleijeses con La esperanza rota: La revolución guatemalteca y los Estados Unidos, 1944-1954. Este libro lo comencé a leer un jueves a las nueve de la noche y lo terminé a las seis de la mañana del viernes. Demasiado tiempo para apenas 619 páginas, pero a ratos tuve que detenerme a llorar, porque el estilo narrativo de Gleijeses es tan sencillo y limpio que más que letras uno va viendo a los personajes y las escenas como si se tratara de una película. Esa fluidez narrativa tan asombrosa me permitió también descubrir a un intelectual honesto y justo. Porque muchos autores, al escribir sobre acontecimientos históricos, no logran separar el corazón de la cabeza y terminan impregnando sus escritos con sus propias emociones y perspectivas ideológicas. Piero Gleijeses no es de esos. Al final de La esperanza rota sí deja ir un poco de ternura hacia Árbenz, pero es el resultado quizás del efecto que causa la lectura de más de seis mil documentos que dejan la perspectiva clara sobre la vida y actos de un hombre que quiso hacer de Guatemala un país desarrollado, económicamente independiente y realmente libre y soberano.
 
Hace una década y media estuve en Escuintla acompañando a un compañero que fue a dar una charla sobre economía a un grupo de campesinos. Y mi sorpresa fue encontrarme con un hombre muy viejo que me preguntó si yo sabía algo del "presidente Árbenenz" (así lo dijo: Árbenenz). Le respondí con cierta fantasía que el presidente Árbenz había muerto de tristeza y soledad hacía muchos años allá en México. Y el hombre viejo lloró y dijo: "No es justo que mueran los hombres buenos". Árbenz estaba allí, vivo y radiante, en el corazón y en la memoria de aquel hombre muy viejo. Y aunque me digan que soy un maricón de mierda y un sentimentaloide pueblerino, confieso que yo también me puse a llorar viendo las lágrimas y el rostro descompuesto de aquel humilde campesino que pudo haber cambiado su vida si los Estados Unidos y los oligarcas y militares traidores de este país no nos hubieran arrebatado aquel proyecto revolucionario que nos habría evitado la calamidad de país que tenemos hoy.
 
Gracias a Piero Gleijeses descubrí que los mismos agentes de la CIA que operaban en Guatemala enviaban cables al Departamento de Estado reconociendo que las reformas del presidente Árbenz eran buenas y que iban a propiciar el desarrollo de Guatemala. ¡La misma CIA reconociendo a Árbenz como el reformista que desarrollaría a esta pequeña nación! Pero como ya se sabe que los gobiernos estadounidenses son obstinados, paranoicos y pendencieros, mandaron a preguntar a los agentes secretos de la CIA por el círculo de asesores cercanos al presidente Árbenz. Y entonces un agente escribe un cable donde dice que "ese es el problema, los comunistas que rodean al presidente. Sin embargo, son los más inteligentes, los más trabajadores, los más honrados y los más capaces". Sin dudas, se refería a Víctor Manuel Gutiérrez, José Manuel Fortuny y Alfonso Bauer Paiz, entre otros patriotas revolucionarios a quienes seguimos recordando siempre, pero especialmente cada 20 de octubre.
 
Guatemala, octubre 19 de 2011 
 
- Godo de Medeiros es Escritor. Guatemala, Centroamérica
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