En un clima de gran violencia, el domingo se realizan los comicios generales. Otto Pérez y Álvaro Colom encabezan los sondeos y se perfilan para el ballotage. La inseguridad, el tema clave de la campaña.

El próximo domingo 9 de septiembre cerca de seis millones de guatemaltecos podrán elegir a la fórmula presidencial que dirigirá los destinos del país por los próximos cuatro años, en reemplazo de la actual que encabeza Óscar Berger. También se designarán 158 diputados y 332 alcaldes. Se descuenta que la elección presidencial se definirá en segunda vuelta, el 4 de noviembre.

Las horas previas a los comicios están signadas por la intensa lucha para captar el voto de los indecisos, que representa casi el 30 por ciento del padrón. Aunque también la campaña continúa manchándose por la violencia que fue una constante en este proceso.

Este miércoles el Encuentro por Guatemala (EG), que propone a Rigoberta Menchú como candidata a presidenta, denunció dos nuevos crímenes relacionados con la campaña. El hecho ocurrió en el departamento de San Raymundo, a unos 30 kilómetros de la capital del país. Wenceslao Ayapan y Esmeralda Huyu, candidatos locales, fueron asesinados desde un vehículo mientras repartían propaganda.

Según Mirador Electoral (ME), ente que agrupa a distintas organizaciones civiles, de mayo a la fecha, se registran cerca de 50 víctimas entre candidatos, activistas y familiares de miembros de los distintos partidos políticos. No obstante, el presidente Berger sostiene que la campaña ha transcurrido “sin sobresaltos” y se niega a aceptar que sea la más violenta desde 1985.

Seguramente las declaraciones de Berger tienen que ver con la realidad de su período como presidente. Según cifras oficiales, durante su administración han sido asesinadas más de 17 mil personas. A diario se registra un promedio de 16 crímenes.

Estos niveles de violencia se relacionan con la proliferación de grupos clandestinos relacionados al crimen organizado y el narcotráfico. En diferentes zonas del interior del país, estas bandas parecen contar con un poder mayor que el del propio gobierno. Según algunos analistas, el crimen organizado tiene sus influencias en estas elecciones y por eso la campaña resulto tan violenta.

Esta situación de inseguridad generalizada que viven los guatemaltecos -independientemente de que haya elecciones o no- es la que ha posicionado el tema de la seguridad como el eje de las campañas electorales.

En este sentido, es que en los últimos sondeos se ha revertido la tendencia que posicionaba a Álvaro Colom -representante de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE)- como eventual ganador de la primera vuelta; y ha colocado en ese lugar al general retirado Otto Pérez Molina del Partido Patriota (PP). Este último centró su estrategia en el tema de la seguridad, de hecho su lema electoral es “Vota con mano dura”. A menos que ocurra una sorpresa, ambos se enfrentarán en el ballotage.

Pérez Molina representante de la derecha guatemalteca, es un ex militar retirado que se llama asimismo “general de la paz”, por su papel durante los acuerdos de paz de 1996 que pusieron fin a la guerra interna que duró 36 años. Sin embargo, sus antecedentes y sus propuestas no tienen demasiada relación con el significado de la palabra paz.

En su trayectoria, el general Pérez ocupó altos mandos en la Dirección de Inteligencia Militar, conocida como G2, entre el `91 y el `93 y en el Estado Mayor Presidencial (EMP) en el `93, una unidad encargada de prestar seguridad al presidente, aunque también se sospecha que funcionaba para espiar a los opositores. Estas dos unidades del ejército fueron acusadas de ordenar secuestros, torturas y asesinatos durante la guerra interna que finalizó en 1996.

En 1995, la revista neoyorquina “The Nation” publicó una lista de militares de Guatemala, a quienes se señalaba como informantes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), entre ellos se destacaba Pérez Molina. Claro está que el candidato rechaza todas estas acusaciones.

Más allá de sus antecedentes, las propuestas del “general de la paz” para reducir la violencia social, están claramente signadas de una carga violenta. Según Pérez, en los primeros seis meses de gobierno con mano dura, carácter y decisión y con el apoyo del Ejército terminará con la violencia. Uno de sus métodos promete ser la aplicación de la pena de muerte.

Por su parte, Colom que buscará la presidencia por tercera vez consecutiva, se presenta como hombre de centro izquierda y socialdemócrata. Ante la propuesta de mano dura por parte de Pérez, Colom promete una “mano solidaria” y asegura que la inseguridad se va a enfrentar “con inteligencia y no con más puñetazos”. Vale aclarar que para los analistas, esta diferencia de criterios respecto al tema, ha hecho inclinar la balanza a favor del candidato del PP, lo que demuestra la profunda preocupación que significa el tema para los guatemaltecos.

Otro de los temas sobresalientes de la campaña, fue la política exterior que cada aspirante encarará en caso de un triunfo. En este punto ambos postulantes parecen coincidir y, por lo tanto, no se esperan cambios significativos respecto a la línea que actualmente sigue la administración de Berger.

Ambos ven con muy buenos ojos el Tratado de Libre Comercio (TLC) que el país tiene firmado con Estados Unidos y esperan cosechar mejores frutos. En cuanto a Latinoamérica, Colom manifestó que tendrá una relación normal con Venezuela y Cuba pero asegura que no cree que la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) sea beneficiosa para su país. En tanto que Pérez dice que no ve cómo Guatemala podría caminar a la par del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Finalmente, ¿con que panorama se encontrará el vencedor de las elecciones al momento de asumir?

Más allá del tema de la violencia, el narcotráfico y el crimen organizado, mencionados más arriba, la situación económica del país es muy preocupante.

Pese q que los datos oficiales reflejan que este año la economía crecerá un 5,6 por ciento y que la inflación crecerá menos de lo previsto (menos de un 10 por ciento anual), la población en general no siente los efectos positivas de estas cifras. Según estadísticas, la economía de Guatemala es la más fuerte de Centroamérica, pero más de la mitad de la población vive bajo la línea de la pobreza.

Para el Instituto Nacional de Estadísticas, el 51 por ciento de los guatemaltecos sufre la pobreza y el 15,2 por ciento sufre la indigencia. Esta última cifra no reporta mejoras desde el año 2000.

Según estadísticas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la pobreza en Guatemala es la más alta de Centroamérica y la desigualdad es una de las más importantes de América Latina y el Caribe. En este sentido, se presume que el 2 por ciento de la población controla el 58 por ciento de los bienes.

Por otra parte, después de Haití, Guatemala ostenta el índice de desnutrición infantil más alto de Latinoamérica, teniendo en cuenta que más del 49 por ciento de los niños menores de 5 años padecen desnutrición crónica. Además, se estima que dos tercios de los niños del país viven en condiciones de pobreza.

En tanto que muchos pobladores dependen en gran medida de las remesas en dólares de los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos. El pasado año, 3.600 millones de dólares llegaron al país y se calcula que en el primer semestre del 2007, esa cifra creció un 12,5 por ciento.

A esto debería sumarse el costo de vidas humanas. Según datos oficiales, en lo que va del año un total de 21 migrantes murieron en el desierto de Arizona intentando traspasar las barreras de la seguridad estadounidense.

En conclusión, son muchos los problemas que azotan a la sufrida población guatemalteca. Sin duda que sea Pérez Molina o sea Colom el ganador de las elecciones, tendrá mucho trabajo a la hora de enfrentar la extrema pobreza y la violencia que desde hace mucho tiempo vienen ganando en Guatemala.

Fuente: Agencia Periodística del MERCOSUR (APM), Mar del Plata / Argentina

http://www.prensamercosur.com.ar