Remesas familiares y su significado

14/02/2007
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  • Opinión
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En Guatemala la tendencia anual de las remesas familiares es a incrementarse. Al observar su presencia en dólares durante los últimos tres años se ubica lo siguiente: en 2004 fue de 2 mil millones 550 mil 623, durante 2005 subió a 2 mil millones 992 mil 827; para 2006 llegó a 3 mil millones 609 mil 813.

Las cifras anteriormente expuestas tienen dos iniciales explicaciones. La primera se refiere a la permanente crisis estructural de la economía en Guatemala. No existe ninguna planificación gubernamental para el desarrollo de planes económicos que permitan lograr niveles de bienestar para guatemaltecos y guatemaltecas. Esto significa que se les niega el derecho a vivir en su propia nación.

La miseria, marginalismo, pobreza y pobreza extrema, son parte de la cotidianidad socioeconómica en Guatemala. Incluso -para los pequeños ahorradores- la tendencia es golpearlos. Sólo de esa manera se explica la tibia acción del gobierno contra banqueros que, hoy en el extranjero, gozan de millones de dólares esperando regresar al país cuando las cosas se calmen, ante la total inoperancia de los servicios guatemaltecos de seguridad y la notoria incapacidad de las autoridades bancarias. El sistema bancario guatemalteco ha sido incapaz de crear microcréditos con el propósito de instalar pequeños negocios para personas receptoras de remesas familiares.

El segundo factor se refiere a la baja de los precios internacionales del café, lo cual originó disminuir la contratación de trabajadores agrícolas en las fincas de Guatemala y en el estado mexicano de Chiapas. La decisión que adoptaron cientos de campesinas y campesinos guatemaltecos fue trasladarse a Estados Unidos. Pero es lamentable que ese flujo de dinero -lo envían personas trabajando en el extranjero sin afectar al país receptor- no permite reducir la pobreza y lograr un mayor desarrollo. Asimismo, se continúan afectando los derechos de la emigración laboral guatemalteca.

También puede señalarse la existencia de criterios, expresados con mala intención o desconocimiento, los cuales señalan a integrantes de familias receptoras de remesas que malgastan el dinero recibido. Son señalamientos sin fundamento. Las remesas familiares tienen destinos específicos (alimentación, salud, mejoras en el hogar y otros). Ayudan a sufragar los gastos sociales y permiten la sobrevivencia de millones de personas.

Un aspecto relevante en la actual emigración laboral de Guatemala y su vínculo con las remesas familiares, lo constituye la gran mayoría de mujeres guatemaltecas incorporadas a la migración laboral, especialmente en México y Estados Unidos. En el primer país, ocupadas en la agricultura y como trabajadoras domésticas. En la segunda nación, laborando básicamente el sector de servicios. Han emigrado en forma autónoma -o con su familia- y ejercen su libertad para trabajar. Es un hecho real y se califica como la feminización de la migración laboral.

Como parte de las redes sociales, las mujeres guatemaltecas se han constituido en sujetos activos en el mantenimiento de sus hogares en Guatemala. Es necesario que los diferentes sectores de la sociedad civil guatemalteca analicen la dimensión de género en las remesas, su flujo e impacto. En otros casos, cuando el esposo se encuentra en otro país, las mujeres han asumido el liderazgo en sus hogares. Se han hecho responsables del mantenimiento de sus hijos e hijas, mande o no dinero el esposo. Lamentablemente, los estudios de temas de género, relativos a la presencia de las mujeres migrantes guatemaltecas inmersas en la migración laboral, siguen siendo parte invisible para la literatura con relación a este tema.

También es necesario destacar que las remesas fortalecen las redes sociales de la migración laboral. El envío de dinero no cumple únicamente el rol monetario, sino adicionalmente, representa una relación de solidaridad entre parientes, paisanos y amigos. A través de las remesas se amplía el flujo de información -situación familiar, acceso a empleo y otros- y no permite el desarraigo. Consolida la relación familiar a pesar de la distancia donde se encuentra la persona que envía el dinero.

Las mujeres y hombres que envían remesas familiares desde Estados Unidos -u otro país- a Guatemala saben que están cumpliendo el papel que asumieron al decidir el viaje: trasladar dinero a su familia. Esta situación forma parte de una acción social y fortalece comportamiento e identidades. Junto al envío de dinero, cuando se hace por medio de viajeros o viajeras, se incorporan experiencias. Es la cara humana de la migración laboral.

Carlos Cáceres R. - Colaborador espceical de Incidencia Democrática

Fuente: Incidencia Democrática
www.i-dem.org
https://www.alainet.org/es/active/15603
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