Silabario de política

Fin al fuero del Ejército

28/02/2013
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¿Recuerda que hasta no ha mucho la habilidad de los ladrones en esta urbe imponía admitir que robaban calcetines sin quitar los zapatos? Pues sin darnos cuenta bien a bien, ahora hay acciones que sacuden la imaginación más aletargada y alarman por su semejanza con planes para llevar al país a una situación de oprobio, que empezarían por la creación de una estructura de espionaje y traición para eliminar a eventuales opositores.
 
Así podría verse el que sin licitación, de suyo delito, en marzo de 2011 el Ejército compró a una empresa bajo sospecha, 5 mil millones de pesos en sofisticado equipo de radiotelecomunicaciones con que se puede hacer espionaje hasta de los calzones de cualquiera, los susurros por teléfono aun sin descolgar, correo electrónico, Facebook, Twitter y los arrumacos de las aves. Mataría de envidia a Cicerón, el espía sin par.
 
¿Quiénes son y qué pretenden los que impulsan esas acciones y previamente han obligado a meter a las fuerzas armadas a actividades violatorias de la Constitución al grado de que el Ejército las esgrime para justificar su alta capacitación para espionaje que se sospechaba político? Lo peor es que tienen silencio de la Suprema Corte de Justicia aunque es garante de la observancia de la ley suprema, y beneplácito de las legislaturas anterior y actual  del Congreso de la Unión.
 
Esas son parte de las increíbles acciones delincuenciales desde las esferas de poder que resultan inexplicables e intolerables hasta para naciones de mediana cultura y son moneda corriente en México. ¡Ya chole!, ¡ya chole!, dirán unos; ¡ya basta!, ¡ya basta!, dirían otros de los millones de mexicanos que leen por enésima vez, que en los cuentos infantiles se llama Jauja al país donde todo es miel y dulzura, pero es el nuestro donde al dolce farniente se suman impunidad, molicie, cinismo y demás espectros de la corrupción horizontal que nos significa en el orbe.
 
Se trata de la corrupción que asimilamos incluso por ósmosis porque fue profundamente sembrada por quienes se sienten patricios porque sus fortunas política y económica provienen de las decenas de familias de facinerosos que se incrustaron en los mecanismos sociopolíticos que pusieron de cabeza, pervirtieron a las banderas de la convulsión social emprendida por Francisco I. Madero aprovechando el fervor revolucionario sembrado por los idealistas Ricardo y Jesús Flores Magón y  Lázaro Gutiérrez de Lara.
 
Con todas las maniobras cuya suciedad encubre con la búsqueda de justicia social, el hampa de los andrajos de la política mexicana, los seudo patricios que se han apoderado de todas las instituciones, han narcotizado al pueblo, lo han vuelto incrédulo e impermeable a la buena fe, además de indolente, apático e ignorante, atenido al cambio por la gracia divina soslayando, precisamente por esa cauda de defectos, que “a Dios rogando y con el mazo dando”, que en voz insurgente suena a herejía para la clerigalla mezclada con la grilla.
 
Los mexicanos estamos de pláceme porque cada vez hay más compatriotas que se convencen de que para progresar de veras es necesario desechar el fanatismo religioso que nos sojuzga hace más de 500 años. Debemos agradecer ese positivo cambio de actitud y pensamiento, a que a la par de los desvaríos de la administración de la justicia, se da, y tan cínicamente que la ve y comprende todo mundo,  la colusión del clero político y los sedicentes patricios. Es clara muestra el amasiato de los jerarcas ensotanados con la mafia que ya restauró los imperios sexenales, al parecer para imponer algo peor que esos.
 
Y si no, que el Ejército explique con claridad el objetivo de la compra del equipo de espionaje, fantástico también por cuanto costó, de la que nos enteramos gracias a un periódico estadunidense antítesis de los mexicanos, pues no está vendido al poder.
 
Además es tiempo de abrir la ostra que se la ha permitido ser al Ejército, que incluye a la Fuerza Aérea, y ahora a la Marina. Por salud pública se les debe auditar, fundamentalmente el astronómico gasto en la guerra sangrienta, costosa e inútil desatada por Felipe Calderón Hinojosa y que continúa el actual régimen.
 
Las fuerzas armadas también deben ser sometidas al imperio de la ley, al estado de derecho. Se debe acabar con el fuero excesivo, que tiene indebida e inexplicablemente. Todos coludos o todos rabones: nada ni nadie debe prevalecer sobre la Constitución.
 
 
Fuente: Forum en línea
https://www.alainet.org/en/node/74043
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