Just Cause: Cuando la propaganda hollywoodense alcanzó el universo "gamers"

El juego solo necesita descerebrados que cumplen su guion sin cuestionarse su trasfondo. La supuesta libertad que experimentas en el juego es en esencia la falta total de libertad.

05/04/2021
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El agente Rico con sus amigos revolucionarios.
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La mayoría del mundo de los jugadores o “gamers” en idioma globbish conocerá a estos dos títulos que se han ganado una cierta fama por sus mecánicas peculiares de juego. Just Cause llegó hasta su cuarto título en 2018. En este artículo nos proponemos regresar sobre estas dos series de videojuegos y su trasfondo político. 

 

Just Cause es un videojuego de acción y aventuras, lanzado en Europa el 22 de septiembre de 2006 y el 27 de septiembre en Estados Unidos, para las consolas Xbox, Xbox 360, PlayStation 2 y PC. El juego fue desarrollado por el sueco Avalanche Studios y publicado por Eidos Interactive. Es un videojuego de la clase de acción en tercera persona tipo mundo abierto. 

 

Just Cause está ambientado en una ficticia isla tropical del Caribe llamada "San Esperito", que bien parece una versión ficticia de Guatemala por los colores de su bandera, donde el jugador trabaja como Rico Rodríguez, agente de la CIA, durante una guerra civil entre la guerrilla local y el gobierno para derrocar al dictador de San Esperito, quien puede tener armas de destrucción masiva. ¿Suena familiar este guion? Pues sí, la típica maniobra de cambio de regímenes acostumbrada por las oficinas del pentágono, a la par del famoso pretexto de las armas de destrucción masivas para legitimar una invasión militar como en el caso de Irak, que por cierto no tenía ninguna, pero esto no importó mucho. 

 

El juego saca su premisa (y nombre) de la invasión de Estados Unidos a Panamá en 1989, que su nombre en código fue "Operation Just Cause", qué involucró una acción militar por parte de Estados Unidos para derrocar al líder militar Manuel Antonio Noriega, antiguamente agente de la CIA pero que se había vuelto demasiado independiente e incluso nacionalista (¡había exigido a los EE. UU regresarles la soberanía sobre el canal de Panamá!), un crimen imperdonable para Washington. Para darles una lección bombardearon e invadieron el país. La Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Centroamérica (CODEHUCA) estimó entre 2.500 y 3.000 el número de civiles muertos y la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos en Panamá (CONADEHUPA) estimó en 3.500 el número de civiles muertos. Una verdadera masacre para traer la “democracia” de vuelta por la fuerza en el país. Y por supuesto nunca se les preguntó a los panameños si realmente querían ser “rescatados”. La democracia sólo funciona cuando sirve a los intereses del capital financiero. 

 

En el juego, el jugador, Rico, no tiene escrúpulos para lograr su objetivo, tampoco importan las víctimas civiles, puedes matarlos o torturarlos como te plazca, solo son daños colaterales. Nada de sorprender a un mercenario de la CIA acostumbrado a cometer todas las atrocidades necesarias para alcanzar su meta. Esto cuadra perfectamente con los métodos de la “agencia”, bien documentados históricamente. Pero ahí no está lo mejor. El jugador para alcanzar a derrocar al dictador, se alía con una guerrilla y con un grupo mafioso para provocar el caos en la isla y luchar contra los mercenarios Black Hand y el cartel Montano de la droga, que apoyan al dictador. Sino sorprende la alianza con el narcotráfico bien documentado históricamente sorprende en el caso de una guerrilla que parece ser ideológicamente alienada con el comunismo, o por lo menos la izquierda (símbolos con estrella roja, trajes verdes olivo) como históricamente lo fueron la mayoría de las guerrillas en América Central y el Caribe. Si leyeron bien, nos aliamos con los comunistas para derrocar a un dictador claramente fascista. Como que algo no cuadra. ¿Puede ser que los desarrolladores no sepan de Historia? Bueno la verdad es que cualquier que sepa buscar algo en Wikipedia puede enterarse. Y es que históricamente los EE. UU fueron los arquitectos de las peores dictaduras militares o fascistas en América Latina, y el resto del mundo, que buscaban exterminar por el terror y la fuerza a cualquier oposición, que sea comunista o no. Mientras en el juego se nos vende el escenario contrario. Entonces parece muy probable que no se hayan equivocado los desarrolladores, sino que fue totalmente intencional este guion. La verdad ni siquiera Hollywood se hubiera atrevido a tanto. Esta manipulación histórica se vuelve posible porque está destinada a una nueva generación de millennials que no han vivido la época de la guerra fría y generalmente no tienen interés por la Historia lo cual los vuelve fácilmente manipulables.  La Historia puede ser reescrita a discreción a través de productos de consumo masivo como estos videojuegos que se quedarán más grabados en la mente de los jóvenes que sus clases de Historia en la escuela. Pero ahí no termina todo. 

 

Después de este primer opus exitoso, se decidió sacar un segundo y un tercer título. Aquí las cosas empiezan a ponerse buenas. Prosigamos

 

Pues a partir de Just Cause 2 ahora si podemos, por fin, luchar contra los malvados comunistas (símbolos de bandera roja con estrella blanca, edificios públicos y servicios nacionalizados como el petróleo o la luz lo deja muy claro), ayudando a una guerrilla de otros comunistas maoístas (ellos son buen pedo compa) y ultranacionalistas a tumbarlos del poder. ¿Interesante no? El escenario se desarrolló en el archipiélago ficticio de Panau (algo entre las filipinas y Tailandia) dirigido por un malvado dictador comunista Pandak Panay, que, una vez más, desarrolla armas nucleares para destruir al mundo “libre”. Es que de veras están obsesionados con eso. Hay que calmarlos. Para el gran gusto del jugador, el juego introduce nuevas mecánicas de “gameplay”. Ya no solo puedes masacrar a los militares y los civiles inocentes del país (estos malagradecidos se lo buscaron dado que no pueden apreciar que un mercenario extranjero les vino a traer la democracia y la paz) a discreción, sino que también puedes destruir todo sobre tu camino. Todos los edificios gubernamentales, los servicios de luz y gasolina o los puestos de propaganda y monumentos del régimen pueden ser destruido por múltiples medios “creativos”. Bueno no tanto, después de un par de horas te das cuenta que no hay mucha diversidad y lo que parecía muy original al principio se convierte en una tarea titánica. Te da flojera tener que visitar cada pueblo para destruirlo por completo. Pero lo bueno es que no tendrás que hacerlo. Muy rápido el régimen que parecía bien cimentado colapsa como un castillo de cartas. El final termina en apoteosis. El villano Pandak antes de morir activa sus misiles nucleares para atacar los EE.UU pero Rico actúa a tiempo para desviarlos y los apunta… hacia las plataformas petrolíferas del país… Si, esto lo leyeron bien. 

 

Rico a punto de destruir un castillo de agua privando al pueblo del líquido vital (así se pensarán mejor la necesidad de llegar a la democracia occidental. Por cierto el pueblo parece de Irak.)

 

Lo magistral viene con la reflexión final, muy profunda de nuestro querido Rico. Esto lo hizo para que ni Rusia, ni los chinos, ni los gringos pudieran aprovecharse de los recursos del país. Que acto tan generoso y bondadoso Rico y además rebelde frente a la “agencia”. Lo bueno es que no tendrás que quedarte en el país para hacerle frente a las consecuencias de tus actos posteriormente al triunfo de la “revolución” y la “democracia”. Pongámonos a pensar unos minutos. Toda la infraestructura eléctrica y petrolera del país está destruida, su principal recurso petrolífero inalcanzable, las recaídas radiactivas que contaminaran el mar del cual se alimenta la mayor parte de la población, y por fin todas las víctimas colaterales de la “liberación”. Podemos agregar las facciones nacionalistas y los carteles de la droga al poder. ¿Que podría salir mal de esto? Nunca lo sabremos porque ahí termina el juego. 

 

Con el tercer opus salido en 2014, tenemos el gusto de poder gozar otra vez de una dosis más de libertad destructiva desenfrenada (contabilizado como “caos” en el juego) y además de “profundizar” la historia del personaje Rico. Lo bueno que a la mayoría no les importa un coño la historia porque cuando le pones atención te empiezan a dar migrañas. Resulta que hasta la fecha vivimos engañados, Rico no era para nada latinoamericano como se nos vendió hasta la fecha sino mediciano, para ser preciso, de la Isla de Medici, una especie de mezcla entre Italia y Portugal en pleno mar meditarreneo dirigido por nada más ni menos que el gemelo de Iosif Stalin, Di Ravello, en una versión italianizada. Si, suena tan bueno como parece. Lo interesante es analizar un poco las características de ese Estado socialista que es Medici porque no cabe la menor duda de que los es (Pósters grandes de propaganda de Di Ravello o cartulinas que parecen venir directamente de los países del pacto de Varsovia). Primero reciclaron los mismos diseños del 2 y los mismos símbolos, sigues destruyendo los mismos edificios estampados de la bandera roja con la estrella blanca. Nada original. 

 

Pero lo que más impactara al jugador es el grado de militarización de esta pequeña isla. Corea del Norte no le alcanza al tobillo. Pues prácticamente hay dos, o incluso tres bases o puestos militares, por cada pueblo lo cual nos da un promedio de dos o tres militares por cada civil que nos cruzamos en el juego.  Pero aparte de eso, no solo tiene muchas bases militares, sino que su grado de desarrollo sería la envidia de cualquier gran potencia. Cuarteles inmensos llenos de tanques y cazas de última generación. Misiles y bombardeos estratégicos. Bases subterráneas a la James Bond o toda una armada que ni los EE.UU podrían tener. Generalmente esto es el cliché occidental de los países socialistas todo militarizados y su población acuartelada lo cual permitiría explicar su fracaso económico. Pero en este caso parece que el argumento termina dando la vuelta sobre sí mismo.  ¿Voluntad de los desarrolladores o error involuntario? Pues resulta que Medici a pesar de tener más cuarteles y militares que población civil, le va muy bien su economía. La capital Citate Di Ravello puede presumir de sus rascacielos que harían la envidia de ciudades como Dubaï. Pero no es todo, Di Ravello tenía tanto dinero que hizo construir un muro de Berlín versión 2.0 solo por el gusto de hacerlo. Si de veras. Debe ser una enfermedad congénita. El muro corta en dos la isla principal. Del otro lado del muro, nada, puras bases militares y.… ah sí... un puñado de gulags. Todo buen gemelo de Stalin tiene que tener unos cuantos por aquí. Pero como no sabía qué hacer con todo el dinero sobrante (porque todavía le quedaba un buen margen) construyó todo un circuito de ferrocarril de gran velocidad que da la vuelta a toda la isla principal, pero sin llegar a ninguna parte, menos al único puerto comercial de la capital. ¿Porque tanta infraestructura inútil en el país? ¿No será un complot maquiavélico comunista para hacer creer que funciona bien su economía? Y sobre todo ¿De dónde sacará tanta pasta este tío Di Ravello? Pues del único recurso importante y valioso de la isla. El Bavarium. No, no existe en la vida real.  

 

Sebastiano Di Ravello, la versión italiana y “mejorada” de Stalin. 

 

El Bavarium es un supuesto mineral ultra conductivo que permitiría el desarrollo de armamento de gran potencia. Y claro es extraído por prisioneros del campo de trabajo, aunque no se ven muchos cuando uno pasa por allí. Siempre hay más militares. Si, con eso podemos regresar al tema de las armas de destrucción masiva. Pero lo malo es que resulta que el tío Sam decidió proteger a Di Ravello a cambio de exportaciones de Bavarium. Que astuto Di Ravello, hasta le torció el brazo al imperialismo gringo. Ni los chinos lo logran hoy a pesar de ser segunda potencia mundial. Lo tenía todo bajo control, salvo por una sola cosa. El retorno del hijo pródigo Rico Rodríguez bien decidido a destruir todo en su camino. Y es lo que termina haciendo. Para salvar a Medici de la terrible dictadura, destruirás todo, absolutamente todo, todas las bases y los puestos, los puentes, todos los edificios gubernamentales, y por supuesto toda la economía extractiva de petróleo y Bavarium. No importa a cuantos civiles, o los propios rebeldes, mates, el pueblo te seguirá adulando como siempre, así que puedes ser el peor bastardo de la Historia (incluso peor que Di Ravello) no importa. ¿Qué mensaje están tratando de hacernos pasar?  

 

Primero que el populacho es sumamente estúpido, segundo que no importa cuánto mates y destruyes, aunque sea al punto de dejar tu propio país en ruinas y la población masacrada, los medios justifican el fin. Y el fin es traer la civilización occidental, la “democracia” liberal que tan bien funciona hoy, a todo el mundo, que lo quieran o no. Al controlar Rico directamente el jugador se fusiona totalmente con su lógica que en ningún momento se cuestiona sus acciones. Como todo buen soldado no necesitas entender el porqué, solo cumple con tus órdenes. Y todo saldrá bien, como en Forrest Gump. El análisis que hace el filósofo Slavoj Zizek de esta película podría aplicarse también para esos juegos: 

 

“Gump, este bobo, ejecutor automático de órdenes que ni siquiera intenta comprender, entrega su sustancia al imposible sujeto puro de la Ideología, a la idea de un sujeto en quien la Ideología funciona sin problemas. La mistificación ideológica del film reside en el hecho de que presenta la Ideología en su máxima expresión como la ausencia de ideología, como un buen salvaje que participa en la vida social. Es decir, la última lección del film es: no intentes entender, ¡obedece y deberías tener éxito! (Gump termina convirtiéndose en un millonario famoso). Su chica, quien se esfuerza por adquirir una especie de “mapa cognitivo” de la situación social, es simbólicamente castigada por su sed de conocimiento: al final del film, ella muere de VIH. Forrest Gump revela el secreto de la Ideología (el hecho de que su funcionamiento exitoso implica la estupidez de los sujetos) de una manera tan abierta que, en diferentes circunstancias históricas, tendría indudablemente efectos subversivos; hoy, sin embargo, en la era del cinismo, la ideología puede permitirse el lujo de revelar el secreto de su funcionamiento (su idiotez constitutiva, que la ideología tradicional, que no era cínica, trató de mantener en secreto) sin que afecte en lo más mínimo su eficiencia”.

 

Lo mismo aplica para la serie de Just Cause. No necesitas entender realmente lo que estás haciendo o las consecuencias que traen tus acciones. Lo único importante es obedecer y tendrás éxito (en la forma de terminar el juego y desbloquear todos los contenidos). El juego solo necesita descerebrados que cumplen su guion sin cuestionarse su trasfondo. La supuesta libertad que experimentas en el juego es en esencia la falta total de libertad. Estás obligado a seguir la trama tal como ha sido escrita, no puedes tomar decisiones que llevan a fines alternativos. Como lo dijo una de los mayores exponentes del capital financiero, Margaret Tatcher, “TINA” : There is no alternative. No hay alternativa. 

 

Lejos de querer terminar sobre lo que pareciera una nota pesimista hay que recalcar el poder creativo del universo de los videojuegos que pueden llegar a ser verdaderas obras de arte y se pueden disfrutar como cualquier gran película. Por supuesto, si los grandes estudios internacionales capitalistas han dominado el mercado del videojuego es posible pensar en la alternativa de la creación independiente con las nuevas herramientas asequibles a pequeños equipos o incluso programadores aislados para crear contenido que no se somete exclusivamente a los caprichos de la ideología liberal capitalista. Incluso se puede pensar en crear contenido claramente crítico del sistema dominante y aprovechar las numerosas plataformas online para difundirlo. El sector de los videojuegos se puede convertir en un nuevo campo de batalla ideológico y cultural contra el capital. 

 

Próximamente exploraremos otro título bien conocido de nuestros gamers, Far Cry, que se ubica en el mismo estilo de Just Cause pero con sus peculiaridades bien propias de Ubisoft.

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/211669
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