Sujeto político, sujeto social y poder popular en El Salvador (I)

28/09/2020
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Foto: http://nextyearcountrynews.blogspot.com
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Sumario

 

El tratamiento de los temas del sujeto político, el sujeto social y la construcción de poder popular, son asuntos de carácter urgente, para poder avanzar como izquierda política y social en El Salvador, el debate postergado temporalmente sobre los nuevos desafíos estratégicos, impuestos por la actual situación nacional y global. Este es el propósito de este trabajo.

 

Palabras clave: sujeto político, sujeto social, poder popular, burocracia, formas de lucha

 

Abstract

 

The discussions about the political subject, the social subject and the building of peoples power are key topics of the political and social left in El Salvador, as part of a delated but urgent debate about the new strategical challenges, imposed by the changing national and international situation. This is the objective of this work.

 

Key words: political subject, social subject, peoples power, bureaucracy, forms of estruggle

 

Resumen

 

Para contribuir a este debate1, entre los temas que trataremos en esta reflexión se encuentran los siguientes: Introducción: ¿Cómo desarrollar un pensamiento crítico?2.Aclaración de términos: sujeto social, sujeto político, poder popular 3. El viejo debate entre reforma y revolución 4. Aparato de estado y lucha de clases, lo político y la política 5. Las formas de lucha: parlamentaria, popular y social 6. Las tres direcciones del instrumento político 7. El empleado público como servidor público, visiones sobre la burocracia 8. Las relaciones entre la burocracia política (empleados públicos) y la organización y lucha popular: conflictos y dilemas 9. La subordinación, la autonomía o el compromiso del movimiento popular con la construcción de poder popular y 10. Conclusiones: la lucha continúa.

 

1. Introducción: ¿Cómo desarrollar un pensamiento crítico?

 

Deseo iniciar esta presentación con algunas ideas acerca de lo que se conoce como pensamiento crítico2, el que considero es un valioso instrumento3 para la comprensión y debate de los temas de esta sesión, vinculados al sujeto político, al sujeto social y al poder popular.

 

Entre los elementos del pensamiento crítico4, hay uno fundamental y es la capacidad de abrirnos a otras ideas, a otros pensamientos, el desarrollar una actitud de búsqueda, de permanente interés en lo que nos rodea, de ruptura con el dogmatismo, una actitud diría socrática de interrogarnos sobre la validez, la actualidad, la vigencia de nuestros pensamientos. Debemos ser siempre amigos del porqué, del para qué, y del a beneficio de quién, sucede determinado acontecimiento, porque en política nada es casualidad.

 

Mantenernos siempre en permanente interrogación, dudar de todo, cuestionar nuestras propias narrativas. Y para esto se necesita que nos informemos, que leamos, que investiguemos, que observemos con una mirada crítica nuestro entorno. La información nos proporciona una perspectiva, una base para opinar. Y necesitamos beber de diferentes fuentes, de nuestros amigos, pero principalmente de nuestros enemigos.

 

Algunos compañeros lamentablemente solo leen el Colatino y solo escuchan la Mayavisión, están totalmente errados, dogmatizados, parcializados, solo ven una parte del problema, caen en la unilateralidad. Hay que conocer a nuestro enemigo, y para eso hay que leerlo, hay que verlo, hay que analizarlo.5

 

Hay que aprender a interpretar lo que dicen, ver cuáles son los intereses que están defendiendo, poder leer entre líneas, inferir contenidos de pensamiento, analizar y sacar nuestras propias conclusiones, tener una posición definida, propia. Y además aprender a expresarla, a articularla en pensamientos e ideas, construir nuestro propio punto de vista, y estarlo revisando constantemente, viendo sus lados fuertes y sus lados débiles, evaluarlo con el recurso de la práctica.

 

Rosa Luxemburgo6 nos hubiera criticado fuertemente por este tipo de conferencias, nos hubiera dicho: la militancia se educa en la lucha de las masas, en las calles, ahí adquiere su conciencia socialista. Estoy exagerando, pero deseo que capten la esencia del mensaje. Pero como aquí estamos trabajando en el esquema de maestro-alumno, trataré de compartirle ideas alrededor de la temática establecida.7 Pero nos queda el desafío de cambiar, incluso en el marco de esta pandemia, como manejamos la educación política de nuestra militancia de izquierda, en la calle luchando.

 

2. Aclaración de términos: sujeto político, sujeto social, poder popular

 

El sujeto político

 

Cuando hablamos del sujeto político en términos generales estamos hablando de “una instancia política para conseguir los objetivos de cambio social.”8 Nos estamos refiriendo a los partidos políticos o a los movimientos y frentes políticos de izquierda, incluyendo también a lo que fueron las organizaciones político-militares. Pero incluso algunos hablan del sujeto social como el sujeto político, y más concretamente, de las mujeres y los jóvenes como el nuevo sujeto político. 9 A veces se le refiere también como el sujeto revolucionario, y antes, la vieja escuela hablaba, quizás algunos escucharon todavía, de la vanguardia política.

 

En concreto nos estamos refiriendo al FMLN, al instrumento político para conducir la lucha de clases, aunque hay que señalar que hay en nuestro país otras fuerzas que entran en esta misma categoría.

 

En el pasado, como PCS10, de 1930 a 1970, pero incluso como FMLN11 durante la guerra, nuestro entendimiento del sujeto político era el siguiente: hablábamos del partido de la clase obrera, de la vanguardia que luchaba por la toma o conquista o incluso asalto del poder; de dictadura del proletariado opuesta a la democracia burguesa, y del movimiento popular o social como organizado, subordinado, manipulado por el partido de vanguardia, y uno de los problemas fue que aquí en los años setenta, hubo en algún momento no una o dos, sino más de cinco vanguardias, todas verticalistas, de las que había que esperar que “bajara la línea”.

 

No se orientaba, sino que se suplantaba. Y esta fue la relación del FMLN con el Bloque Popular Social, BPS, a principios de este nuevo siglo. Y lo fue antes, en los años ochenta, de la UNTS con el FMLN. Y lo fue antes, a principios de los ochenta, de la CRM con la primera expresión de unidad, la Tripartita (FPL, RN y PCS) y luego con la DRU, ya con el ERP integrado. Y esta es nuestra herencia, así es que fuimos políticamente educados.

 

En síntesis, éramos el clon local, tropical, del antiguo partido bolchevique de Lenin, y quizás más de Stalin que de Lenin. Ellos fueron el modelo, el partido guía, el hermano mayor, la madre patria rusa decíamos con sincera ingenuidad, refiriéndonos a su naturaleza proletaria y socialista.

 

Estas visiones moldearon fuertemente un tipo de organización y cultura altamente autoritaria, y esto fue reforzado por una larga dictadura y luego por una guerra que requirió altos niveles de compartimentación y de una cultura militarista. Esta es nuestra realidad. Y este tipo de organización y cultura genera una militancia dócil y obediente, “disciplinada”, sin debate, sino veamos las votaciones unánimes en las asambleas partidarias, nadie se atreve a disentir, el que levanta la mano pierde.

 

Pero nuestra realidad nos exige romper con estas visiones del siglo XX, a la vez que rescatar la necesidad de una conducción política que garantice que los estallidos sociales se conviertan en revoluciones victoriosas. Pero esto no es fácil, es una tarea muy compleja que requiere de esfuerzos teóricos, ideológicos y políticos, de renovación de estilos a la vez que de defensa de nuestros principios.

 

La experiencia enseña en el Ecuador del 2018, o el Chile del año pasado 2019, que si no hay conducción tampoco hay revolución, fueron grandes movilizaciones populares diarias, que no pudieron derribar a sus gobiernos por falta de una conducción única. El sistema capitalista es capaz de asimilar las rebeliones, las protestas sin dirección, la resistencia, aunque sean de millones de personas, las aplasta y las asimila. Chile es nuestra escuela. Las revoluciones triunfantes –Cuba, Nicaragua, Venezuela- triunfaron porque tuvieron conducción política, sujeto político, programa político, alianzas políticas, etc.

 

El sujeto social

 

En relación al sujeto social, este consiste de aquellos actores, fuerzas o movimientos populares y sociales12, que luchan por un cambio de sistema. El concepto de sujeto social está relacionado con la necesidad de luchar por el reconocimiento, es un papel que no se otorga, se gana en la lucha, se adquiere mediante el esfuerzo en la calle, en la rebelión, en la resistencia, en la lucha por el poder.

 

El sujeto social era denominado por la vieja escuelas como fuerzas motrices de la revolución, así como existía el concepto de masas (Luxemburgo, Kautsky). Para Luxemburgo, las masas de manera espontánea son las grandes protagonistas de la transformación social; mientras que Kautsky y Lenin se refieren al papel orientador del instrumento político sobre esas masas.

 

Este debate se enriquece en los años sesenta cuando surgen nuevos y poderosos movimientos sociales no vinculados directamente a las estructuras productivas, tales como el movimiento feminista, de la diversidad sexual, indígena, racial, religioso, de liberación nacional, etc., que se constituyen en desafíos a una visión economicista y clasista, que se tornaba reduccionista, aislacionista, obrerista.

 

Y la posmodernidad en los años ochenta viene a cuestionar el papel rector de la clase obrera y del gran relato socialista. A la posmodernidad siguió el neoliberalismo, modificando de nuevo la visión acerca del sujeto social. De estos últimos desarrollos es que surge el concepto de actor o sujeto emancipador.

 

El movimiento popular salvadoreño

 

En El Salvador los primeros movimientos populares surgen al calor de las luchas independentistas, de las luchas unionistas morazanistas y de las luchas liberales anti oligárquicas, del siglo XIX13, así como la gesta indigenista de Anastasio Aquino en 1832, que rompe con el esquema de la modernidad.

 

En el siglo XX con la huelga de los sastres en 1919 inicia una nueva etapa, que pasa por la construcción de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños, FRTS en 1924, la Confederación General de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, en 1957, la Unidad Nacional de Trabajadores Salvadoreños, UNTS en 1986, el Bloque Popular Social, BPS en 2003, entre otros esfuerzos.

 

Desde el surgimiento del sujeto político, del Partido Comunista en marzo de 1930, las organizaciones populares y sociales fueron ya creadas o estuvieron bajo la “influencia” de la llamada vanguardia política, fuera esta, el PCS; y posteriormente, desde octubre de 1980, el FMLN, hasta la actualidad.

 

El problema del poder

 

Y hoy hablemos del poder y de la construcción de poder popular14. El término se originó en las jornadas de lucha de los trabajadores en el gobierno chileno de la Unidad Popular, de los tiempos de Salvador Allende (1970-1973). Es posteriormente retomado por los movimientos populares argentinos particularmente en el marco de las combativas jornadas de diciembre de 2001: “que se vayan todos” refiriéndose a la clase política. Y luego regresa a Chile y a América Latina, como una reflexión teórica y a la vez una práctica política.

 

Por muchos años el poder fue percibido como una cosa, como un objeto o un lugar. Incluso en nuestro imaginario popular el poder se vincula con una fruta, con el olor de la guayaba. Cuando estemos en la guayaba, se dice. La vieja escuela hablaba de tomar, arrebatar, conquistar, asegurar, asaltar al poder.

 

Y el poder se encontraba allá en San Jacinto, en Casa Presidencial, en Las historias prohibidas del Pulgarcito de Roque15 hay una narración sobre el poder, una marcha que del Zoológico espontáneamente decide dirigirse a casa Presidencial. Para la vieja escuela marxista-leninista el fin es la “toma del poder.” Y para esto se necesitaba de un partido revolucionario constituido por el sujeto social, por el proletariado, para establecer su dictadura.

 

Por cierto, existe en la actualidad una concepción que es opuesta a esta, de pensadores europeos, pero también de movimientos populares y políticos latinoamericanos, que hablan del rechazo, de la “huida del poder.” Entre estos tenemos a los zapatistas, y se habla del anti-poder, del contra-poder, de la contrahegemonía, de la negación del poder.

 

Pero hoy sabemos que el poder es básicamente una relación social de subordinación, y que el poder se construye16, es una construcción social determinada por múltiples factores. Y esta es como una tercera visión, que algunos militantes de izquierda compartimos.

 

Partimos del criterio con Gramsci que el poder no puede empezar a construirse después de tomar el poder, porque entonces, como la experiencia ha enseñado dolorosamente, únicamente se aspira a ocupar el sitio de los antiguos dominadores. Consideramos que el poder es una relación social de reconocimiento.

 

Es una relación que se transforma de manera permanente. Y en este marco, todos ejercemos y se ejerce poder sobre nosotros, en la escuela, en la familia, en la iglesia, en la organización popular y en el partido político. En todos estos espacios circulan relaciones de poder, hay micropoderes17, redes de poder18.

 

El desafío de edificar nuevas relaciones humanas

 

Por lo que el desafío de la construcción de un nuevo poder, de un poder popular significa básicamente el de crear, edificar, imaginar19 -como en la canción de John Lennon-, ¿la han escuchado? nuevas relaciones humanas, nuevas relaciones sociales, nuevas relaciones políticas20. Y estas solo pueden y deben organizarse desde nuestra cotidianidad, desde nuestra militancia política o social, desde nuestra vida familiar y de residencia.

 

Pero si el otro es un objeto para mi, un instrumento y no un camarada, lo que estamos haciendo –óigase bien- es reproducir el poder de dominación. Por lo que no basta llamase camarada repetidamente, o revolucionario del diente al labio, sino pensar y actuar de manera diferente, esto es construir poder popular. Esta es la esencia de esta cuestión, de esta vaina como dicen los caribeños.

 

Por otro lado, hoy sabemos que existe el poder real y el poder formal. Y que el poder no se somete a elecciones, es permanente. La familia Poma no somete al voto su propiedad sobre Metrocentro, los Dutriz no someten a voto su propiedad sobre la Prensa Gráfica, los militares no someten al voto su propiedad y uso privativo de las armas, los Estados Unidos no someten al voto su dominación global. Pero al voto si es sometido el ejecutivo, el legislativo, lo judicial y lo municipal, aquí está la clave.

 

Nuestra experiencia de construcción de poder popular

 

En El Salvador, desde 1925 la visión fundamental de la izquierda, el derrotero estratégico, ha sido el de la lucha por la toma del poder. Fue hasta principios del siglo XXI que empezamos a manejar el concepto de construcción de poder popular, e inicialmente desde los movimientos populares y sociales centroamericanos.

 

Me acuerdo que en julio de 2003 viajamos una delegación salvadoreña, -de la red Sinti Techan y del Movimiento Popular Revolucionario12 de Octubre- a Honduras al IV Foro Mesoamericano, que fue celebrado allá en la Universidad Pedagógica , y ahí parte sustancial del discurso era la construcción de poder popular.

 

En esos momentos, las organizaciones populares vinculadas al FMLN estábamos en plena campaña por la postulación de Schafik Handal como precandidato del FMLN para las elecciones presidenciales de 2004. Éramos un grupo de fuerzas que luego en octubre de ese año constituimos el BPS, entre estas ANDES 21 de Junio, MCS, STSEL, ANTA, Cordecom y el Sector Iglesia (básicamente éramos luteranos y bautistas santanecos).

 

Luego con la creación del Bloque Popular Social; BPS, en octubre de 2003, esta idea –lo de Schafik-fue retomada, y posteriormente fue incluso aceptada y promovida por la comisión de movimiento social del FMLN. En 2004, celebramos en la UES el V Foro Mesoamericano, siendo anfitriones el MPR-12, la red Sinti Techan y el BPS, y de nuevo al centro del programa estaba la tesis del poder popular.

 

Luego, el FMLN -mediante FUNDASPAD- incluso realizó en octubre de 2006 el 1er. Foro de Constitución de Poder Popular en El Salvador, con el lema: “Forjamos Poder Popular Local con los pasos de todos y todas avanzando hacia un país con justicia.”

 

En diciembre de ese mismo año se celebra un taller por el G-7 (aglutinamiento de siete fuerzas sociales, incluyendo el MPT, MPR-12 y el BPS) y se discute un documento de análisis, con el título América Latina y el Caribe: Movimientos Sociales, Partidos y Gobiernos de Izquierda en el Nuevo Contexto Regional y Continental, en el que uno de sus énfasis es el de “construir poder popular.” Y la idea fuerza era que no se podía construir fuerza política sin fuerza social. Todo esto en el marco de la celebración en San Salvador, en enero de 2007 del XIII Encuentro del Foro de Sao Paulo.

 

3 El viejo debate entre reforma y revolución

 

Uno de los debates teóricos más conocidos en el marxismo es el que se da entre los conceptos de reforma y revolución. Rosa Luxemburgo, una destacada teórica marxista escribió una obra precisamente con ese nombre. En este libro explica porque la lucha electoral y la lucha sindical son claves para construir lo que ella llamaba entonces el factor subjetivo de la revolución y nosotros llamamos la construcción de poder popular.

 

En nuestro país, en 1970 una de las razones que esgrimió Salvador Cayetano Carpio, entonces de pseudónimo Saúl, para separarse del PCS fue que su dirección (de la que formó parte de 1945 a 1970) era reformista. Esta dirección por su parte, lo acuso de ser ultraizquierdista. Actualmente, el FMLN es acusado por otras fuerzas de izquierda de ser reformista por privilegiar la lucha parlamentaria, incluso se acusa a muchos ultraizquierdistas de antes de ser hoy reformistas. Miren como da vueltas la rueda de la historia.

 

Pero, durante estos veinte años pasados del siglo XXI, en América Latina la lucha parlamentaria, la vía electoral ha sido el camino preferido por la izquierda para enfrentar la ofensiva neoliberal. Incluso se llegó al gobierno en muchos países, (Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Chile, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, El Salvador) la década pasada fue una etapa de importantes avances electorales para la izquierda. Pero esta tendencia en estos últimos años entró en crisis, a nivel latinoamericano y también en nuestro país, ya que salimos del gobierno. Y esto amerita un balance.21

 

Pero regresando al terreno de la teoría, podemos decir que todavía el grueso de la izquierda latinoamericana se encuentra vinculada al camino parlamentario. Y podemos preguntarnos si el seguir este camino electoral coloca automáticamente a la izquierda latinoamericana en el terreno del reformismo.

 

Y la respuesta es un rotundo no. Es claro que se puede luchar por reformas dentro del capitalismo y seguir siendo revolucionarios. Pero también es claro que es un camino rodeado de muchos peligros, entre estos el que se termine justificando, acomodándose y embelleciendo el orden oligárquico e imperial.

 

Pero otra pregunta que debe formularse es en el sentido de ¿cuándo es conveniente luchar por reformas? ¿Cuáles son las condiciones que justifican el uso del camino de las reformas de la vía parlamentaria, del método electoral?

 

Desde una óptica de construcción de poder popular, una condición sine qua non radica en que estas reformas permitan fortalecer al movimiento popular22. Cada obra gubernamental, proyecto de ley, cada decreto municipal, cada carretera, puente, escuela, pozo de agua, responde a un interés de clase.

 

Donde se hace, por quien se hace, como se hace, para quién se hace es clave. No es lo mismo construir en El Espino que en Soyapango. Los lugares, proyectos y el gobierno no son neutrales, no hay proyectos técnicos, son todos políticos, responden a intereses. Y en nuestra visión deben servir para organizar, para concientizar, para movilizar a los sectores populares. En caso contrario, se convierten en un simple juego de intereses de partidos políticos del sistema, o de intereses de grupos económicos.

 

Otro aspecto importantísimo es que toda reforma y toda campaña política, particularmente la electoral, debe tener un trasfondo de educación popular. Debe servir para la educación política de los sectores populares, la gente debe involucrarse en la discusión del proyecto o de los puntos del programa, y no podemos crear ilusiones en las reformas en el capitalismo, sino denunciarlo y esto es construir poder popular.

 

Otro punto es que no podemos continuar con el marketing electoral, con cancioncitas pegajosas, o con esbeltas modelos, chineando bichitos chorreados, pintando casas, regalando huacales o laminas o medicinas, igualito a como lo hace la derecha. Para algunos el cargo se convierte en un fin en sí mismo23, que deben mantener o mejorar, esto explica el individualismo en las campañas electorales, la búsqueda individual de recursos.

 

La gente espera más de nosotros por ser de izquierda, espera proyectos o campañas alternativas, diferentes, separadas de las que hace la derecha. Somos diferentes o debemos tratar de ser diferentes. Debemos ser y parecer diferentes que la derecha. Casi siempre somos diferentes, pero ante los ojos de la gente muchas veces parecemos lo mismo.

 

Otras veces caemos en el pragmatismo, nos adaptamos al escenario neoliberal, lo que nos lleva a la defensa del sistema, recomendamos moderación, hasta a veces decimos: hay que pasar de la protesta a la propuesta, condenando la lucha social, de calle y empujándola a soluciones de oficina, supuestamente técnicas: elaboren un proyecto, a veces decimos.

 

O cuando estábamos en el gobierno algunos funcionarios nuestros decían: hay que ser responsables, hay que obrar con madurez, no hay que desestabilizar, miren que es nuestro gobierno, hay que ser razonables, condenando de nuevo la lucha social, adaptándose al sistema, al orden oligárquico vigente. Incluso hubo casos en que se reprimió la protesta social y popular, y todavía no nos autocriticamos por esto. Y la gente lo vio, lo experimentó.

 

Y finalmente la gente espera de nosotros una ética revolucionaria. Si perdemos la confianza de la gente será difícil recuperarla, es como en una relación de pareja, la confianza es vital. Y esto ha sucedido, porque en política no solo se trata de ser decente, sino también de parecer decente. La gente nos observa y le resulta fácil interpretar cuando hay un cambio de vida, cambio de vehículo, de vecindario, y, en definitiva, esto conduce a un cambio de mentalidad, los negocios se colocan por encima de la lucha. Conozco jóvenes de barriadas populares que ya hoy de diputados no se bajan el saco y la corbata24. Es su nuevo uniforme de triunfador.

 

Hay compañeros que ven las candidaturas o puestos como parte de su carrera política, y manejan la idea de ir ascendiendo, de asesor a diputado, de concejal a alcalde, de diputado a ministro o por lo menos a miembro de comisión política. Y los vemos siempre robando cámara, apareciendo en los medios, las mismas personas.

 

Algunos hasta tienen el don de la ubicuidad, no es broma, se fotografían en varios lugares a la vez. El problema con esto es que se pierde la perspectiva de lucha y se concibe como una degradación, como castigo el regresar a ser militante de base.25 Esta es una grave deformación ideológica y tiene como raíz el hecho que la base militante mira a la dirección y sigue su ejemplo. Ya decía Schafik y lo repetía insistentemente : hay que predicar con el ejemplo.

 

La mayoría de la dirección política ocupa o ocupaba, no se ahora, puestos clave en el aparato de estado. Y este es un problema de la izquierda latinoamericana, en un momento el Partido de los Trabajadores de Brasil, el PT, diseño un interesante método para combatir este flagelo: decidieron rotar periódicamente los cuadros políticos en tres espacios: el aparato administrativo, el partido y el movimiento popular. No sé si continuaran con esta medida, aunque lo dudo.

 

En definitiva, el sistema cuenta con miles de recursos para cooptar al militante de izquierda, y asimilarlo, desde los salarios que son totalmente diferentes a los del obrero común, pero además están los viajes, los viáticos, los asesores, los guardaespaldas, los vehículos oficiales, y el status social de diputado, alcalde, concejal, ministro, etc. El desafío radica en estar dentro del sistema, pero seguir siendo un partido alternativo, de ideales de lucha social.

 

El problema de las relaciones entre ética y política recorre las trayectorias de la izquierda latinoamericana y caribeña. Un caso emblemático es el del PT brasileño, el partido de Lula. Escuchemos a Frei Betto: “El PT, nacido de los movimientos sociales, al llegar al Gobierno asumió la lógica del estado. Se volvió partido de Gobierno, cuando debería haberse mantenido como partido de la sociedad junto al Gobierno. No es la corrupción lo que más amenaza al PT. Es el riesgo de que el partido no cumpla su papel histórico de agente de la transformación social.”26 Schafik lo llamaba a esto su misión histórica. 27

 

4. Aparato de estado y lucha de clases, lo político y la política

 

La sociedad es una totalidad compleja en donde coexisten diversas estructuras y procesos. Como una herramienta para entenderla se utilizan diversas imágenes, entre estas la conocida figura marxista del edificio. La base del edificio es la estructura económica mientras que la superestructura la integran lo jurídico-político y lo ideológico. En la realidad, repito, las cosas no son tan sencillas, ya que existen superposiciones y traslapes, fusiones y bordes, etc.

 

Pero tomando esta idea como base podemos decir que el aparato jurídico-político, el estado28, lo político está integrado por aquellas instituciones y procesos –leyes, ministerios, funcionarios, tribunales, fuerza armada, policía, parlamento, sistema de partidos políticos, y otros- , es el territorio del orden establecido, mientras que la política es el movimiento, la lucha popular y social, la protesta, la resistencia, la denuncia, es el territorio donde se desarrolla la lucha de clases. Ambos están interrelacionados.

 

El aparato jurídico-político reproduce y conserva las relaciones de producción, el sistema capitalista, el orden oligárquico, la dependencia, la sociedad de consumo. Cuando los partidos de izquierda son legales integran el aparato jurídico-político. Cuando son ilegales, están fuera de este sistema. Como FMLN hemos estado fuera y hoy estamos dentro.

 

Los partidos políticos de derecha, por su parte, son funcionales a este sistema, son partidos del orden capitalista, mientras que a los partidos de izquierda se les generan conflictos y dilemas, incluso rupturas. Aunque algunos optan por volverse funcionales y se adaptan, se integran al sistema, pero otros desde dentro del sistema luchan por su transformación. Estas son las vías alternativas: ruptura o acomodamiento al sistema, al orden establecido. Como se da esa ruptura esos son otros cinco pesos.

 

En el caso del FMLN, luego de su fundación en octubre de 1980, hace 40 años, estuvo fuera del sistema por 12 años, y no solo fuera, sino que, luchando violentamente por su destrucción, era una fuerza alzada contra el sistema, enemiga del sistema. Hoy lleva 28 años, desde 1992, dentro del sistema y contra el sistema, en una relación compleja, contradictoria, de sí pero no, con muchos dilemas y conflictos, como el vinculado a la relación pendular de defensa o rechazo del orden constitucional.

 

Fíjense que los funcionarios electos –de todo signo-juran públicamente defender la constitución, pero sucede que esta es la constitución contrainsurgente de 1983, la de DAubuisson. Es un conflicto y un dilema. La pregunta clave, fundamental, permanente, cotidiana es: se es fiel con el sistema o con su transformación.

 

No hay respuestas sencillas, hay conflictos y dilemas. Pero si existe el peligro del acomodamiento al sistema, es lo que le paso a Joaquín Villalobos, de la Comandancia General del FMLN por 12 años, quien después de los acuerdos de paz en 1992 planteo que ya no había porque luchar, que la revolución democrática había sido ya consumada. Y la gente lo escuchó y comprendió la jugada de simulación y lo abandonó, su Partido Demócrata, el PD, en el 97 desapareció del mapa electoral.

 

Septiembre de 2020

 

Roberto Pineda (1959) ha publicado Fuego Cruzado(San José, C:R:1982); las luchas de los movimientos populares1810-2010 (San Salvador, 2014); El Salvador: voces de la memoria rebelde (San salvador, 2015); Ideas emancipadoras y tradiciones de lucha Tomo I,II y III (San Salvador, 2016,2017); Crónica de los Patriarcas (San Salvador, 2017); Los Ríos de la Memoria del jaguar rebelde (San Salvador, 2018); y Nace la esperanza, viene el cambio (San Salvador, 2020).

 

 

 

 

 

1 Pineda, Roberto. Algunos apuntes sobre la lucha ideológica en la izquierda salvadoreña. Febrero de 2020. https://www.alainet.org/es/articulo/204646

 

2 En 1967 surge la emblemática revista cubana Pensamiento Crítico, dirigida por Fernando Martínez Heredia (1939-2017) , que plantea en su presentación lo siguiente: “Nuestro punto de partida: por una parte, que las teorías surgen o se desarrollan en el análisis de las situaciones concretas; por otra, que la formación teórica es indispensable a los investigadores.” Pensamiento Crítico, Habana, febrero de 1967, número 1.

3 Ver Salomone, Mariano Javier. Dilemas del pensamiento crítico: notas sobre la recuperación del marxismo. Revista Colombiana de Sociología. Bogotá. 2012

4 Ver Casas, Alejandro. Pensamiento crítico y marxismo en América Latina: algunas trayectorias entre Bolívar y Mariátegui. CLACSO. Buenos Aires. 2006

5 Ver Guerra, Sergio. Forjadores del pensamiento crítico latinoamericano. Ediciones La Tierra. La Habana, 2011. Farabundo Martí 1893-1932 ( pág. 147)

6 Luxemburgo, Rosa. Reforma y revolución. Akal Editores. Madrid. 1975

7 Ver Pineda, Roberto. ¿Cómo pensar desde el sur? La construcción de nuevas epistemologías. https://pensamientocriticoxxi.wordpress.com/2018/10/07/como-pensar-desde...

8 Harnecker, Marta, Acerca del sujeto político capaz de responder a los desafíos del siglo XXI. Abril de 2003.

9 Salazar, Robinson. La construcción del nuevo sujeto político en América Latina. Estrategia para buscar la emancipación desde lo popular en el siglo XXI. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-0565201...

10 Pineda, Roberto. Ideas emancipadoras y tradiciones de lucha: el Partido Comunista de El Salvador 1930-1975 (tres tomos) Ediciones Prometeo Liberado. San Salvador, 2017.

11 Handal, Schafik. Legado de un revolucionario (tres tomos). Ocean Sur. La Habana. 2014

12 Houtart, François. Los movimiento sociales y la construcción de un nuevo sujeto histórico. DEI, San José C.R. 2006 http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Costa_Rica/dei/20120710033708/movimientos.pdf

 

13 Ver Pineda, Roberto. Las luchas de los movimientos populares en El Salvador 1810-2010. Ediciones Prometeo Liberado. San Salvador.2014

14 Acha, Omar. Reflexiones sobre el poder popular. Santiago, Tiempo robado editoras, 2014

15 Dalton, Roque. Las historias prohibidas del pulgarcito. Siglo XXI. México D. F. 1974

16 Dri, Rubén. Debate sobre el poder en el movimiento popular. Buenos Aires.

17 Foucault, Michael. La microfísica del poder.

18 Foucault, Michael. Un dialogo sobre el poder y otras conversaciones. 1981

19 John Lennon:

20 Dri, idem.

21 Ver Pineda, Roberto. Nace la esperanza, viene el cambio. Notas sobre la Administración Funes 2009-2014. Ediciones Prometeo Liberado. San salvador, 2020.

22 Ver Harnecker , Marta. Acerca del sujeto político capaz de responder a los desafíos del siglo XXI. 2003

23 Ver Handal, Schafik. El FMLN y la vigencia del pensamiento revolucionario en El Salvador. 2005

24 Frei Betto. La mosca azul.

25 Harnecker, Marta. Acerca del sujeto político capaz de responder a los desafíos del siglo XXI. 2003.

26 Betto, Frei. La mosca azul. Ocean Sur. México. 2011

27 Handal, Schafik. El FMLN y la vigencia del pensamiento revolucionario en El salvador. San Salvador, diciembre de 2005.

28 “El Estado, como suprema forma de la vida social, ha constituido durante varios siglos, el objeto precipuo, sino exclusivo de la historia.” Navarrete, Sarbelio. El estado centroamericano (1913) , tomado de En los jardines de Acedemos. Pag. 46, Editorial Universitaria. San Salvador, 1977

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/209076
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