75 aniversario de la descarga atómica

07/08/2020
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Hoy, en el 75 aniversario de la explosión atómica de Hiroshima, recordamos que los recursos empleados en la carrera armamentista podrían y deberían ser utilizados para promover el desarrollo integral de los pueblos y para la protección del ambiente natural”.

Papa Francisco. (Mensaje por tweet, agosto 2020.)

 

Hiroshima y Nagasaki en la memoria histórica. Hace 75 años, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, la humanidad vivió una de sus peores pesadillas al presenciar el devastador y brutal estallido de la bomba atómica que el Gobierno estadounidense ordenó lanzar sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Cuando el reloj marcaba las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945, un avión estadounidense de combate, tipo B29, denominado Enola Gay, al mando del comandante Paul Tibbets, sobrevolaba el centro de Hiroshima a unos 9.500 metros de altura desde donde lanzó la bomba que explotó antes de tocar suelo.

 

La potencia destructora fue equivalente a 16.000 toneladas de TNT. En aquel instante, una nube de fuego elevó la temperatura que alcanzó entre 3.000 y 4.000 grados centígrados. La magnitud de la destrucción fue casi total en un radio de un kilómetro y medio. Se calcula que alrededor de 140.000 civiles murieron en ese momento. La cifra aumentó debido a las miles de víctimas con graves heridas o quemaduras por efecto de la radiación. Tres días después, el 9 de agosto otra bomba atómica fue lanzada sobre la ciudad de Nagasaki. Hasta hoy, Japón es el único país que ha sufrido un ataque atómico de esa magnitud.

 

En el marco de esta conmemoración el actual alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, ha insistido en la necesidad de que el Gobierno japonés firme el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, aprobado en 2017 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

 

Al referirse a aquel hecho brutal sin precedentes, Matsui afirmó, "Un aumento del nacionalismo llevó a la Segunda Guerra Mundial y los bombardeos atómicos. Nunca debemos permitir que este pasado doloroso se repita. La sociedad civil debe rechazar el egocentrismo nacionalismo y unirnos contra todas las amenazas".

 

Pese a que la ONU surge con el ideal común de preservar la paz mundial y que se aprobó el Tratado que prohíbe la proliferación de armas nucleares, la paz sigue amenazada y varios países continúan en la carrera armamentista ascendente.

Veamos algunos ejemplos: Rusia, Estados Unidos y Gran Bretaña son los tres países que poseen los mayores depósitos nucleares con respecto al número de ojivas útiles, además otra decena de países tienen también dispositivos nucleares.

 

Las amenazas latentes a la paz mundial persisten, por eso, tienen razón los científicos cuando advierten que una posible confrontación a escala mundial con este tipo de armamento disponible, podría devastar países enteros y desatar la extinción de la especie humana. Y esto no es ficción ni invención, es una realidad concreta, por lo tanto, vale la pena defender la paz y exigir el desmantelamiento de los arsenales nucleares existentes.

 

El trágico y devastador suceso recién ocurrido el 4 de agosto en Líbano, que también ha sido observado por toda la humanidad, es un aprendizaje sobre la capacidad destructora de los materiales explosivos. Con sólo pensar en una guerra nuclear, se ponen los pelos de punta.

 

Mi solidaridad con los pueblos de Japón y el Líbano.

 

Guatemala, 07/07/2020

 

-Factor Méndez Doninelli es maestro e investigador, consultor en Derechos Humanos y métodos alternativos de resolución de conflictos.

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/208358
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