Perú: La verdad, un diamante que brilla

03/08/2020
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La “prensa grande” utiliza pérfidos procedimientos para mantener al margen de la información a la ciudadanía y afirmar, por esa vía, el írrito poder de una clase envilecida que busca perpetuar los privilegios de los poderosos.

 

Quizá si el más usado, sea el de cambiar la realidad para engañar a incautos. Consiste, en invertir los hechos, y tiene una estructura muy simple: Presenta como bueno, lo que es malo; y como malo, lo que es bueno.

 

En otras palabras, endiosa el sistema político norteamericano, y no dice que en ese país hay 60 millones de pobres y casi 20 millones de trabajadores desocupados crónicos y que allí el 1% de los más ricos tiene en sus manos el 70% de la riqueza. Esa práctica, para creerle, hay que leerla al revés.

 

Donde dicen que es verdad, hay que saber que es mentira. Y donde aseguran que hay mentiras, sin duda finalmente habrá de brillar la verdad como un diamante.

 

Así se dice, por ejemplo, que el socialismo es malo, perverso e incompetente, ignorando la realidad objetiva de los países que afirman su desarrollo en un sistema social comunitario y equitativo.

 

De ese modo se evade que la URSS salvó a la humanidad del dominio del fascismo; que puso en órbita al primer cosmonauta; y que afirmó un sistema de vida basado en la protección de la salud, la educación y la conciencia de sus ciudadanos; y que, por lo demás, fue ejemplo para que otros pueblos de la Tierra, asumieran el mismo derrotero.

 

Pero hay otros modos, que usa también la “prensa grande” para engañar. Uno de ellos, es ocultar los hechos; no hablar de los mismos, para que nadie repare en lo que en verdad ocurre.

 

Por ejemplo, ninguno de los voceros más calificados de la reacción, ha informado a sus lectores que el único país del mundo que ha vencido al COVID 19, registrando apenas un solo deceso, ha sido la República Socialista de Vietnam, ubicada en el sudeste asiático, en la Península Indochina.

 

Si, el Vietnam heroico, que a comienzo de los años cincuenta del siglo pasado venciera al colonialismo derrotando al ejército francés comandado por el ensoberbecido general Henri Navarre, en la batalla de Diem Bien Phu; y que en los años 70, siempre liderado por el invencible Vo Nguyen Giap, doblegara al ejército de los Estados Unidos; alcanzó esta vez su tercera gran victoria enfrentando, casi sin bajas, a un enemigo que ha causado ya 4 millones de infectados y casi 200 mil muertos en la patria que gobierna hoy Donald Trump.

 

Vietnam, la tierra de Ho Chi Minh, que se liberara del dominio imperial chino en el año 938 de nuestra era; que cuenta en la actualidad con 92 millones de habitantes (tres veces más que el Perú), en una extensión de sólo 331 mil kilómetros cuadrados (un tercio de nuestro territorio); hizo frente a la pandemia con audacia, valentía, voluntad y disciplina; y legó a todos un ejemplo, a quienes no quieran seguirlo, por lo menos debieran conocerlo y admirarlo.

 

En América, Cuba Socialista ha sido el primer país del continente en enfrentar exitosamente esa batalla sanitaria. A diferencia de nuestro país (Perú), que contabiliza alrededor de 500 mil infectados y 45 mil muertos; ha tenido 87 fallecidos y algo más de dos mil contagiados, la inmensa mayoría de los cuales ya se recupera.

 

En Cuba, no ha muerto un solo niño, ni una mujer gestante, ni un médico, ni un integrante de los equipos sanitarios u hospitalarios. Su población ha estado protegida por un sistema de salud construido en su sociedad socialista.

 

Y quienes hoy transitan por rutas similares –La Nicaragua Sandinista y la República Bolivariana de Venezuela- han tenido el mismo nivel de éxito. Menos de un centenar de fallecidos, y miles de recuperados; gracias a su atención clínica y hospitalaria, siempre al servicio de la población.

 

Y eso, no obstante el bloqueo imperial, la agresión económica, y las prácticas terroristas usadas por el gobierno de los Estados Unidos contra esos pueblos

 

Inequívoco signo de la superioridad del Socialismo sobre el Capitalismo. La “prensa grande”, no admite su derrota. Ella ha callado en todos los idiomas respecto a esta realidad. No dice una palabra de los asombrosos éxitos logrados en la materia por Cuba, Nicaragua o Venezuela.

 

Prefiere silbar, y mirar a otro lado; antes de reconocer que en esos países hermanos, se privilegia la vida de la gente, y no los negocios de las grandes corporaciones.

 

Nada de eso ha ocurrido, por cierto, en Brasil, ni en Chile, ni en Colombia, ni en el Perú, carcomidos todos por el neoliberalismo.

 

En esta región, los gobiernos -incluidos los del Perú en los últimos 40 años- han privilegiado la economía, en detrimento de la salud y de la población, para tener índices financieros calificados ante los expertos del FMI y el Banco Mundial.

 

Y han despreciado a la población, dejándola sin empleo, salario, seguridad social, alimentación, vivienda digna, atención hospitalaria, ni oxígeno.

 

Empresas boyantes que manejan ingentes recursos y hacen pingues negocios de alta productividad; han sido el contraste de un pueblo deprimido y pauperizado que sufre brutalmente los efectos del coronavirus en nuestro tiempo.

 

Aquí se habla del auge de la pandemia en Arequipa, o en Ayacucho; pero se silencia el hecho que en la primera línea de combate al COVID en esas regiones, hay una Brigada Médica Cubana, que salva vidas. Para los panegiristas del Imperio ella, simplemente, no existe.

 

La “Prensa Grande” se revuelca en su lodazal, pero la verdad, como el diamante, siempre brilla.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/208246
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