Realismo político y Covid-19

08/05/2020
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En su obra clásica Politics among nations. The struggle for power and peace (1949), Hans J. Morgenthau afirma que los estudios en política internacional tienen como uno de sus objetivos “detectar y entender las fuerzas que determinan las relaciones políticas entre las naciones y abordar las maneras en que esas fuerzas actúan unas sobre otras y sobre las instituciones y las relaciones políticas internacionales” (3)[i]. Desde la perspectiva clásica del realismo político, en la que se enmarca la obra de Morgenthau, cuestionarse sobre los verdaderos objetivos de los funcionarios, expertos, intelectuales, partidos políticos, gobiernos e instituciones determinantes en la formulación o aplicación de políticas internacionales, no sería entonces una cosa de paranoicos ni de conspiradores como alega la imaginación liberal.  Al contrario, como señala Morgenthau, “nosotros deberíamos ser los más interesados en estudiar las políticas de poder y las implicaciones y situaciones generadas por estas y deberíamos ser aquellos que estudian la institución de la guerra” (4). Esto último, no con el fin de condenar o elogiar a determinado actor o actores sino de entender las dinámicas de poder que están en juego.

 

En relación con las políticas mundiales adoptadas para enfrentar el coronavirus, esto significa que el análisis debe estar dirigido a detectar y entender a los actores involucrados en la formulación y aplicación de políticas para enfrentar la pandemia. Y aunque esto, por su complejidad, sería el objeto de estudio de una investigación, por ahora es posible señalar algunos de estos actores, cuya relevancia en esta crisis ha sido manifiesta gracias a la información disponible, que diariamente se actualiza. Se ha informado sobre el papel del  Imperial College de Londres; también hemos visto las declaraciones del Center For Disease Control (CDC); mandatarios, líderes, reconocidos expertos se han pronunciado sobre el Covid-19. De ahí que, por la amplitud del objeto de investigación, en este artículo nos ocuparemos especialmente de un actor, el Partido Comunista Chino (PCCh), cuyas acciones han dado pie a una lucha política en el plano internacional que confirman la emergencia de un nuevo marco bipolar y, por consiguiente, de un nuevo orden mundial.

 

Realismo político: una teoría sobre el poder

 

Según Morgenthau “la política internacional, como toda política, es una lucha por el poder” (13). Pero no se trata de cualquier tipo de poder sino de un poder muy específico. Dice Morgenthau en la obra citada:

 

Cuando hablamos de poder en el contexto de este libro nos estamos refiriendo, no al poder del hombre sobre la naturaleza o sobre un medio artístico como el lenguaje, discurso, sonido o color, o sobre los medios de producción o consumo o incluso sobre sí mismo en el sentido de auto-control. Cuando hablamos de poder, nos estamos refiriendo al control de un hombre sobre las mentes y las acciones de otros hombres (13).

 

El poder político, entonces, se define como poder soberano, esto es, como el poder de controlar a los hombres, de extender el control sobre el resto de la sociedad. A diferencia del marxismo y el liberalismo, según los cuales la política está subordinada a la economía, el realismo político invierte esta relación, pues según Morgenthau la evidencia histórica demuestra que acontecimientos históricos como la Primera Guerra mundial no tienen su causa en la economía sino en la política. Dice: “Las políticas imperialistas eran generalmente concebidas por los gobiernos, que convocaban a los capitalistas para que apoyaran estas políticas. Así, la evidencia histórica señala la primacía de la política sobre la economía” (32). Y esto es así porque lo que guía al político, al monopolista de la industria, al capitalista no es el deseo de mayor ganancia económica, sus motivos se pueden reducir a una sola causa: el deseo de mayor poder. En palabras de Morgenthau:

 

Alejandro Magno y Napoleón I, no se embarcaron más que Adolf Hitler en políticas imperialistas con el propósito de ganancias personales o con el fin de escapar a los desajustes de sus sistemas económicos. Lo que ellos perseguían era exactamente la misma cosa que persigue el capitán de la industria cuando trata de establecer un “imperio” industrial al añadir empresa tras empresa hasta que domina su industria de manera monopolista o cuasi monopolista. Lo que el imperialista precapitalista, el capitalista imperialista y el imperialista capitalista quieren es poder, no ganancias económicas. (32)

 

 En este aspecto es importante hacer la distinción entre poder político y poder militar, pues el primero se basa en el poder psicológico que ejerce un actor político sobre otro con el fin de lograr ciertos objetivos, mientras que el poder militar tiene que ver con el poder físico que se ejerce sobre otro. En este último caso “el actual ejercicio de la violencia física sustituye la relación psicológica entre dos mentes, que es la esencia del poder político, por la relación física entre dos cuerpos, uno de los cuales es lo suficientemente fuerte para dominar los movimientos del otro” (14). El primero, el poder político, lo podemos ver claramente ejemplificado en los llamados preparativos militares. Efectivamente, los preparativos militares buscan influir en la psicología de un determinado enemigo, pues tienen como objetivo “hacer innecesaria la actual aplicación de la fuerza militar al inducir al potencial enemigo a desistir del uso de la fuerza militar” (14-15). Mientras que el poder militar se basa en el ejercicio de la violencia física, como lo vemos ejemplificado en el desarrollo de toda guerra.

 

Igualmente se hace necesario distinguir entre políticas económicas que se toman con el fin de lograr resultados estrictamente económicos y políticas económicas que tienen como objetivo aumentar el poder de una determinada nación. Un ejemplo actual lo vemos en las medidas de flexibilización cuantitativa, adoptadas por la administración de Barack Obama con ocasión de la gran recesión de 2008, y que tenían por objetivo estabilizar el sistema financiero y evitar su derrumbamiento. El segundo caso lo vemos ejemplificado en las políticas de sabotaje económico de la administración Obama (continuadas por Trump)  en contra de Venezuela, las cuales tienen como objetivo aumentar el poder de la superpotencia americana a nivel nacional e internacional.

 

Ahora bien, es importante señalar que, aunque el realismo político es una teoría que ve en la nación el mayor depositario de poder, no por eso soslaya el papel que cumplen las instituciones internacionales. Morgenthau, por ejemplo, se refiere a los tratados firmados entre las potencias participantes en la Primera Guerra Mundial como medios legales cuya función era otorgarle una base legal al status quo que emergió luego de la conflagración. Y menciona el papel preponderante que cumplió la ya inexistente Liga de Naciones en la fiscalización y el reforzamiento de las disposiciones adoptadas en esos tratados. Esto es importante subrayarlo porque, como veremos, organismos internacionales han cumplido un importante papel en la aplicación de políticas internacionales durante esta pandemia de Covid-19.

 

Covid-19 y Poder Chino

 

Desde la perspectiva del realismo político, en la que se enmarca este artículo, el objetivo entonces es desenmascarar la lucha política que la pandemia de Covid ha generado a nivel mundial. Que hay una lucha por el poder mundial en curso es evidente, el recrudecimiento de la Guerra Fría entre China y EE.UU, así como las tensiones cada vez más crecientes entre China y Australia y otros países señalan en esa dirección. De ahí la importancia de identificar y entender los móviles de los actores políticos involucrados en esta lucha.

 

El actor principal que habría que mencionar es el Partido Comunista Chino. Efectivamente, las acciones del PCCh determinaron el curso de la pandemia y su propagación al resto del mundo. Como lo señala Kerry Wakefield en un artículo publicado el 1 de mayo en The Spectator de Australia, es de conocimiento general que, en el mes de enero, cuando la pandemia se difundió en Wuhan, el gobierno chino prohibió los vuelos internos, pero permitió que los vuelos al extranjero continuaran, facilitando que el virus se extendiera por otros países. Dice: "Muchos ahora saben que cuando China, el 23 de enero, cerró Wuhan e impidió que sus ciudadanos viajaran a China, se les permitió, sin embargo,  llevar la infección con ellos a Occidente" (párr.6).  Esto lo confirma otro artículo anterior al mencionado, publicado el 4 de febrero en The Spectator de Estados Unidos, en el que se menciona la difusión del virus en 28 países para esa fecha, lo que demuestra que las fronteras externas de China permanecieron abiertas incluso después de que el gobierno chino declarara en enero el cierre de la ciudad de Wuhan y cancelara vuelos internos. Dice James Adams, autor del artículo:

 

La epidemia ahora se ha extendido a otros 28 países que involucran 214 casos y se reportan más diariamente. Aunque se imponen restricciones de viaje a nivel mundial a todas las personas y aviones que provienen de China, las acciones pueden ser muy pocas y demasiado tardías. Un informe sugiere que eran tantos los vuelos que ya habían salido de Wuhan antes de que se establecieran restricciones, que 128 ciudades nuevas en todo el mundo posiblemente estén infectadas (5)

 

De hecho, según reportaba The Wall Street Journal en un artículo titulado “Fighting Outbreak, China Urged Open Borders. Even Allies are resisting” publicado el 14 de febrero, el gobierno chino incluso realizó una ofensiva diplomática ese mismo mes con el objetivo de persuadir a otros gobiernos asiáticos y occidentales de mantener sus fronteras abiertas como una muestra de confianza hacia Beijing. Esto en un contexto en el que las muertes por Covid-19 alcanzaban un aumento dramático en la provincia china de Hubei, y la propagación de la pandemia llegaba a Filipinas y Japón como lo informó en su momento la agencia noticiosa Reuters: "La provincia china en el centro del brote de coronavirus reportó un aumento récord de muertes y miles de infecciones más (...) mientras que Japón se convirtió en el tercer lugar fuera de China continental en sufrir una fatalidad" (párr.1). Así, los hechos muestran la manera errática con que la dirigencia china manejó el asunto desde el principio.

 

 Sobre las razones que pudo tener el gobierno chino para actuar de esta manera solo hay especulaciones. Para algunos, se trató de simple y llana irresponsabilidad de parte del PCCh. Para otros, en cambio, fue un acto deliberado de agresión contra Occidente. Tal es la opinión de parte de la prensa australiana e incluso de parte de su clase política. Un ejemplo lo vemos en la entrevista que realizó el canal SkyNews de Australia a la exministra y representante liberal Bronwyn Bishop, quién dijo que “China deliberadamente envió el virus y el temor al virus, fuera de China al mundo libre”. Esta acusación, a su vez, se sustenta en el hecho, ya mencionado, de la medida impuesta por el PCCh de prohibir los vuelos internos y dejar que el tráfico aéreo externo siguiera funcionando. Para la representante Bishop esta es la evidencia de que fue una agresión deliberada: “La prueba es esta: (China) cerró sus líneas aéreas nacionales y no permitió que la gente viajara en China y luego llenó los vuelos (...) con personas infectadas con la enfermedad hacia el mundo libre”, dijo. Sin embargo, ese no es el único argumento a favor de la tesis de que China deliberadamente desató la pandemia. En un documental reciente que ha estado circulando en YouTube, titulado “CCP Method: Chinese Communist Party Global Agenda-coronavirus outbreak is the last wake up call” (2020) se especula sobre los intereses económicos que estarían detrás de la supuesta decisión del PCCh de propagar el virus al resto del mundo. Según expone el documental, la intención era obtener ganancias económicas, puesto que desde el año 2000 China es el dueño de la cadena de suministros farmacéuticos mundiales. Dice: "Gracias a la entrada del PCCh en la OMC, ahora tiene un control global sobre la fabricación de medicamentos y suministros médicos". Y para confirmarlo, cita un editorial de principios de marzo del 2020, en plena pandemia de coronavirus, en el que la agencia noticiosa del Estado Chino Xinhua amenazaba a EE.UU con cortarle los suministros médicos, lo que generaría un aumento enorme de la pandemia en ese país: “Si China prohíbe las exportaciones de productos médicos [...] y medicamentos a los Estados Unidos, los Estados Unidos se verán sumidos en el poderoso océano de coronavirus. [...] Estados Unidos se hundirá en el infierno de una epidemia de coronavirus”, decía el editorial. Esto último demuestra que el gobierno chino es claramente consciente de la posición de China en la industria farmacéutica, por lo que el argumento que expone el documental tiene bastante peso. Y aunque no es posible afirmar que el PCCh desató deliberadamente el Covid-19 puesto que no se tienen las pruebas concretas, sus actos y declaraciones, como la amenaza de sabotaje comercial a Australia, luego de que este país solicitara una investigación exhaustiva sobre los orígenes del Covid-19 en China, dejan amplio espacio para una duda razonable.

 

Como sea, lo que sí demuestran estos actos y declaraciones del gobierno chino y sus medios es que China está dispuesta a proyectar su poder al resto del mundo. Su ofensiva diplomática en el mes de febrero, con el fin de evitar que gobiernos de otros países cerraran sus fronteras externas, en detrimento del prestigio de Beijing, que quedaría ante el mundo como un gobierno incapaz de contener la pandemia;  las amenazas del PCCh a EE.UU y Australia; todo ello demuestra hasta qué punto está dispuesto el gobierno de China a proyectar su poder nacional. Otro ejemplo lo vemos en la influencia de China en la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es de conocimiento general que el 31 de diciembre el gobierno chino le notificó a la OMS sobre la aparición de un nuevo tipo de neumonía en la ciudad de Wuhan, y que esta amenaza fue en un principio subestimada por la OMS, que el 5 de enero sacó un comunicado en el que informaba que el virus no se podía transmitir de humano a humano. Esto último pese a que, según un artículo del Washington Post publicado el 8 de febrero, desde enero ya se sabía que se trataba de un virus relacionado con el SARS:

 

A finales de diciembre, comenzaron a circular rumores de un misterioso virus en las redes sociales chinas. China notificó a la OMS el 31 de diciembre que había una neumonía de causa desconocida en Wuhan. Basada en los datos chinos, la OMS emitió una declaración el 5 de enero diciendo que había 44 casos y ninguna evidencia de transmisión de persona a persona. Pero una reconstrucción de los eventos del Washington Post mostró que, para el 5 de enero, algunas autoridades de Wuhan sabían que los médicos estaban discutiendo la propagación de un virus similar al SARS. Por esto, fueron detenidos y denunciados. (párr. 23-24)

 

Igualmente es de conocimiento general que, cuando la pandemia se empezó a propagar de China a otros países (gracias a la medida del PCCh de mantener las fronteras externas abiertas), el director general de la OMS, lejos de condenar al gobierno de China, lo elogió: "Cuando el coronavirus se extendió por el territorio central chino y saltó a otras naciones, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aplaudió ´la transparencia de la respuesta china´” (párr.2). Según el alcalde de Wuhan, tales errores posiblemente se debieron a la lentitud con que se transmitió la información de parte de Beijing: "El alcalde de Wuhan, Zhou Xiangwan, admitió que la información debería haberse divulgado más rápidamente" (párr.45). Pero la revelación, a mediados de marzo del año en curso, de que el gobierno de Taiwán le había informado a la OMS sobre un nuevo tipo de coronavirus a finales de diciembre de 2019, una advertencia que fue ignorada por la OMS, deja esta suposición por el piso. En realidad, lo que sugiere tal hecho es que la OMS probablemente tuvo otros factores en consideración. ¿Tal vez factores políticos? No hay una prueba concreta, pero ante la pregunta sobre la muerte del doctor chino detenido por revelar la existencia del nuevo virus al mundo, el Director General de la OMS exculpó al gobierno de China, alegando que "Es muy difícil, dados los hechos [...] decir que estaba ocultando China “ (párr.57). En consecuencia, estos actos, así como los elogios del director general de la OMS al presidente chino Xi Jinping y al “sistema chino” (párr.46), ciertamente han afectado la credibilidad de la organización, a la que con toda razón han acusado de defender los intereses de China.  

 

Con todo, nada demuestra mejor el poderío de China que la influencia avasallante que tuvieron las medidas drásticas de cuarentena impuestas en Wuhan en el plano internacional. Dichas medidas prácticamente se convirtieron en una política internacional, como se infiere del hecho de que una gran parte de naciones, tanto del Norte como del Sur Global, adoptaron esas medidas drásticas de cuarentena, con evidentes variaciones, para enfrentar la pandemia. Incluso la OMS desde un principio elogió a China por tales medidas, y hasta las presentó como un modelo para el resto del mundo: “El gobierno chino debe ser felicitado por las medidas extraordinarias que ha tomado para contener el brote, dijo Tedros, y agregó que China está estableciendo ´un nuevo estándar´ para la respuesta al brote” (párr.49). Y también una gran parte de los expertos adoptaron este modelo como el mejor a seguir e incluso lo elogiaron públicamente. Tal es el caso del doctor inglés Richard Horton, editor general de The Lancet, quién ha cobrado notoriedad últimamente tras afirmar que la mitad de artículos académicos sobre ciencia es información falsa: “El caso contra la ciencia es sencillo: gran parte de la literatura científica, quizás la mitad, puede ser simplemente falsa” (Walia, párr.3) Este salió en defensa de las medidas drásticas de cuarentena aplicadas por el gobierno chino, al que también dedicó elogios: “No solo fue lo correcto, sino que también mostró a otros países cómo deberían responder ante una amenaza tan aguda. Así que creo que tenemos mucho que agradecer a China por cómo ha manejado el brote en Wuhan” (párr.4), dijo. Esto último, pese a las evidentes violaciones a los derechos fundamentales y los medios de control totalitarios que tales cuarentenas propiciaron, como el expuesto por el noticiario de Hong Kong The Epoch Times en un reportaje publicado el 29 de abril, en el que se informa sobre el código de barras creado por el PCCh supuestamente para identificar el nivel de riesgo de una persona, y que en realidad es un medio para rastrear los movimientos de los ciudadanos, como lo expone una ciudadana china en el video.

 

En resumen, el manejo de la pandemia por parte del gobierno de China ha agudizado las tensiones con EE.UU y ha generado disputas con otras naciones del Occidente capitalista. En parte, esto se debe a la actitud de China, que ha adoptado una posición enérgica frente a sus contradictores, a lo que se añade sus relaciones con la OMS, que han levantado sospechas no solo entre ciertos gobiernos y medios informativos, también entre muchos ciudadanos del mundo que ahora ven a China como una amenaza.

 

Conclusiones

 

Es evidente que la actual pandemia de Covid-19 ha agudizado la lucha por el poder mundial. Esto, en parte, se debe a la política externa activa de China, que no ha dudado en proyectar su poder en el plano internacional en esta crisis generada por la pandemia. De hecho, China actualmente proyecta este poder en tres niveles: 1) económico 2) cultural y 3) militar. En el plano económico, ya vimos cómo China no duda en usar su poderío económico para amenazar a otras naciones, como es el caso de Australia, mencionado anteriormente. En el plano cultural, como señalara The National Interest en un artículo del 25 de abril, el mundo fue testigo de cómo el gobierno chino promovió su propia narrativa de la pandemia al mundo, según la cual “el gobierno central se puso a cargo y venció al virus con medidas fuertes y resolución. Los países occidentales están sufriendo ahora debido a su laxa respuesta y la inferioridad de sus sistemas democráticos, cacofónicos en comparación con el modelo de un solo partido de China”, (párr.2).  En cuanto al plano militar, el 30 de abril el medio Russia Today informaba sobre la expulsión de un buque de guerra estadounidense del mar del sur de China, aumentando así las tensiones en esa área en conflicto.

 

Desde la perspectiva clásica del realismo político tales hechos deben medirse por el impacto que tienen en el statu quo. Si algunos gobiernos calculan que el impacto es mínimo, el temor de una política imperialista de parte de China estaría infundado. Pero si algunos gobiernos consideran que el impacto es tal que puede subvertir el statu quo, entonces la conclusión lógica es que se trataría de una política imperialista de parte de China. Esto pondría ese país en curso de colisión con EE.UU, que podría adoptar, a su vez, una política imperialista para enfrentarlo. Esto no es descabellado, el concepto de imperialismo, en política internacional, es dinámico, y como señala Morgenthau, es “una política que apunta al derrocamiento del statu quo” (26). En tal sentido, algunas iniciativas chinas podrían interpretarse como políticas imperialistas. La Ruta de la Seda, por ejemplo, es un proyecto económico que desde el punto de vista geopolítico apunta a romper con el seapower estadounidense, pues como señala el filósofo ruso Alexander Dugin “el objetivo del Land Power y en particular, del Heartland, es obtener acceso a los mares, romper el bloqueo financiero de parte de la talasocracia y empezar a competir con ella en su propio elemento”. (párr.28). Además, este tipo de interpretaciones son posibles porque como lo señala Morgenthau las políticas imperialistas nunca son evidentes, siempre se suelen ocultar bajo otro aspecto. Morgenthau menciona el ejemplo de Hitler, quien “desde 1935  […] hizo demanda tras demanda, cada una en sí misma totalmente reconciliada con la política del statu quo, pero cada una de las cuales era en sí misma un escalón en el camino hacia el imperio” (47). La Ruta de la Seda bien podría interpretarse en este sentido.

 

Desde este punto de vista, entonces, el regreso a un marco bipolar como el de la pasada Guerra Fría sería inminente. De hecho, esta pandemia ha generado divisiones que evocan los años de la Cortina de Hierro, cuando el mundo estaba dividido en zonas de influencia. De una parte, vimos como EE.UU y Australia han tomado una posición claramente ofensiva hacia China. Pero también vemos la respuesta enérgica de China que, lejos de amedrentarse, ha optado por responder en los mismos términos. Por consiguiente, es muy probable que esta crisis acelere el proceso de “divorcio” que ya venía en desarrollo entre las economías de EE.UU y China, así como es probable que se inicien procesos similares entre China y Australia y otros países.

 

Varios medios de información incluso han especulado sobre la posibilidad de una futura guerra. No es improbable pues la política internacional se caracteriza por la inestabilidad. Pero si esta posibilidad llegara a convertirse en una realidad, América Latina se encontraría en una encrucijada. Por mucho que desee liberarse de la tutela estadounidense, adoptar el bando de China tampoco es una opción inteligente. El coronavirus ha dejado a millones de trabajadores latinoamericanos desempleados. El odio contra China ha aumentado a raíz de ello. Aquellos que desde la izquierda ven la actual actitud de China con beneplácito, llevados de su histeria contra Trump (lo que la derecha llama el “Trump Derangement Syndrome”), corren el riesgo de verse igualmente repudiados. Además, adoptar una posición crítica frente a China no implica necesariamente adoptar una posición de derecha o a favor de EE.UU. La cuestión de una hipotética guerra entre EE.UU y China no es tan simple como a primera vista parece. En EE.UU viven más de 50 millones de latinoamericanos. La población latina de EE.UU conforma la séptima economía del mundo, según un reporte de 2017 de la Latino Donor Collaborative. Si China agrediera a EE.UU también sería una agresión contra América Latina. No es una cuestión de preferencias ideológicas.

 

Esteban Arango Montoya. Filólogo hispanista de la Universidad de Antioquia, Colombia. Coordinador del Proyecto Académico Medellín Negro de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia.

 

 

Trabajos citados

 

Adams, James. (2020) “Is China hiding how bad the coronavirus is?” The Spectator USA https://spectator.us/china-hiding-bad-coronavirus/

 

Chen, Yawen y Lies, Elaine “China reports big rise in coronavirus deaths, WHO sees no ´tip of iceberg´” Reuters https://in.reuters.com/article/us-china-health-idINKBN207025

 

Dugin, Alexander. (2014) “The multipolar world and the postmodern” Journal of Eurasian Affairs http://www.eurasianaffairs.net/the-multipolar-world-and-the-postmodern/

 

Global Times “China shows world the right way for pandemic response: The Lancet Chief Editor” https://www.globaltimes.cn/content/1187265.shtml

 

Kerr, Andrew. (2020) “Taiwan says it warned WHO about Coronavirus in December, but its warnings were ignored” Daily Caller https://dailycaller.com/2020/03/20/who-taiwan-coronavirus-warning/

 

Morgenthau, Hans (1949) Politics among nations. The struggle for power and peace, New York: Alfred A. Knopf

 

Rauhala, Emily. (2020) “Chinese officials note serious problems in coronavirus response. The World Health Organization keeps praising them” The Washington Post https://www.washingtonpost.com/world/asia_pacific/chinese-officials-note-serious-problems-in-coronavirus-response-the-world-health-organization-keeps-praising-them/2020/02/08/b663dd7c-4834-11ea-91ab-ce439aa5c7c1_story.html

 

Richburg, Keith B. “After Coronavirus, China´s relations with the world will never be the same” https://nationalinterest.org/blog/buzz/after-coronavirus-chinas-relations-world-will-never-be-same-148241

 

Russia Today. (2020) “Tensions boiling as China expels US Warship” https://www.youtube.com/watch?v=2N5v8ZfywzM&t=310s

 

SkyNews Australia. “China deliberately sent the fear of the virus out to the free world” https://www.youtube.com/watch?v=vqJYrKP7Ccg

 

Wakefield, Kelly (2020) “The emerging global backlash against China” The Spectator Australia https://www.spectator.com.au/2020/05/the-emerging-global-backlash-against-china/

 

Walia, Arjun (2020) “Editor in chief of world´s best known medical journal: half of all the literature is false” Collective Evolution https://www.collective-evolution.com/2015/05/16/editor-in-chief-of-worlds-best-known-medical-journal-half-of-all-the-literature-is-false/

 

Wong, Chun Han (2020) “Fighting Outbreak, China Urged Open Borders. Even Allies are resisting” The Wall Street Journal  https://www.wsj.com/articles/fighting-outbreak-china-urged-open-borders-even-allies-are-resisting-11581681602

 

 

 

[i] Todas las traducciones del inglés al español incluidas en este texto son del autor.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/206415
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