Inédito

Prohibido olvidar, hace 11 años

23/12/2019
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Hoy es 19 de diciembre de 2008. A pesar de que es el aniversario 19 de la invasión, hasta hoy ningún gobierno ha tenido la valentía de declarar este día como de Duelo Nacional porque son todos demasiado cobardes, visceralmente traidores y están felices con su condición de súbditos coloniales.

 

¿Cómo se conmemoraría una matanza injustificada, cruel, innecesaria, inexplicable, en que un 90 por ciento de los muertos no eran combatientes y tampoco tenían armas? ¿Qué armas podíamos tener los panameños un 19 de diciembre, cuando nos aprestábamos a preparar las fiestas de Navidad y no nos imaginábamos -- porque estábamos durmiendo, un detalle que no olvidaron los invasores -- que nuestro "aliado", nuestro "socio", fuera capaz de fumigarnos con bombas, cohetes y armas químicas?

 

No bombardearon ni quemaron barrios ricos sino los más pobres. Ninguno de los presidentes post-invasión (Guillermo Endara, Ernesto Pérez Balladares, Mireya Moscoso, Martín Torrijos) ha mencionado jamás estas dos simples palabras: "soberanía nacional".

 

Ninguno de los actuales candidatos a la presidencia de la república ha mencionado una sola de las siguientes palabras, que están corrientemente en boca de dirigentes sudamericanos: "independencia", "soberanía nacional", "autodeterminación", "libertad", y ninguno de aquéllos jamás ha tocado un humilde tema internacional, porque son conscientes de que la invasión los redujo a súbditos coloniales.

 

Ninguno ha comentado el paso “accidentado” de un barco de guerra ruso por el Canal; el cautiverio de los Cinco Héroes cubanos secuestrados en Estados Unidos; el Canal por Nicaragua; la transformación que vive Latinoamérica, y TODOS tienen miedo de usar la palabreja, "Chávez", como no sea para satanizarlo y cumplir así con la agenda de "seguridad internacional".

 

Ninguno de los dirigentes del gobierno o de los candidatos presidenciales ha mencionado uno solo de los siguientes problemas pendientes con EU:

 

(1) La limpieza de los polígonos de tiro, que EU ha declarado caso cerrado;

 

(2) la limpieza de la Isla San José, llena de armas y municiones químicas que ya empezaron a contaminar y enfermar a moradores del Archipiélago de las Perlas, que EU también declaró caso cerrado, pese a que la Convención de Armas Químicas suscrita por ambos países dice que no.

 

(3) La detención, juzgamiento y encarcelamiento ilegal de decenas de marinos panameños en tribunales y cárceles de EU, gracias al Tratado Salas-Becker, interceptados por el Servicio de Guardacostas de EU; (4) el hundimiento a cañonazos de varios barcos panameños y otros, en aguas panameñas, por el Servicio de Guardacostas; (5) el abordaje a discreción de EU y sus aliados en cualquier parte del mundo, de naves bajo bandera panameña, sin requerir autorización especial de nuestro país.

 

(6) La construcción en la antigua Zona del Canal, de la nueva embajada de EU de decenas de hectáreas, la segunda más grande del mundo;

 

(7) la instalación de antenas secretas del Comando Sur y la CIA en territorio nacional;

 

(8) el Tratado Arias-Watt, de 2004, que le dio inmunidad e impunidad a los criminales de guerra de EU en tribunales panameños, en el mundo y ante la Corte Penal Internacional.

 

 

 

(9) La necesidad de abrogar o modificar sustancialmente el Tratado de Neutralidad;

 

(10) la presencia de un Asesor de Seguridad estadounidense en la presidencia y la cancillería;

 

(11) la indemnización a Panamá por la invasión norteamericana, y un largo etcétera.

 

La novela de las actuales elecciones se llama: "Elecciones en el Protectorado", y se pasa 24 horas al día en los medios de comunicación.

 

Sin embargo, los medios no tienen espacio para un texto como éste ("Para entender la invasión"), publicado por Panamá-América del 18 al 20 de noviembre de 2000, cuando el presidente de Cuba vino a Panamá y casi lo matan Luis Posada Carriles y sus secuaces, a raíz de la XX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Panamá.

 

Apelamos a la solidaridad internacional para decir algunas verdades sobre la infamia cometida contra los panameños. No podemos olvidar que miles murieron y fueron heridos, lisiados, mutilados y ejecutados con las manos atadas o heridos en las calles, cuarteles, ríos y montes, o en la pista de Río Hato, donde los heridos fueron rematados inmisericordemente. A muchos que se rindieron los invasores los amarraron a camas en Fuerte Cimarrón y luego les bombardearon desde aviones y helicópteros.

 

"Aquí hay uno", decía un soldado invasor en Río Hato en medio de la oscuridad, apuntando a un soldado herido, "¡mátalo!" (shoot him!) y el otro obedecía mecánicamente. “Aquí hay otro!”

 

Solamente uno de los heridos se salvó de morir ejecutado y me lo relató personalmente.

 

Mientras "ellos" veían en la oscuridad con cascos infrarrojos, los estudiantes "Tomasitos" -- adolescentes casi todos -- huían empiyamados por los montes, protegidos por un oficial responsable (Francisco Porras). Les dieron cacería a los que se internaron, huyendo despavoridos por los potreros porque los bombarderos fantasmas Stealth 117-A, usados por primera vez "en combate" el 20 de diciembre, les arrojaron bombas de 2,000 libras cuando dormían, y que también arrojaron sobre El Chorrillo.

 

Nadie los contó; nadie conoce sus nombres. La lista de muertos que tenía la Cruz Roja en Coclé misteriosamente desapareció, como desaparecieron, sustraídos por los invasores, los registros, archivos y expedientes de los hospitales, incluyendo el Hospital Santo Tomás, para que el mundo no supiera de qué murieron, cuántos murieron, con qué tipo de armas fueron heridos, y quiénes, luego de ser operados, fueron retirados de los hospitales y asesinados con las manos atadas a las espaldas, que aparecieron en fosas comunes, aún con vendas y yesos.

 

Un cura patriota de Juan Díaz (Vicente) de las Fuerzas de Defensa me ensenó una lista con cientos de víctimas. ¡Esa es la democracia de los gringos! La democracia que querían la oligarquía, la Cruzada Civilista y sus cómplices, muchos de los cuales después se arrepintieron.

 

Los hijos y nietos de la invasión posiblemente integran algunas de las pandillas que hoy son combatidos por la policía porque jamás recibieron atención psicológica ni ayuda económica por ningún gobierno.

 

¿Qué se hicieron los niños del Chorrillo, que pintaron lo que vieron en la invasión? Yo ví esos dibujos: los niños de la inolvidable compañera, Antonella Ponce, muerta prematuramente; los niños del prestigioso psicólogo social, Dr. Guillermo Cohen-DeGovia, preocupado por los efectos traumáticos post-invasión.

 

¿Qué pensarán y sentirán los hijos de los que murieron aplastados por los tanques asesinos cuando huían del fuego, de las balas y rayos de los helicópteros Apache, que cayeron como enjambre sobre El Chorrillo; es decir, qué dirán los niños sobrevivientes?

 

¿Qué dirán y sentirán hoy los hijos de los policías y marinos que fueron asesinados con las manos en alto, empiyamados en la madrugada del 20, en Amador, en Gamboa y en Coco Solo?

 

¿Qué sentirán los familiares de las mujeres violadas, y luego torturadas y asesinadas, estranguladas con los cordones de las botas de los invasores que se apostaron en la Avenida 12 de Octubre justo enfrente del "diario libre de Panamá"? O los hijos de las violadas en la parte trasera el Instituto Panamericano en Las Sabanas, mi Alma Mater?

 

Algún día pagarán por sus crímenes. ¡Malditos los Bush, los Cheney, los Reagan, los Colin Powell, los Maxwell Thurman, los Marc Cisneros y las Condoleezas de este mundo!

 

Y ojalá haya un infierno lo suficientemente grande donde puedan caber y arder clavados a una estaca para siempre! Una "carne en palito" hecho con carne de caballo enfermo, despedirá -- ténganlo por seguro -- mejores olores.

 

¡Abajo los asesinos y traidores!

Los mártires y héroes de la invasión murieron para vivir en nosotros, y nosotros les decimos, presente!

 

Julio Yao Villalaz

Analista Internacional y ex Asesor de Política Exterior.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/203975
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