23F: el tiempo del 233 se acaba

13/02/2019
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La apuesta de Marco Rubio en Venezuela empieza a prescribir. A un poco más de un mes de la asunción de Voluntad Popular a la Presidencia de la Asamblea Nacional, son muy pocos los sectores que se suman a una vía que pasa, necesariamente, por una intervención extranjera. Dentro el país, los sondeos de Hinterlaces revelan que 88 % de los venezolanos están en contra, al tiempo que la idea no ha podido lograr el consenso en el Congreso de los Estados Unidos y ha sido rechazada por la Unión Europea así como por Rusia y China.

 

Sin embargo, mientras se encuentran con este traspié, el calendario no ha dejado de avanzar y quedan escasos 10 días para que el plazo constitucional para llamar a elecciones se venza, con lo cual se transformará en una evidencia inobjetable que Juan Guaidó no es Presidente ni interino, ni encargado, en los términos del artículo 233 de la Constitución.

 

¿Ahora qué?

 

Durante todo el mes hemos hablado del artículo 233 de la Constitución, distinguiendo que en el mismo existen varios supuestos que pueden darse cuando se consume la falta absoluta del Presidente y que la solución del problema depende del momento en el que la misma se produzca.

 

Lo que no puede ocurrir, como los redactores de los documentos de la Asamblea Nacional pretenden, es que pueda desdoblarse el artículo o que pueda condicionarse el llamado a las elecciones a los supuestos adicionales que ellos han incluido en el “Estatuto de la Transición”.

 

Por lo cual, es importante que nosotros recordemos algunas ideas básicas. La primera es que tan sólo es Presidente de la República quien ha sido votado y proclamado para serlo, salvo, cuando ocurre una falta absoluta del Presidente en los últimos dos años del período constitucional, que asume la Presidencia, el Vicepresidente Ejecutivo de la República hasta que sea tiempo de una nueva elección.

 

El otro supuesto, se da cuando la falta se produce cuando al período le faltan más de dos años para concluir. En este caso, asume el Presidente de la Asamblea Nacional si es al inicio o el Vicepresidente Ejecutivo de la República si es después de la mitad pero lo hace como un administrador, un garante de la continuidad administrativa y la estabilidad del Estado con un rol fundamental: llamar a elecciones.

 

¿Por qué? Las explicaciones más simples nos vienen del Derecho Común, quien asume en estos supuestos el cargo de Presidente no es titular sino un administrador o un poseedor y la regla de funcionamiento de la democracia es que hayan elecciones. Incluso existen dudas de hasta dónde tiene capacidad para hacer actos que modifiquen aspectos sustanciales al existir uniformidad sobre la precariedad de su gobierno y su utilidad para recuperar en el menor plazo posible, la normalidad.

 

Con esto en mente, al aparatoso gobierno paralelo de la oposición se le viene una complicación adicional porque podemos preguntarnos qué ocurre si un sujeto no cumple con la única y expresa obligación que tiene en la Constitución y pese a eso se aferra a decir que es un funcionario público.

 

¿Será Guaidó el 24 de febrero un usurpador? ¿Será un dictador? Sólo vendrá a su auxilio que la Sala Constitucional ha declarado como irrita su pretensión de ser Presidente y por ende, el lapso para llamar a elecciones no es tan sólo que está condicionado sino que jurídicamente nunca ha empezado porque él no es ni Presidente interino de la República ni Presidente de la Asamblea Nacional.

 

El 23F

 

Pensado lo anterior tiene sentido que la nueva fecha fijada por la oposición sea el 23F pues aquí vencería el lapso, de un verdadero Presidente interino, para llamar a elecciones.

 

En ese momento, según su autocrático Estatuto harán alguna forma para “relegitimar” a Guaidó como Presidente Interino, alegando que las condiciones para cumplir la Constitución aún no se han dado y por ende ellos se consideran con “licencia” para seguirla violando.

 

Seguramente, en la medida que ese día se acerque seremos víctimas de una nueva ola de falsas noticias que contarán cómo miles de cosas se encuentran en la puerta y el malvado de Maduro no acepta que pasen, obviando que son dos camioncitos y que ellos mismos dicen tener en Venezuela cargamentos de medicinas que aún no han repartido.

 

Por lo pronto, sigue asistiendo la meridiana claridad de las palabras al chavismo, al tiempo que las costuras de este espantapájaros están cada día más claramente al descubierto.

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/198142
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