Cataluña y la extrema derecha en España
- Análisis
Pablo Iglesias, líder del partido político que surgió en la España del 15M (1), dijo hace pocos meses (2) muy desafortunadamente, que el independentismo catalán era culpable de levantar el fascismo en España. La extrema derecha en España, pensamos muchos (3), nunca desapareció y ahora se muestra sin complejos, en reacción coordinada. Con otras circunstancias similares en Europa. Ni es ninguna arenga ni es ninguna teoría de la conspiración.
Opiniones y encuestas apuntan a que después de entrar con 12 diputados en el Parlamento de Andalucía, comunidad autónoma española (4), este diciembre, el próximo movimiento de los ultras del partido Vox es la entrada en el Congreso de los Diputados, cuando haya elecciones generales en España, que no se sabe cuándo serán, ni si serán anticipadas, o apurando legislatura. Su líder, Santiago Abascal (5) ha aparecido en un supuesto montaje fotográfico besando supuestamente la tumba de Franco en el monumento franquista Valle de los Caídos. Cuerpo que el presidente del gobierno español se ha comprometido a exhumar un día de estos, sin ninguna concreción ni prisa, cumpliendo la ya vieja ley socialista de Memoria histórica. Vox es también activa acusación privada en el juicio por rebelión con violencia a los líderes pacifistas independentistas catalanes presos.
En cualquier caso hay elecciones europeas y municipales hacia mayo, en España. Hay huelgas de hambre de 4 de los 9 presos políticos catalanes, que reclaman el fin de la prisión preventiva, que lleva más de un año. Hacia un juicio, estrictamente político, que empieza este diciembre, cuando el gobierno español hace como excepción su consejo de ministros no en Madrid, en Barcelona, el 21 de Diciembre. No toca juzgar ahora el resto de líderes políticos exiliados en Suiza, Bélgica y Escocia. Por razones obvias. El ridículo judicial pidiendo la extradición, por rebelión violenta, de estos políticos, en juzgados de estos países que no han visto, en autos, ni rebelión ni sedición, es mayúsculo. La malversación de fondos públicos, el delito menor del que se los acusa, ya la negó el propio ex-ministro Popular de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro (6).
Se habla de provocación, el gobierno socialista responde que no hay nada de eso, que a partir del Consejo de Ministros semanal que el 21D se hace en Barcelona como excepción, de vez en cuando se hará también en otras ciudades españolas, en una suerte de gira de bolos. La torpeza es evidente. Es también el día que hace un año el gobierno Popular de Rajoy impuso elecciones al Parlament de Cataluña.
Elecciones que ganó el independentismo hace un año, y lo hizo después de ganar un referéndum ilegal el 1 de octubre de 2017 - un referéndum que el republicanismo, desde las bases y la sociedad civil, financió y se hizo cargo de su logística, claro con el paraguas del gobierno catalán, que tenía un compromiso legal electoral con esa votación-. El 3 de octubre tuvo lugar una huelga general en Cataluña, muy generalizada, en el marco de una declaración institucional excluyente de Felipe VI.
Las imágenes (7) de brutales cargas policiales, con daños a más de 1000 personas golpeadas, arrastradas, pisadas - un hombre perdió un ojo por una pelota de goma, oficialmente prohibidas (8)-, que tuvieron lugar durante el referéndum se vieron rápidamente en la mayoría de los medios de comunicación europeos. Las cargas -documentadas, y que han llevado a juicio a unos pocos policías - a personas no violentas que votaban y protegían las urnas tuvieron lugar en un referéndum que según el presidente M. Rajoy en su primera intervención pública televisada, ‘no ha tenido lugar’. Votaron más de dos millones de personas.
El papel de Europa en este conflicto es otro tema. El papel de la monarquía, que se muestra abiertamente, con gestos, heredera de la dictadura, y el de la justicia altamente politizada por el persistente background de la transición, y de los mainstream media -y el deep state -, son otros temas, en un marco de inmovilismo, de reacción, de déficit democrático (9). La justicia se ha volcado en dar una respuesta penal contundente a un problema que el presidente Sánchez del gobierno socialista reconoció, cuando fue elegido presidente en la moción de censura a Rajoy, como ‘político, que demanda una solución política’ (10). Y si hablamos de papeles, la Iglesia también tiene el suyo (11).
Las protestas pacíficas del 21 de diciembre en Cataluña creo que son una nueva muestra de que no es la burguesía catalana la que desde su sofá nacionalista ha propuesto cambios por a saber qué motivo político, económico, identitario, antiespañol – es parte del relato - sino que bases republicanas y amplias de la sociedad civil están por la construcción de una república catalana integrada en Europa, junto, y de forma necesariamente estrecha, con España. Parece algo idealista hoy día, pero creo viene a ser esto. Y también es la economía.
Empecé un artículo sobre las aspiraciones catalanas hablando de fascismo, se diría que mezclo agua con aceite. Hablo en definitiva de votos. Votos ante posiciones y propuestas políticas. La solución a este conflicto pasa por pactar un referéndum. No ha habido una respuesta eficaz a esta deriva autoritaria y populista, respuesta que se podría esperar de las ‘nuevas’ izquierdas españolas, y especialmente – por su historia - de la izquierda centroderechista que gobierna España ahora. Amnistía Internacional y Human Rights Watch denunciaron en su momento la violencia desproporcionada y excesiva, durante el referéndum, y denuncian también la prisión preventiva ‘desproporcionada’, ‘excesiva’ de los 9 presos catalanes que llevan más de un año. Por el momento ni AI ni HRW ni las izquierdas los consideran abiertamente presos de conciencia.
El relato que construye en cierta España, por el fenómeno del crecimiento de las posiciones extremas de la derecha, es el de una Cataluña supremacista, ‘el nacionalismo siempre es un grave problema, mira la guerra en los Balcanes, por ejemplo’. En las cercanas elecciones municipales, el Partido Popular de Rajoy y Aznar, ahora del menos acomplejado Casado - Pablo Casado, el próximo tema será la reconsideración de la pena de muerte, que coincidirá políticamente con un crimen horrible a una mujer?- , propone como candidato a la alcaldía de Barcelona a un exmilitante de Fuerza Nueva, famoso partido franquista de la transición de 1978, cuando la muerte del dictador. Dicho de paso, ahora se apunta Manuel Valls, ex-primer ministro francés, político socialista que fracasó en su país, que por su ascendencia catalana y otras cosas prueba fortuna en la candidatura 2019 en Barcelona, una candidatura de Ciudadanos.
Con este relato España se apunta a la presencia relevante de populismos de derecha dura en los Parlamentos europeos. Francia -la Francia para los franceses de Le Pen-, en Austria, hace tiempo Alternativa por Alemania, y en Holanda, Dinamarca -los nórdicos no se salvan-, y tampoco la laica Turquía. Y son no relevantes sino ya significativas las graves derivas en xenofobia e islamofobia en Polonia, Hungría, Italia. Grecia, otros países. Cualquier persona informada del signo que sea sabe que la catalana es entre otras muchas cosas una sociedad imperfecta mayoritariamente abierta y de acogida.
La campaña electoral en Andalucía no ha tenido como centro a los andaluces y a su progreso. Han sido en clave española. La diana para despertar votos afines, o antisistema, ha sido en buena parte el conflicto político en Cataluña. Que Pablo Iglesias, que debe rectificar y animar fuerzas en las izquierdas a señalar qué está pasando, por la vía de apoyar el antifascismo, dijera en su momento que el centroderecha, nacionalista, catalán, había despertado la ultraderecha en España, fue un error.
En 2017, Vargas Llosa -genial en La casa verde-, Josep Borrell (no lo era entonces, pero ahora es ministro español de exteriores, con la caída de Rajoy, y ya saben qué opinó de ‘cuatro indios’; quien quiera saber qué opina el gobierno español, a través de él, sobre el genocidio español en América, está en las redes), y otros reaccionarios locales se movilizaron legítimamente en Barcelona en Octubre 2017 para atacar el ‘peligroso nacionalismo’, en general pero en el contexto catalán. Las acusaciones de supremacistas, de fascistas, a los independentistas que proponen un referéndum, porque ahora es un momento para contarse, para argumentar, para votar posiciones, son falsas. Hay ciudadanos que están presentando denuncias ahora en juzgados de guardia en España, contra el diputado en el Congreso y portavoz del Partido Popular R. Hernando. Por delito de odio, tipificado en el Código Penal, al publicar en su perfil de Twitter una muy explícita comparación/analogía del independentismo catalán con el régimen de torturadores y asesinos de más de 7.000.000 personas, judíos, republicanos, discapacitados, minorías, en la Europa del siglo XX. Con pruebas.
El papel de la ‘nueva política’ de Albert Rivera y Ciudadanos también tiene su qué. Un papel que se disputa en España en votos con VOX y Partido Popular. El papel del Partido Socialista Obrero Español, en el poder ahora, y de las formaciones políticas a su izquierda, de Pablo Iglesias, Ada Colau, está por ver, todavía tienen opción. No se hace una llamada a la alarma social, a la coherencia, sí. A la acción y la mediación. El 21D puede ser un punto de inflexión en España, una oportunidad.
Notas
(1) https://reportajes.lavanguardia.com/15m-5-aniversario/
(2) https://elpais.com/ccaa/2017/12/03/catalunya/1512306979_203983.html
(3) https://www.eldiario.es/zonacritica/Espana-impunidad-Fascismo_6_837876242.html
(7) https://www.elperiodico.com/es/politica/20180623/torra-libro-rey-dedicatoria-6903552
(9) https://www.ara.cat/es/opinion/Deficit-democratico_0_1915008698.html
Josep V. Marín
Psicólogo social, periodista
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