Brasil: Balotaje presidencial decisivo

24/10/2018
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En balotaje presidencial decisivo, 147 millones de brasileños deben decidir entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y Fernando Haddad, candidato sustituto de Lula por el Partido de los trabajadores (PT).

 

Las encuestas apuntan a una eventual victoria del candidato ultraderechista. Bolsonaro es un defensor de la dictadura brasileña (1964-1985), de la tortura. Un misógino, racista y émulo de Duterte y Trump. Las encuestas apuntan a una reducción, insuficiente aún, de la distancia entre Bolsonaro y Haddad.

 

Se trata de una elección crucial. En Brasil, puede significar el retorno de un régimen autoritario. El desmantelamiento de las medidas progresistas de los gobiernos del PT. Un aumento de crisis sociales y valóricas.

 

Pero también impactará América latina y el mundo. Brasil es la mayor economía de la región. L sexta del mundo de acuerdo al Fondo Monetario Internacional (FMI). En América latina, reforzaría la percepción de un nuevo ciclo derechista. En el mundo, confirmaría que los populistas de extrema derecha tienen cada vez más adherentes. Que la democracia como sistema menos malo, ya no es la fórmula política del pos-globalización.

 

La derecha brasileña vuelve al autoritarismo

 

Jair Bolsonaro obtuvo 46% en la primera vuelta. La derecha brasileña en crisis, terminó apoyándolo masivamente. Vuelve a optar por el autoritarismo.

 

Ninguno de los candidatos de los partidos que han contado en Brasil desde el fin de la dictadura militar en 1985 consiguió pasar al balotaje del 28 de octubre (PMDB (J. Sarney), PRN (F. Collor), PSDB (I. Franco)). Geraldo Alckmin candidato del PSDB que polarizara la disputa con el PT, obtuvo sólo 4,76% de los votos. Su mentor el ex presidente Cardoso ha sido criticado por mantener su neutralidad, pese a la amenaza contra la democracia.

 

La campaña contra el PT que justificó el golpe institucional de 2016, se volvió contra la derecha tradicional. Las impopulares políticas del presidente de facto, Michael Temer, hundieron a niveles abisales el candidato del PMDB. Ninguno de los 11 ministros de Temer fue elegido. Temer militarizó la represión. Preparó la llegada de Bolsonaro.

 

Las denuncias de corrupción dirigidas específicamente al PT, para justificar el golpe institucional de 2016, terminaron tiñendo al conjunto de la clase política brasileña. Frente a la fragilidad tradicional de los partidos de derecha y el rechazo a los políticos tradicionales. Bolsonaro, gracias a la desinformación, aparece falazmente como un outsider. El anti-petismo se transformó en chivo expiatorio según Leonardo Boff. Bolsonaro canalizó el voto de rechazo.

 

 

Bolsonaro representa la alianza de facto entre la derecha política, la derecha económica, los militares nostálgicos del periodo en que fueron el verdadero partido del poder.

 

También la derecha valórica, cuya punta de lanza son los evangélicos de Maceo. La Iglesia Universal del reino de Dios apoya abiertamente a Bolsonaro. Utiliza la cadena televisiva Record para publicitarlo, mientras este se niega a debatir con Haddad.

 

Existe una santa alianza para impedir a como dé lugar un nuevo gobierno del PT.

 

Todos contra Bolsonaro

 

Fernando Haddad, sustituto de Lula por el PT, obtuvo 29%. Es la única alternativa para detener la derecha fascista en el balotaje. Pero es una tarea difícil por cuanto el voto anti PT fue importante. Dilma Roussef no fue elegida senadora en Minas Gerais. Pero el PT conserva la mayoría como partido con 56 escaños, contra 52 del PSL de Bolsonaro. Emir Sader estima que pese a su desgaste, el PT tiene la mayor bancada de diputados y puede confirmar la elección de los nueve gobernadores del nordeste. Sigue liderando a la izquierda, en alianza con algunos partidos en la primera vuelta, con todos en la segunda vuelta.

 

Ciertamente, puede esgrimirse la crítica de que frente al desgaste de los gobiernos del PT y el golpe institucional de 2016, no surgiese una reinvención del PT y de su relación con las masas. Que demorara la respuesta ante la anunciada prohibición de la candidatura de Lula con una acusación carente de pruebas. A pesar que el cerco jurídico no respeta ninguna lógica del estado de derecho.

 

Coincidimos con el llamado a evitar la tragedia anunciada de la democracia brasileña. Una victoria de Bolsonaro que confirmaría el estado de excepción instalado en 2016. El balotaje del 28 de octubre se transformó en elecciones por la democracia, contra Bolsonaro, como afirma Eliane Brum.