Canadá legalizó el cannabis

19/10/2018
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El 17 de octubre Canadá legalizó la producción, la venta y el consumo del Cannabis con fines recreativos. Es el primer país del G7 y el segundo país del mundo en hacerlo, después de Uruguay (2014). A ellos se agregan la California y otros siete estados sub nacionales en EE.UU. La ley canadiense sobre el cannabis terminó con una prohibición establecida hace 95 años (1923). El espíritu de la ley es de mejorar la salud pública: Busca restringir el acceso de los jóvenes al cannabis; suplantar el mercado ilegal y; proteger la salud y la seguridad pública mediante exigencias de calidad y seguridad del producto. La ONUDC estima que la toxicidad del Cannabis ilegal ha aumentado desde 1960. El control público puede contrarrestar esa tendencia profundizando la tendencia marcada por la legalización del consumo por razones terapéuticas adoptada por Canadá en 2001. Canadá es el laboratorio de una innovación arriesgada que podría ser seguida por otros países… si tiene éxito.

 

¿Un modelo a seguir?

 

La legalización del Cannabis causó gran interés en la prensa internacional. Canadá devino un laboratorio cuya experiencia puede contribuir a que otros países encuadren por razones de salud pública, un comercio que lucra actualmente al crimen organizado.

 

El Cannabis es la droga más usada en el mundo según el informe mundial sobre las drogas de la ONUDC 2018. La opción de la despenalización ya es seguida por una veintena de países. Corea del Norte no la considera una droga. (Ver). El cannabis es considerada generalmente una droga blanda, menos peligrosa que el alcohol. 29 países ya encuadran el consumo de mariguana con fines terapéuticos. La ONU, que la declaró sustancia prohibida en 1961, fue invitada en junio por la OMS para quitarla ó reclasificarla porque no se hicieron suficientes estudios sobre su toxicidad (del Cannabidiol, entre otros).

 

 

Cuatro dimensiones a vigilar en la experiencia canadiense.

 

Las dificultades de adaptar la ley al complejo sistema de jurisprudencias del sistema político canadiense, muchos plantean que hay improvisación y que se avanza demasiado rápido.

 

El impacto sobre la salud pública al controlar la calidad del producto, pero que abre incógnitas sobre efectos perversos. Se trata de algo diferente de la mariguana con fines terapéuticos.

 

El reemplazo del lucrativo mercado ilegal presenta desafíos. Es posible que la producción legal no alcance a reemplazar la del crimen organizado, durante años. El aumento de ingresos de las compañías productoras puede contradecir los objetivos de salud pública de la ley.

 

Se trata de una política pública arriesgada. Puede tener costos políticos para los liberales que van a la reelección en 2019. Los accidentes de tráfico, los problemas de salud en jóvenes y las historias de vida afectadas por la droga, son algunos de los argumentos que pueden favorecer los opositores a la legalización liderados por el partido conservador. Por otro lado, la limpieza de los ficheros criminales de condenados por posesión simple ya abrió el debate.

 

Un mosaico abigarrado de reglamentos

 

El primer desafío clave, proviene de la complejidad del federalismo canadiense. Las distintas prerrogativas de jurisdicciones federal, provincial e incluso municipal crean un mosaico abigarrado de reglamentos que hasta mantiene la prohibición de facto en algunos lugares.

 

En todas las provincias, la edad mínima del consumo de marihuana es de 19 años. Sólo en Alberta y Quebec es de 18 años. El nuevo primer ministro de Quebec, promete enmendar la ley provincial fijándola en 21 años. Una promesa controvertida. Criticada porque dejaría en manos del comercio ilegal a los jóvenes de 18 a 21 años.

 

 

Por su parte la legislación provincial de Nueva Brunswick y Saskatchewan, prohíbe el consumo en el espacio público. Sólo permite el consumo en las residencias y propiedades privadas. Otras provincias, como Quebec y Ontario, encuadran el consumo del Cannabis bajo los mismos criterios que con el tabaco y el alcohol. Pero, las municipalidades también aportan su lote de reglamentos locales. Mientras la municipalidad de Montreal permite el consumo del Cannabis, en el espacio público, otras municipalidades, prohíben cualquier tipo de consumo en el espacio público. Además, como los condominios pueden prohibir el consumo del Cannabis en las habitaciones, en algunas municipalidades como Lévis ó Sherbrooke, entre otras, el consumo de marihuana sigue siendo tan ilegal como antes.

 

Los empleadores y los propietarios también modulan las posibilidades de consumo del  Cannabis.  Algunos empleadores plantean hacer exámenes sin aviso a sus empleadores, como en la industria minera y petrolera. Otros imponen una virtual prohibición. La policía federal (GRC) y algunas fuerzas provinciales o municipales exigen que sus agentes se abstengan de consumir el Cannabis, en algunos casos hasta 28 días antes de entrar a trabajar. Otros cuerpos policiales provinciales o municipales, sin embargo, imponen la misma política que con el consumo de alcohol o los fármacos. Esperan que los empleados estén aptos para trabajar (fit for duty).

 

¿Impacto positivo en la salud pública?

 

El debate sobre los efectos de la legalización sobre la salud pública arreció en vísperas del 17 de octubre. La mayoría considera que en términos de salud pública, el Cannabis, es menos dañino que el alcohol. La legalización busca evitar los efectos nocivos de la mala calidad del producto y que, a menudo, el carácter ilegal lleva a drogas más duras.

 

Se constata que casi cinco millones de canadienses consumen regularmente, en su mayoría jóvenes. El control y encuadramiento gubernamental del Cannabis permitirá evitar los problemas de salud pública del mercado ilegal.

 

Pero, algunos en la comunidad médica advierten los peligros del Cannabis para los jóvenes. Provoca psicosis y adelanta la aparición de la esquizofrenia (no la provoca). Para evitar el consumo por menores, la legalización se acompaña de sanciones más severas. Otros médicos estiman que la legalización permitirá hacer estudios clínicos que eran imposibles cuando el Cannabis era ilegal.

 

Quienes se oponen a la legalización estiman que ella banalizará el consumo y aumentará el número de drogadictos. La crítica más acérrima es la de Kelsall. Se trataría de un experimento sin control: El gobierno liberal prefiere beneficiar los productores del cannabis legal y llenar sus arcas, en lugar de preocuparse por la salud de los canadienses. Una percepción alarmista que varios responsables de la salud pública dudan que ocurra. Las experiencias uruguaya y estadounidense no permiten confirmar la tesis del aumento exponencial producto de la legalización..

 

Otros temen que la banalización del consumo aumente los  accidentes automovilísticos mortales. Aunque ya existe la sanción por conducir con facultades perturbadas, la educación y los controles de autopistas deberán reforzarse. Se espera que las campañas de información susciten un consumo responsable. La Agencia de salud de Canadá prevé invertir 100 millones de dólares en campañas de información y prevención.

 

¿Cannabis: Un nuevo sector económico?

 

Aunque la ley federal permita cultivar hasta 4 plantas para uso personal, con la excepción de Quebec y Manitoba, lo esencial será la venta será por empresas privadas o públicas. Los compradores del Cannabis legal están contentos que su dinero no vaya más al crimen organizado. Sin embargo, Gérald Fillion teme que las ganancias enormes puedan hacer olvidar los altos objetivos de salud pública que animan la legalización.

 

Sólo 104 empresas obtuvieron la licencia federal para producir el Cannabis. Las principales son Canopy Growth, Aurora Cannabis, Tilra, Aphria, Cronos y Hexo (que aprovisiona Quebec). Estas empresas valían más de 45 mil millones de dólares en la bolsa… antes de vender un solo producto. Aunque bajaron el 17 de octubre, siguen muy elevados.

 

El modelo de venta al público por entidades estatales como la Société québécoise du canabbis (SQDC) ó en Nuevo Brunswick, Nueva Escocia y Manitoba entregará centenas de millones de dólares a los gobiernos provinciales, como ocurre con la venta de alcohol o la lotería. En Ontario, Doug Ford, decidió entregar la venta al sector privado. Las tiendas abrirán en abril del próximo año. Por el momento la Ontario Cannabis Retail Corp,vende el cannabis en línea. En Columbia Británica, Terranova, combinan un modelo estatal y privado.

 

 

Casi cinco millones de canadienses de entre 15 y 34 años consumen regularmente el Cannabis en un mercado ilegal estimado en cerca de seis mil millones de dólares en 2017. El banco CIBC espera ventas anuales de 6,5 mil millones de dólares. A la larga, más de 10 mil millones. Un sector que creará unos 120 mil empleos en el primer año de legalización. El Instituto C.D. Howe teme que el mercado ilegal siga prosperando, porque la demanda es de 600 toneladas y solo se espera producir 300 toneladas el primer año.

 

El temor de que las leyes del mercado impongan su lógica es evidente.

 

¿Una apuesta arriesgada de Justin Trudeau?

 

Canadá marcó la historia mundial. Se transforma en un laboratorio de la legalización del cannabis. Es evidente que el enfoque represivo favorecido por los conservadores en la era Harper no funciona. La legalización innova en el tratamiento de un viejo problema. Pero los liberales, todavía tienen que mostrar que la legalización del Cannabis está a la altura de las expectativas.

 

Según los conservadores, se trata de un experimento peligroso porque es muy rápida y está mal planificada. Acusan que la legalización busca compensar el abandono de la reforma electoral. Serviría para mostrar que algo hicieron.

 

Los liberales deben aclarar incertidumbres y enfrentar problemas potenciales. Como completar la legalización incluyendo los productos comestibles. Eso se espera para dentro de 12 meses.

 

Es evidente que el crimen organizado no será desplazado de la noche a la mañana del mercado del cannabis. Tomará años. ¿Qué pasará con el crimen organizado? Como menos del 50% de los grupos criminalizados del catastro elaborado por el Service de renseignement et securité  se dedican al tráfico de drogas. ¿Cómo se combatirán los desplazados por la legalización?

 

Cómo se legislará el perdón para quienes tienen antecedentes penales por haber sido detenido por posesión simple de cannabis. El NPD critica que el gobierno federal no se plantee incluir borrar el prontuario en su proyecto de ley. Ello seguirá dificultando el acceso transfronterizo y la búsqueda de empleos para muchos condenados por algo que ahora es legal.

 

El gobierno Trudeau tiene la obligación de tener éxito. Ya se inmiscuye el debate partidista. Los conservadores, partidarios de mantener la ilegalidad, por razones morales, insisten en que los liberales serán responsables de los efectos perversos de la reforma. El debate no ha terminado. La polémica alimentará la campaña para las próximas elecciones federales canadienses previstas en octubre de 2019.

 

http://marcelosolervicens.org/2018/10/canada-legalizo-cannabis/#more-1485

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/196047
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