La Haya: Contra la historia y el derecho (III)

12/10/2018
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El territorio robado es el doble del panameño, 110 veces la antigua Zona del Canal, mayor que Nicaragua y casi la mitad de Centroamérica, sin contar las áreas que perdió Perú en la Guerra del Pacífico de 1879. El litoral que perdió Bolivia era cinco veces el Canal de Panamá.

 

El Tratado de Paz de 1904 y otros acuerdos han facilitado algunos derechos accesorios y conexiones de Bolivia con la costa pero, bajo la soberanía de Chile, el tránsito no ha sido verdaderamente libre y ha sufrido percances graves en perjuicio enorme de Bolivia. La Paz afirma que en cada coyuntura desde 1904, Bolivia ha afirmado su derecho soberano al mar.

 

Chile mantiene un alto grave de conflictividad con sus puertos, según la CEPAL.

 

El Tratado de 1904, que reconoce la soberanía perpetua de Chile sobre los antiguos territorios cercenados a Bolivia fue obtenido bajo ocupación, presión y amenaza, y puede ser anulado.

 

La CIJ debió ampliar su mirada y tomar en cuenta no sólo la historia y el derecho sino el objetivo final de hacer justicia. La Corte tuvo en mente la cláusula Pacta Sunt Servanda, que afirma el cumplimiento obligatorio de los tratados, pero también debió considerar la cláusula Rebus Sic Stantibus, que obliga a renegociar tratados cuando las condiciones que rodearon el tratado original han cambiado, y todo indica que no lo hizo.

 

Chile se aferra al cumplimiento a rajatabla del tratado de 1904 y se niega renegociarlo.

 

China perdió territorios en la Guerra del Opio con tratados desiguales y nulos que le fueron impuestos, pero los anuló por propia decisión tan pronto pudo. Panamá sufrió un tratado impuesto por EE.UU. a perpetuidad, un tratado desigual que le arrancó totalmente la soberanía.

 

El Tratado Hay-Bunau Varilla de 1903 fue impuesto a Panamá por EE.UU. bajo coacción, amenaza y ocupación militar, y era nulo ab inicio: el embajador francés que lo firmó lo hizo bajo su responsabilidad personal y se lo impuso con artimañas a los negociadores panameños, que “llegaron tarde”.

 

Una Junta Provisional de Gobierno que no era aún un Estado, ya que no tenía órgano legislativo ni Constitución, sometió el Tratado a consulta por telegrama. El embajador de EE.UU ordenó el desmantelamiento de un pequeño ejército nacional, y EE.UU. confiscó las armas largas de la Policía. Sin tener con qué defenderse, Panamá fue invadida en 1921 por Costa Rica, a instancias de las empresas bananeras de EE.UU. Panamá, con voluntarios y sin armas, derrotó a los invasores, pero EE.UU., que apoyaba a Costa Rica, nos obligó bajo amenaza de invasión, a que cediéramos nuestros territorios al “hermano” país, y nos dio 24 horas para retirarnos.

 

Panamá tuvo que sufrir muchas otras intervenciones a lo largo del siglo XX, el 9, 10 y 11 de enero de 1964 y la invasión de 1989, con miles de víctimas del imperialismo, pero firmó un tratado que la liberó y otro que nos fue impuesto por las “circunstancias”.

 

¿Podrá Bolivia liberarse de sus ataduras y recuperar su mar pacíficamente, como pudo ser a través de la CIJ, o a través de negociaciones, o tendrá que dar su sangre el pueblo boliviano ante la inercia mundial?

 

¿Influyó la política o el dinero en el fallo de la CIJ? ¿Ha sido Bolivia blanco de otro “golpe blando” de EE.UU. que esta vez habría judicializado a todo un pueblo?

 

Como dijo un ciego, “amanecerá y veremos”.

 

Julio Yao Villalaz fue asesor de Política Exterior y Agente de Panamá ante la Corte Internacional de Justicia.

https://www.alainet.org/es/articulo/195893
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