Venezuela: Reelección de Nicolás Maduro

25/05/2018
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Nicolás Maduro fue reelegido presidente de Venezuela el domingo 20 de mayo por el periodo presidencial de 2019-2025. También se eligieron los nuevos consejeros de los estados pero, la noticia, fue la reelección de Maduro.

 

Los resultados oficiales del Consejo Nacional Electoral (CNE), adjudican 67,8% a Maduro, candidato del Frente Amplio de la Patria. El opositor Henry Falcón, de la Alianza  Progresista, obtuvo 21.1% y el pastor evangélico Javier Bertucci, 10.82%. Producto en parte por el boicot electoral de la oposición derechista, la participación electoral bajó del 79.69% de 2013, al 46,07%. Son las segundas elecciones boicoteadas por la derechista Mesa de Unidad Democrática (MUD). Pero esta vez, aumentó la participación en un  6%, respecto de las elecciones de la Asamblea Constituyente del 30 de julio de 2017.

 

El proceso político venezolano polariza, elimina las zonas grises. Las reacciones de los actores nacionales e internacionales podían predecirse, sin gran margen de error ¿Perdió la oposición que llamó a la abstención masiva? ¿La elección de Nicolás Maduro asegura la irreversibilidad de la revolución bolivariana? ¿Cuáles perspectivas?

 

¿Estrategia Abstencionista Ineficaz?

 

Es indudable que Henri Facón se equivocó al querer arrastrar al conjunto de la oposición a participar en las elecciones. Su desconocimiento del resultado y la exigencia de nuevas elecciones, aparece tardío. Los observadores internacionales reconocieron que ella se realizó correctamente.

 

Luego de la derrota de la estrategia de acumulación insurreccional de fuerzas. Del golpe blando a lo revolución naranja de Ucrania. La oposición optó por una estrategia abstencionista: Ahora, esa estrategia fracasó porque su marginación no impidió un resultado correcto.

 

Ciertamente, la abstención de 53.03% fue altísima comparada con las otras elecciones venezolanas desde 1999.

 

Ello no cuestiona victoria de Nicolás Maduro. El análisis comparado muestra niveles de abstención semejantes en países enemigos de la revolución bolivariana. Maduro fue reelegido por el 31.7% del universo electoral. Juan Manuel Santos, que lidera la cruzada anti-bolivariana, fue elegido por el 23.7%. Y nadie cuestiona la legitimidad de las elecciones colombianas a pesar que en la primera vuelta de 2014 la abstención fue de más del 60%..

 

Otro adalid de la democracia, el actual presidente de Chile, ganó en diciembre pasado con el 23.7% del universo electoral. La abstención fue del 51%. Mauricio Macri, de Argentina, fue elegido por 26.8%. Donald Trump, guardián de la democracia mundial, fue elegido por el 27.3% del universo electoral.

 

En el mejor ó peor de los casos, los resultados de las elecciones presidenciales venezolanas, recuerdan el contemporáneo debate sobre la democracia  restringida a la elección de representantes. A no considerar otros aspectos más significativos de la participación política.

 

Aunque el boicot de la MUD aumentó la abstención, no transformó la victoria de Nicolás Maduro en derrota. Ella se agregó a otros factores. La oposición sale fragilizada de las elecciones presidenciales. Ya puede vislumbrarse la sobrevida de la revolución bolivariana hasta 2025.

 

¿Aislamiento Internacional?

 

Las elecciones confirmaron la derrota del boicot electoral de la MUD. Una estrategia combinada con la búsqueda de apoyo internacional. La MUD acepta las reglas del juego de la democracia liberal y del estado de Derecho… cuando le conviene.

 

En lugar de haber reforzado su buena votación relativa en las elecciones de 2014, la muy dividida MUD, optó por una estrategia insurreccional, de golpe blando que terminó en fracasó. Una estrategia acompañada de una ofensiva de desabastecimiento por acaparamiento, como en el Chile de Allende. Desatando como entonces una inflación galopante, escasez y colas. Apostó a aumentar la gravedad de la crisis económica producto de la caída del precio internacional del petróleo. Una crisis que desestabilizó el modelo mono-extractivista rentista venezolano y las políticas públicas redistributivas. Combinado con problemas de corrupción; de mala gestión de PDVSA. Con migración económica venezolana hacia países latinoamericanos.

 

La MUD no contó con que la crisis estrecharía las relaciones del gobierno con la población pobre gracias al control de la distribución de alimentos, semejantes a los de la experiencia de la Unidad Popular en Chile. Tampoco consiguió quebrar la lealtad de las fuerzas armadas con la revolución bolivariana.

 

La reelección de Maduro, deja la MUD esperando que caiga el gobierno, por las sanciones y el aislamiento internacional que agudicen la crisis económica.

 

Las sanciones de Washington no tardaron. Tampoco la respuesta del gobierno venezolano. Se abrió una escalada de limitadas proporciones. Tras ello, está la creciente amenaza de que Washington opte por la solución militar. Podría funcionar si los gobiernos del Grupo de Lima, minoritarios aún en la Organización de Estados Americanos (OEA) consiguen excluir Venezuela, mediante la Carta Democrática de 2001. Pero el mundo actual es crecientemente multilateral y las intervenciones de Washington en su patio trasero aparecen como resabios de otra época.

 

¿Polarización Limitadora?

 

La estrategia del aislamiento y la intervención internacional puede solidificar los apoyos internos y la solidaridad internacional con la revolución bolivariana. Lo prueban otros procesos políticos de transformación. Y es que la victoria de Maduro replantea las posibilidades de sobrevivencia de la llamada revolución bolivariana. A pesar de las sanciones y las amenazas de Washington y del llamado Grupo de Lima.

 

La polarización actual limita el análisis y la búsqueda de soluciones. Destaca la estrategia contradictoria, exagerada, de la oposición derechista. El proceso político bolivariano tiene un carácter limitado. Un proceso centrado más bien en la redistribución social de ingresos. No ha realizado el cambio revolucionario de las estructuras económicas, a pesar de los discursos sobre el socialismo del siglo XXI. La propiedad social es limitada y los grupos económicos siguen dominando la economía nacional. Es un proceso político progresista y anti neoliberal.

 

La versión oficial de la mal llamada comunidad internacional, afirma que la revolución bolivariana es una dictadura manchada de sangre. Que sobrevive gracias a procesos electorales manipulados. Que el gobierno es corrompido e ineficaz, el culpable de la crisis económica.

 

Esa comunidad internacional es tuerta. Se carga a la derecha: Washington, los gobiernos derechistas del grupo de Lima, incluido Canadá y la Comunidad Europea ven la paja en el ojo venezolano. Pero, no ve la viga contra la democracia en Brasil ó en Honduras. Tras la agenda de restablecimiento de la democracia buscan sancionar una alternativa latinoamericana progresista de redistribución de ingresos.

 

La comunidad internacional engloba también a sectores, como la socialdemocracia, que pretenden defender al pueblo venezolano contra la deriva dictatorial  del chavismo. No poyan la elite golpista, que sólo buscaría mantener sus prerrogativas y no tiene nada que ofrecer. Propician el dialogo. El problema es que la polarización les deja sin gran fuerza real.

 

Perspectivas del Gobierno de Nicolás Maduro

 

Coincidimos en que el Chavismo es parte de la ola de gobiernos progresistas latinoamericanos. De gobiernos que redistribuyeron la riqueza y mejoraron las condiciones de vida de la población. Sobre todo, en Venezuela, después del fracasado golpe de estado de 2002. Con ello el chavismo consiguió una vasta base social de apoyo a su alternativa propiamente latinoamericana al neoliberalismo.

 

¿La actual crisis obliga a cambios estructurales? A una diversificación del modelo extractivista para disminuir la dependencia de las fluctuaciones de la economía mundial ¿Corresponde una versión actualizada del Golpe de Timón, del presidente Hugo Chávez? La crisis petrolera obliga a reorganizar PDVSA, a aumentar la participación de los trabajadores. Impone revisar el modelo extractivista para diversificar la economía venezolana para los desafíos del siglo XXI.

 

Maduro obtuvo menos votos absolutos que en 2013. Hay desgaste y descontento como consecuencia de la crisis. Se requiere el control de precios y terminar con estrategias de acaparamiento, con el bachaqueo, con el negocio con dólares preferenciales, de la salud y las medicinas, del transporte. Atacar  la corrupción y el uso fraudulento de la frontera con Colombia.  ¿Corresponde crear un sector social de bien común, de formas solidarias de desarrollo económico?

 

El mundo de 2018 no es el de los años 1970. La creciente presencia económica de China y de Rusia, puede permitir sortear las agresiones estadounidenses. El desempeño de los nuevos gobiernos derechistas provoca grandes movilizaciones sociales. Para sobrevivir, la revolución bolivariana necesita la solidaridad latinoamericana y mundial.

 

La alternativa es el retorno del neoliberalismo. Peor que en Brasil ó en Argentina. El retorno de la elite del acuerdo de Punto Fijo, que acaparó durante décadas el poder. Hasta que su descomposición llevó al ascenso y desarrollo de la revolución bolivariana bajo la dirección de Hugo Chávez.

 

23 de  mayo de 2018.

 

<http://marcelosolervicens.org/2018/05/venezuela-reeleccion-de-nicolas-maduro/#more-1417>*
 

https://www.alainet.org/es/articulo/193099
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