Se equivocó Trump nuevamente con Irán

24/01/2018
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La intención estadounidense de convertir las protestas que tuvieron lugar en Irán entre el 28 de diciembre de 2017 y el 3 de enero de 2018 en una “primavera iraní” fracasó rotundamente. Las muestras de apoyo de Washington denigraron un movimiento que quizás surgió por generación espontánea pero que no se sostuvo porque perdió todo su apoyo a causa del indeseado respaldo de Washington que lo hicieron injurioso a la identidad de la nación.

 

Aunque Trump tardó varios días en comprender lo que estaba ocurriendo en su país en agosto de 2017 con los disturbios sociales en

 

Charlottesville, Virginia, el Presidente de Estados Unidos vio en las protestas en Irán un apetitoso dulce servido en su mesa que se apresuró en tratar de engullir. Enseguida publicó media docena de tuits en apoyo a las protestas aunque trascendió que su verdadera intención era avivar el fuego y no sofocarlo.

 

No existen evidencias de que los manifestantes siguieran un guion orientado por Trump o que éstos le prestaran alguna atención a lo que Trump escribía. Ni siquiera puede asegurarse que quienes se manifestaban recibían instrucciones desde el exterior.

 

Para la mayoría de los iraníes, Trump constituye apenas una fuente de animadversión contra su pueblo porque así lo había demostrado desde que asumió la presidencia de Estados Unidos. Mientras se abrazaba jubilosamente con los líderes de Arabia Saudita, su rival regional, incluyó a los nacionales de Irán entre los excluibles por las disposiciones migratorias anti musulmanas, pese a que nunca ha habido un iraní involucrado en actos terroristas contra Estados Unidos. A fines de 2017 en varias ciudades del país persa comenzaron a ocurrir manifestaciones y protestas aparentemente motivadas por un gran descontento popular reclamando más amplias libertades políticas y sociales, con insistentes denuncias de corrupción en la administrativa pública y rechazo de incrementos de los precios de la gasolina, los huevos y otros bienes de consumo y servicios. A ello se sumó el descontento por la aprobación de un presupuesto que preveía la reducción de varios beneficios sociales y un aumento de los gastos militares de inversión.

 

En acto de insólita intromisión en los asuntos internos de otra nación, Washington anunció su apoyo a las protestas. La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, las calificó como “verdadero levantamiento popular liderado por valientes ciudadanos iraníes”, mientras Trump hizo públicos sus ya citados tuits y elogió a los manifestantes “hambrientos de comida y de libertad” de Irán, a quienes Washington debía asistir y hasta les prometió apoyo.

 

Desde su asunción del cargo presidencial Trump se ha opuesto sistemáticamente al Acuerdo Nuclear que el grupo G5+1 (EEUU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) negoció con Irán durante 18 meses hasta pactarlo el pasado 14 de julio. El histórico acuerdo con Irán, exige a la República Islámica la limitación de ciertos aspectos de su programa nuclear sobre bases aceptadas por Teherán.

 

“Estados Unidos no repetirá el vergonzoso error de nuestro pasado cuando otros se mantuvieron al margen e ignoraron la heroica resistencia del pueblo iraní que luchaba contra su brutal régimen”, afirmó el vicepresidente Mike Pence acusando así a la Administración de Barack Obama de mantenerse al margen de las protestas que tuvieron lugar en Irán en el año 2009.

 

Una vez conocido este Acuerdo, el presidente Barack Obama, firmó la orden ejecutiva que levantaba las sanciones económicas a Irán. La responsable de la política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, confirmó similar decisión por la parte europea tras una larga jornada de negociaciones diplomáticas. “Todas las partes creen que este acuerdo histórico es tan fuerte como justo”, dijo la responsable de política exterior de la UE, que coordinó en estas negociaciones del grupo de seis grandes potencias.

 

El pueblo iraní tenía cifradas grandes esperanzas en que el acuerdo nuclear no solo serviría para prevenir una guerra contra Estados Unidos, sino también para sacar a su país del aislamiento político y financiero que le impone Washington. El acuerdo abre la puerta a la liberación de activos financieros iraníes congelados en diversas instituciones bancarias del mundo por un valor de entre 45 mil y 90 mil millones de euros. Irán planea incrementar en no menos de medio millón de barriles sus exportaciones petroleras cuando las sanciones se levanten.

 

No obstante el fracaso de sus planes para producir en Teherán una “primavera iraní” autodestructiva, Washington sigue adelante con su propósito básico y trabaja ahora en la convocatoria a una reunión informativa del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Aprovechando la divulgación que han tenido las protestas iraníes en los medios estadounidenses y su amplia repercusión en la prensa global, la representación de Estados Unidos llama a tratar allí sobre “una problemática peligrosa que daña los derechos humanos del pueblo iraní”, con el fin de crear una falsa imagen del país persa y su desestabilización.

 

Enero 8 de 2018.

 

https://www.alainet.org/es/articulo/190572
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