OMC, APEC y TLCAN: multilateralismo y proteccionismo

08/12/2017
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Tres son los eventos más importantes del multilateralismo del presente año. Las reuniones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y el diálogo a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Son importantes las reuniones que se han tenido en estos encuentros porque, a un año de distancia de una nueva gestión política y económica del gobierno de los Estados Unidos, se ha puesto en discusión el desarrollo económico a nivel global, donde hay ganadores y perdedores.

 

Por el lado de los ganadores están los accionistas de los grandes corporativos transnacionales que han copado tanto el control de las decisiones de qué, cómo y cuándo se debe de producir y cómo repartir las ganancias obtenidas en los mercados financieros. Por el contrario, los perdedores son espacios regionales cuya población ha sido relegada al desempleo para insertarse en los circuitos transfronterizos de la migración, e incluso enfrentarse al deterioro necesario de sus ingresos para subsistir, como resultado de políticas de ajuste, renegociaciones de endeudamiento y cambios estructurales. El bienestar de estos sectores de población ha sido desdibujado del Estado Benefactor, tanto en los países desarrollados como en los llamados mercados emergentes. Al día de hoy, no ha habido políticas alternativas para los sectores relegados para crear nuevas fuentes de empleo e insertarse rápidamente al cambio tecnológico, a la economía digital y al cambio sustentable.

 

La fortaleza del multilateralismo, a través de la liberalización y desregulación de las estructuras económicas, ha posicionado a un grupo muy fuerte de empresas ganadoras en el marco de la instauración de la globalización comercial y financiera, como brazo conductor del desarrollo de sectores integrados a los circuitos productivos internacionales, más allá de los países y regiones. Frente a ello, el propio dinamismo de la profundidad de cómo se dieron los procesos de integración comercial y financiero ha incidido en un reclamo de sectores perdedores profundamente desdibujados frente a los cambios estructurales resultado de los procesos desregulatorios a nivel global. Sus voces se han hecho visibles a través de referéndums, movimientos sociales que declaran procesos independientes, y profundizan la discriminación y la antiglobalización.

 

El proteccionismo, frente al multilateralismo, cuestiona el discurso económico y político resultado del proceso de globalización, la Aldea Global. Hoy se fortalece la vanguardia del proteccionismo, cuyo camino acelerado va hacia el fracaso total en tanto no responde a una realidad marcada por la integración estructural de los países, pero donde prevalecen dos categorías del marxismo que hace 150 años se encuentran en El Capital. La concentración y centralización del capital está tomando un carisma diferente y por tanto, el debate del proteccionismo tradicional está siendo transformado en un proteccionismo corporativo e institucional, ya que prevalece el fortalecimiento hegemónico a través de las decisiones institucionales para determinar el desarrollo de las próximas décadas. Por ello, la importancia en la OMC, el APEC, el diálogo a través del TLCAN y el renacimiento del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).

 

En el marco del capitalismo contemporáneo, las categorías de concentración y centralización priorizadas en el primer tomo de El Capital representan los intereses de la búsqueda de mayor rentabilidad, y son parte de los agentes económicos cuyas decisiones dan la pauta y los lineamientos detrás de las reuniones de los organismos multilaterales, así como de los tratados de integración comercial fincados en la década del90 del siglo pasado. Tras el multilateralismo y el proteccionismo, la institucionalidad de los corporativos son un claro ejemplo en el discurso "American First y “Una Franja, Una Ruta”.

 

La reunión de APEC en Da Nang, Vietnam,pasará a la historia como el símbolo de grandes jugadores donde la visita del presidente estadounidense a países del Asia del Este demostró el frágil equilibrio que hay en la zona frente a un enemigo de la actual gestión estadounidense, Corea del Norte; pero socio en el caso de China, vecino de Corea del Sur, y en constante divergencia con Japón. El tour del enemigo del “libre comercio” estadounidense, comenzando por Japón, Corea y China pasando por Vietnam para finalizar en Filipinas, demostró los intereses de dominio y de la reconstrucción de un nuevo eje en la zona del Asia Pacífico, donde hasta hace un tiempo era competencia de Estados Unidos y China pero, ante el resurgimiento del TPP y el deseo de un nuevo eje con la inclusión de India, se están reconstruyendo los caminos de las próximas décadas, una nueva división internacional fincada en grandes corporativos más allá de corporativos privados y públicos.

 

¿Cuáles son los puntos que debemos de resaltar?

 

Rumbo a la reunión de APEC, el presidente Trump ha marcado no sólo su política exterior frente a los países del Asia del Este sino también su clamor por unir a Japón, Corea del Sur y China frente a la política de Pyongyang, centrándose en las provocaciones nucleares de Corea del Norte. No obstante, estos países están intentando cerrar filas entre ellos, olvidando el origen de las disputas históricas territoriales de décadas atrás.

 

Tal es el caso de Corea del Sur, que controla las islas Dokdo pero son conocidas como Takeshina por Japón. La tensión entre Japón y Corea son permanentes. Tan sólo un día después, Corea del Sur ofreció una cena para Trump con camarones procedentes de las islas en disputa, lo cual enfrió las relaciones entre ambos países. Un discurso opuesto entre China y los Estados Unidos puso en la mesa del ajedrez a los dos jugadores más fuertes a nivel mundial, Trump y Xi Jinping. Este último mencionó que China tiene abiertas sus puertas enfatizando “…nosotros nunca cerraremos nuestras puertas, siempre estarán abiertas y más abiertas…”, haciendo mención a todas las inversiones de las empresas automotrices en China que han dado fuertes ganancias a los consorcios estadounidenses. Trump, por su parte, siguió con su discurso del injusto déficit comercial entre ambos países, y por supuesto agregó que el presidente de China puede solucionar muy pronto el problema de Corea del Norte.

 

Pero hay otros elementos que se están desenvolviendo en el curso del presente año. La discusión pendiente del TPP así como la reunión de la OMC antes de que finalice este año, responden a las siguientes preguntas.

 

¿Cuál es la importancia del TPP ante la salida de Estados Unidos y en qué condiciones queda este pacto?

 

American First” es el lema bajo el cual fue levantada la campaña del actual presidente de los Estados Unidos. Ello incidió en asegurar los votos de sus electores, bajo la promesa de que posicionarse de lo que se produce en Estados Unidos es prioritario para el crecimiento económico, y para volver a tener los empleos que se perdieron al insertarse en un mundo global. Ésto perjudica enormemente a todo el proceso de apertura e inserción de Estados Unidos y del resto de países que apostaron a la globalización. No sólo se borraron las fronteras sino que la deslocalización de la planta industrial de Estados Unidos a otros países como México, China y países del Sudeste Asiático hicieron de “American First” un país de servicios. Lo que ocurrió en este país fue su conversión de una planta industrial tradicional a una planta de servicios, donde prevalecerá la economía digital durante el curso de los próximos años.

 

La salida de Estados Unidos del TPP es, en primer lugar, de carácter político y responde a las necesidades democráticas del propio país. Son los votos necesarios para tener mayoría parlamentaria, y también para fincar las bases de un país hegemónico en el discurso nacional. En segundo lugar, apremia defender y atraer a todas las empresas norteamericanas que salieron desde los 80 a que regresen a los Estados Unidos, orientando una supuesta reforma fiscal y dando incentivos fiscales para crear empleo. Finalmente, el lenguaje de que Estados Unidos tiene un déficit con México, China, Japón y el resto del mundo es la bandera necesaria para salirse del TPP. No obstante, este discurso no significa aceptar la transformación estructural a nivel mundial del sector industrial y del proceso de robotización, así como el cambio de energías no renovables a energías sustentables. Se puede afirmar que el TPP va a seguir su curso encabezado por Japón, quien era el beneficiario porque no estaba considerado China en este acuerdo comercial.

 

¿Por qué ha regresado y por qué conviene retomar el TPP? ¿Cuáles son las implicaciones de que se den nuevos liderazgos económicos en la región del Asia Pacífico?¿Sería la nueva reconfiguración de la “Nao de China” una nueva ruta para América Latina?

 

El TPP es la legalización de la globalización y de acuerdos de integración fincados desde los 80 y puestos en marcha en el marco del Consenso de Washington y de un pensamiento hegemónico neoliberal. Hay ganadores y perdedores: un ejemplo es México, no hay duda que México ha ganado con el Tratado de Libre Comercio pero, el haber aceptado el Capítulo XIV del TLCAN y subsumir la política monetaria, fiscal y financiera a los intereses de la Reserva Federal de Estados Unidos, ha mantenido los indicadores macroeconómicos estables y ha cancelado la falta de oportunidades de empleo, pasando a ser un país exportador de capital humano. Sin oportunidades de crear empleo al mantener la política monetaria estable y una política financiera cuyo tipo de cambio no ha permitido alcanzar un mayor equilibrio frente al dólar. Un tipo de cambio en manos del Banco de México favorece las exportaciones o las importaciones en momentos políticos de inestabilidad.

 

El TPP fue hecho a la medida para ser liderado por Japón y Estados Unidos. Por eso no incluye a China, a diferencia de APEC. El TPP será aprovechado por China para ser líder de la región y utilizar la plataforma para crecer hacia el Pacífico. En este caso, la Ruta de la Seda “Una franja, una ruta” se convertirá en la ‘Nueva Nao de China’ para el Pacífico. Quizás podríamos hablar de la ‘Nao de China’ en el marco de una economía digital y sustentable. Un camino para cumplir los ODS.

 

¿Cuál es la importancia de la próxima reunión de la OMC en Buenos Aires?

 

Atrás del telón, los intereses de los accionistas ante la pérdida de las ganancias como efecto de la Gran Crisis del 2008 y la Gran Recesión. Los stakeholders se han organizado nuevamente ante el paradigma de la post-crisis. A partir del nacimiento de la OMC y de la entrada de China al mercado global, la división internacional del comercio ha presentando cambios irreversibles, ya no sólo en los circuitos comerciales sino también en los circuitos financieros. Países como Estados Unidos, hoy se puede afirmar, han pasado de ser un país industrial a un país de servicios. Por su parte, México ha sido beneficiado de la deslocalización de la industria automotriz estadounidense a su territorio, e incluso ha ampliado su comercio con China ocupando el segundo lugar frente a Canadá, que ha sido un socio natural desde el TLCAN.

 

El capital financiero de los grandes corporativos chinos a través de una economía de mercado global avanza como eje dominante del siglo XXI, al tiempo que China toma fuerza a través de OBOR. Al otro lado del Atlántico, la economía dominante del siglo XX intenta renacer el pilar de su hegemonía productiva y monetaria al cuestionar la integración de los mercados y el posicionamiento de sus empresas trasnacionales afectadas por la nueva división del trabajo que promovió después de haber ganado la Segunda Guerra Mundial. El cambio estructural durante los últimos treinta años.

 

Mientras, en China, se avanza a pasos agigantados rumbo al capitalismo, por su parte, el capital financiero de los grandes corporativos chinos a través de una economía monetaria de producción global como eje dominante del siglo XXI, se hace hincapié en nuevas rutas de desarrollo en tres continentes. Al otro lado del Atlántico la economía dominante del siglo XX intenta transformar la integración a nivel mundial cuestionando el pensamiento dominante del libre mercado y, sobre todo, de la globalización. La reestructuración del pensamiento ideológico hegemónico, no encuentra un sendero de cómo recuperar los empleos perdidos. No se entiende que la robotización de la industria así como la economía digital expulsa empleos y lo que hay que enfrentar ahora son nuevas senderos de recuperación de empleos a través de la economía del cuidado, la economía ambiental y la recuperación de una economía más encaminada al desarrollo humano.

 

Por ello, la OMC tiene un gran reto frente a los planteamientos de la Organización Mundial del Trabajo (OMT). Los empleos y la formación del capital humano deberá encontrar senderos nuevos transformando las formas de producción que han dañado nuestro entorno y los ecosistemas de la humanidad. 

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- Alicia Girón - es directora de Problemas del Desarrollo, Revista Latinoamericana de Economía. Coordinadora del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).Integrante del Grupo de Trabajo de CLACSO Feminismos, resistencias y procesos emancipatorios.

 

MEGAFÓN, Nº 19, CLACSO, Diciembre 2017

http://www.clacso.org/megafon/megafon19_articulo4.php

 

https://www.alainet.org/es/articulo/189732

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