Definir el futuro

Garrotazo a la construcción de la democracia

08/04/2016
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Un estudio realizado por especialistas, con el patrocinio de la National Science Foundation de USA, nos dice que hace trece mil años llegaron los primeros hombres al Perú, por lo que podríamos suponer que desde ese entonces el pueblo peruano transita los caminos de su patria.

 

Más allá de las discusiones científicas que esa afirmación ocasiona, es bueno que lo tomemos como referente para analizar lo que hoy pasa en ese país. O mejor lo que puede pasar este domingo, en las elecciones presidenciales.

 

Caminante…

 

Es verdad que si seguimos los versos de Antonio Machado, en estos trece mil años los peruanos deben haber acabado muchos caminos. Con diversos rumbos, para distintos objetivos.

 

Este domingo deben, no abrir un nuevo camino, sino resolver por cuál de los ya construidos quieren transitar. No deja de ser una contrariedad trascendental, cuando a causa de ella se debe confirmar una ruta por dónde transitar su futuro.

 

Hablando de años, hace ya tantos que no recuerdo cuántos, en una ocasión similar –elecciones presidenciales- el pueblo hermano eligió a Alberto Fujimori para que condujera el país. Éste era hijo de inmigrantes japoneses, ingeniero agrónomo con un post grado en física y matemáticas, que para la comunidad nacional parecía ser la senda al futuro deseado.

 

Lo desacertado era que sólo parecía. A dos años de haber asumido la Primera Magistratura, el 5 de Abril del 92 perpetró un bien calculado y mejor plasmado autogolpe de Estado. Así inició su dictadura que finalizó en el 2000, cuando ya acosado por sus propios errores y la corrupción, se fue a Japón –donde llegó a ser senador- y mediante un fax renunció a la Presidencia del país de los Incas. Ahora el ingeniero peruano-japonés está en la cárcel, cumpliendo una condena a 25 años por crímenes de lesa humanidad y a siete y medio por corrupción ya que se apoderó de seiscientos millones de dólares, de los cuales el Perú sólo ha recuperado unos ciento sesenta millones.

 

Los seres humanos somos el resultado de los valores que vamos asimilando con el correr de las generaciones y que van formando nuestro bagaje para recorrer esos caminos que otros abrieron y los que vamos abriendo nosotros mismos.

 

Las democracias son el producto de ese caminar, durante el cual encontramos muchos obstáculos, limitaciones, frenos y complicaciones.

 

El recién conocido caso de los Papeles de Panamá nos ha mostrado parte de esas dificultades y despertado de una ensoñación –a la que somos tan inclinados- de que eso era una cosa de entrecasa. Los Papeles de Panamá nos mostraron que abarca el mundo globalizado y que los “ladrones” pueden ser gente muy “honrada”. Fujimori estaba entre ésos.

 

Destruir la democracia

 

En nuestra región el construir democracias ha sido una actividad ingrata y abrumadora, pero algo hemos logrado hacer y gozamos en algunos de nuestros países de algunas. Puede que no las mejores, pero sirven para ir mejorando la apertura de las avenidas que necesitamos ir y venir para nuestro propio desarrollo.

 

Eso es un aspecto de la cuestión. Hay otro que es más importante. Que quienes gobiernan esos países, quienes han reemplazado a las dictaduras deben saber defenderlas y “equiparlas” para su autodefensa de manera que no puedan ser agredidas.

 

Los que figuran en los papeles de Panamá no lo hacen y los que no están en esa lista tampoco.

 

La actual competición por la presidencia del Perú nos enfrenta a un pueblo que pareciera que quiere destruir su democracia y en la cual los gobernantes demócratas no supieron desarrollar los instrumentos para que la comunidad entienda claramente que la democracia es su camino de desarrollo y bienestar.

 

El escritor peruano Jeremías Gambo decía hoy en un diario español “Hay una cultura democrática pobre en el Perú” y agregaba “Buscamos al hombre fuerte. Hay una inercia hacia el líder mesiánico que ordena las cosas en el país”.

 

Para las elecciones de este domingo la candidata favorita es Keiko Fujimori. Hija de Alberto. A los 19 años era la Primera Dama por el divorcio de sus padres. Ya fue candidata en la anterior elección en la que en segunda vuelta fue derrotada por el actual Presidente Ollanta Humala. Estudió en universidades de USA y es –lejos- la candidata con mayores posibilidades de triunfo.

 

Esas posibilidades están basadas en la tendencia a olvidar que tenemos todos. También a un sentido de “castigar” que tenemos en nuestra mentalidad paternalista.

 

Nos olvidamos que los salvapatrias, como Pinochet, Chávez o Fujimori, solo causaron profundas desgracias al país, a su comunidad. Pretendemos “castigar” a los que han gobernado después por no cumplir mejor su cometido, volviendo a ese pasado de los salvapatria.

 

¿Pero eso justifica que querramos destruir la democracia? En el Perú puede ocurrir y también en otras naciones de la región, como Brasil.

 

Por eso es hoy y ahora que tenemos que detenernos a pensar. Si hace algo de 14.000 años que estamos abriendo caminos, ¿tenemos hoy que dejar de hacerlo?

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/176656
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