Macri… fin de una época

23/08/2019
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Diez o más días después, ya las PASO, primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias de la Argentina, son casi un recuerdo. Recuerdo alegre y feliz para una gran mayoría de los argentinos y triste para otros. Pero en realidad hay que mirar las cosas con cierta capacidad analítica y no especulativa.

 

Estas PASO del 11 de agosto tienen varios significados. El primero es que son sólo una gran encuesta directa y real en la que los candidatos juegan a saber cómo están en las preferencias y no significan para nada una forma de que los partidos o agrupaciones políticas propongan a la comunidad la elección de sus candidatos. Los candidatos ya han sido elegidos y su objetivo como primarias no existe, lo más lógico es que sean eliminadas y el Estado no invierta millones de pesos para que cada cual sepa con un par de meses de antelación cuáles son las necesidades de su campaña electoral.

 

Otro de los significados que pueden tener sus resultados es que los medios y los periodistas deben dejar de lado el campo de las especulaciones y entregar información real. Entiendo la toma de posiciones –que no comparto- de las empresas propietarias de los medios, ellas defienden sus intereses comerciales. Pero los periodistas deben recordar la necesidad de examinar, estudiar y razonar efectivamente las informaciones que entregan en ejercicio de nuestra profesión, porque es ello lo que da confianza y credibilidad.

 

También estas primarias determinan el fin de un período. El período en que las corporaciones fueron quienes dirigían el Gobierno. Eso encarna una nueva realidad para el país, apunta al posible inicio de nuevos caminos, constituye un punto de inflexión que debe ser intensamente meditado.

 

Del mismo modo quiere decir que ha terminado la época de las “roscas”, de los acomodos o pactos a espaldas de la comunidad. Los compromisos a que obligan sus resultados traen como obligación inmanente una invariable responsabilidad social con la totalidad del pueblo argentino por sobre los intereses personales o grupales. Ha llegado el momento de dejar de lado a las corporaciones internacionales para asumir el compromiso con los pobres.

 

Es la hora que dejemos de hablar de mercados, de las variaciones del dólar o de las fluctuaciones de la bolsa, temas que a la gente sólo les interesan tangencialmente. Es hora que hablemos de la casa, de nuestra casa. Esto porque “economía” viene del griego “oikos”, que quiere decir “la casa”. Los argentinos, después de varios años de errores al gobernar y de otros en que no se ha gobernado para la casa, –como indicara en alguna oportunidad el jesuita Jon Sobrino- “son pobres económicos para quienes la casa, el hogar, el símbolo de lo que es el mínimo de vida, no está asegurado”.

 

Eso significa que el próximo gobernante de la Argentina –que posiblemente sea Alberto Fernández- deba dejar de lado los intereses personales o partidarios para proyectar los intereses de justicia social que su partido ha representado.

 

Ya las Corporaciones cobraron “su premio” por la colaboración con el Gobierno que se irá en diciembre. No podemos retroceder en el tiempo pero sí hay la obligación de entender claramente su injusticia y el carácter de explotación de los pobres que tuvo. Las empresas beneficiadas con las alzas en estos años se han enriquecido más. Han producido más pobres. Los pobres existen porque hay ricos. Es una relación causal.

 

Teniendo el futuro Presidente esta realidad socio-político-económica, su análisis debe estar orientado desde los intereses de los marginados, desde los postergados, desde quienes han sido victimas de los últimos ocho años de desaciertos gubernativos.

 

Es necesario que, utilizando la visión social del jesuita que nos guía desde Roma, empleando la riqueza de la ciencia y la técnica que hoy está al alcance de la mano, apoyado por el respaldo de una gran mayoría de argentinos, construya una democracia social en provecho de todos y que sea conciencia en beneficio de toda la humanidad.

https://www.alainet.org/es/articulo/201744
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