Avance posneoliberal versus restauración conservadora

01/12/2015
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 seguimos en lucha  29
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El continente nuestroamericano está atravesando un nuevo ciclo de la lucha de clases determinado por lo que implicó la derrota del ALCA hace 10 años. Vivimos un momento histórico importante y complejo, determinado por una nueva correlación de fuerzas que se construyó entre el capital, los gobiernos y las fuerzas populares luego del proceso de movilización y cambio de época que significó la derrota del plan de Estados Unidos para el continente. Decimos que se trata de un momento complejo porque se presenta enmarcado en una crisis múltiple del sistema hegemónico.

 

Crisis multidimensional

 

La emergencia de la crisis capitalista a nivel mundial en 2008, si bien no tuvo repercusiones inmediatas en nuestro continente, comenzó a afectar las tasas de crecimiento de las principales economías, favoreciendo la inversión extranjera de las potencias que recurren a nuevos territorios y explotación de bienes naturales para paliar sus crisis internas (EEUU, UE, China). Hay que aclarar que la crisis capitalista no generó el agotamiento del patrón de acumulación basado en la privatización y explotación de bienes comunes, sino que en todo caso lo aceleró de la mano de una mayor concentración de las riquezas.

 

Mientras tanto, se intensifican los conflictos bélicos regionales, para aumentar los gastos de la industria militar estadounidense y europea: la paz está en crisis. En América Latina, se consolida una ofensiva imperialista en múltiples niveles, que se evidencia de forma clara a partir de 2009, con el golpe de Estado en Honduras.

 

Desde el punto de vista económico, los tratados de libre comercio se consolidan no sólo a partir de acuerdos bilaterales, sino que por primera vez después del intento del ALCA, Estados Unidos promueve el armado de la Alianza del Pacifico, aceptado y promovido por Chile, Perú, Colombia y México, que se plantea la incorporación de varios países más. La Alianza del Pacífico tiene, además, el objetivo político de frenar los procesos de integración impulsados por la Revolución Bolivariana, como han sido el ALBA, la UNASUR y la CELAC, que en un hecho histórico incorpora a Cuba a un mecanismo de integración regional, dejando de lado a Estados Unidos y Canadá.

 

Podemos decir entonces que la “contraofensiva imperialista”, está operando articuladamente desde el punto de vista político, militar, económico y también desde el punto de vista ideológico, a través de los medios de comunicación hegemónicos, las Organizaciones No Gubernamentales, y el reforzamiento de un fuerte aparato cultural que se reproduce a escala masiva marcando y orientando las pautas de consumo y la construcción de valores en el pueblo, ajenos a sus intereses.

 

Nueva etapa

 

El nuevo mapa político, surgido de los procesos de resistencia al neoliberalismo, fue atravesado por las mediaciones que cada pueblo tuvo la capacidad de construir en la arena pública. De tal manera, la región vivió una serie de procesos que, con sus similitudes y sus particularidades locales, dejan para el pueblo una serie de interrogantes, aprendizajes y desafíos donde la contraofensiva conservadora inclusive avanza llegando al gobierno con una coalición de derecha por la vía democrática en un país como la Argentina y condiciona seriamente al gobierno del PT en Brasil haciéndolo asumir una agenda de ajuste neoliberal. A pesar de este nuevo escenario que se viene configurando, los pisos de acumulación tanto en términos sociales y políticos, no son los mismos que teníamos hace 20 años atrás.

 

Vivenciamos un momento de reagrupamiento dinámico del campo popular, con dispersiones y confluencias en desarrollo, donde el debate de la unidad todavía marca la etapa actual como lo hizo también durante el ascenso de movilización popular que puso en crisis la hegemonía neoliberal. El desafío, en este sentido, pasa por la construcción, en términos estratégicos, de un proyecto de integración popular, que unifique diferentes expresiones, sin renunciar a la diversidad propia de una sociedad fragmentada socialmente, pero con la pretensión de articular un proyecto de la clase trabajadora del campo y la ciudad en su conjunto, que permita desarrollar y disputar hegemonía.

 

Esta necesidad, a su vez, se encuentra entrelazada con una batalla ideológica que se remonta a los procesos de independencias parciales en América Latina y el Caribe. Durante casi dos siglos, las oligarquías locales y luego, las burguesías emergentes en cada uno de nuestros países, han tenido éxito en situar las coordenadas del debate político en los marcos de cada país, como si la realidad política, económica y social estuviera determinada casi exclusivamente por lo que sucede al interior de las fronteras de cada Estado. El propio relato histórico describe los procesos de independencia de los nuevos Estados desligándolos de un proceso general como el que realmente ocurrió hace doscientos años y como también ocurre ahora.

 

Decíamos anteriormente que estamos adentrándonos en una nueva etapa en América Latina donde se pondrán en juego las correlaciones de fuerzas cristalizadas en la derrota del ALCA hace diez años atrás. Es fundamental que nuestros movimientos y articulaciones a nivel continental podamos acordar tareas comunes que deben ser asumidas por el conjunto del movimiento social y popular como ampliar estos debates, fortalecer el trabajo de base y la concientización de nuestros pueblos sobre las actuaciones del imperialismo y el capital en materia, por ejemplo, de los nuevos tratados de libre comercio y la transnacionales. Las tareas deben estar enmarcadas en la necesidad táctica y estratégica de aumentar el nivel de movilización de masas en nuestros países. A diez años de la derrota del ALCA, la lucha contra el imperialismo y el avance conservador en el continente debe ser un aglutinador común para todas las organizaciones populares de Nuestramérica, partiendo de las enseñanzas y aprendizajes que nos han dejado las luchas y resistencias a la hegemonía neoliberal de décadas pasadas.

 

Conscientes de que aún falta mucho por crecer en todos los aspectos, aspiramos a recorrer un camino de aprendizaje desde la práctica militante concreta junto a la diversidad de expresiones de los pueblos de Nuestra América, en un momento político marcado por la agresividad del saqueo imperialista ante la emergencia de un mundo multipolar en donde también tenemos que hacer esfuerzos para vincularnos con movimientos sociales y fuerzas populares que están resistiendo en otros continentes.

 

Debemos asumir la necesidad de fortalecer en nuestros pueblos la solidaridad internacionalista ante la contraofensiva de EEUU en la región. Tanto Venezuela como Ecuador y Bolivia son procesos de fundamental importancia para los pueblos de Nuestramérica ya que funcionan como horizontes hacia donde caminar para todos nuestros pueblos sabiendo, como decía Mariátegui, sin hacer calco ni copia. La defensa irrestricta frente al imperialismo de los procesos de cambio debe ser asumida por el conjunto del movimiento popular abonando y colaborando para que los países consoliden su camino disruptivo con el orden hegemónico. A su vez es de fundamental importancia rodear de nuestra más contundente solidaridad a nuestra Cuba socialista que durante todos estos años ha servido de faro esperanzador para pueblos que sufrimos dictaduras militares, oleadas neoliberales y arremetidas de la derecha como actualmente estamos viviendo.

 

También debemos asumir desde nuestro trabajo solidario que el proceso de paz con justicia social en Colombia es necesario que avance porque la paz en Colombia es la paz en nuestro continente. Tenemos que blindar a América Latina como zona de Paz.

 

A su vez debemos acompañar con nuestra solidaridad el camino histórico de liberación del pueblo Haitiano y su lucha por el retiro de la Minustah.

 

Un horizonte de soberanía popular, de independencia económica y de justicia social es deseable y posible en la medida en que avance la unidad dentro de cada país y entre los diferentes países. Nos alientan las luchas de quienes nos precedieron y la consciencia de estar viviendo un cambio de época en el que hay avances y retrocesos, pero nada queda sin moverse. Los tiempos recientes demuestran que aún en los momentos que se anuncian más oscuros, surge de una larga historia de resistencia y construcción de alternativas. Creemos que en esta encrucijada, cada paso que podamos dar, de conjunto, ofrece mayores posibilidades para avanzar en un proyecto emancipatorio cada vez más necesario. Como en cada momento de nuestra historia, lo determinante será la potencia -la legitimidad, la fuerza material- de la lucha popular.

 

La construcción y el fortalecimiento de un proyecto de unidad de los movimientos sociales y populares del continente, la lucha contra el imperialismo y la defensa irrestricta a los procesos de cambio en curso, conforman entonces las tareas que consideramos, debemos asumir como prioritarias.

 

El encuentro hemisférico a 10 años de la derrota del ALCA convocado por Cuba y sus organizaciones, expresiones de su pueblo organizado ya es un paso más de acumulación de nuestro proceso. Cuba ha sido quien ha mantenido en alto la bandera de lucha contra el neoliberalismo décadas atrás y quien ha puesto en marcha el motor de resistencia de nuestros pueblos. Hoy desde su ejemplo y coherencia revolucionaria nos ha vuelto a convocar para fortalecer nuestros vínculos, pensar de conjunto y ponernos frente al desafío de avanzar en un frente común de acción y movilización siendo conscientes que debemos avanzar en un mismo camino desde nuestra diversidad. Los tiempos que vienen nos pondrán nuevamente a prueba para no retroceder en lo que hemos avanzado como pueblos en estos últimos años.

 

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Ponencia presentada en el encuentro Hemisférico a 10 años de la derrota del ALCA realizado en la Habana en el mes de noviembre. La misma forma parte de los debates y reflexiones que venimos transitando desde la Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA. Se construyó en base al artículo, Nuestramérica en la encrucijada, Vicente, F; Bertoldi M. publicado en Cuadernos de CAMBIO N°2.

 

Manuel Bertoldi

Integrante de la Secretaria Operativa de la Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA.

https://www.alainet.org/es/articulo/173958
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