Schafik Handal en el V Encuentro del Foro de Sao Paulo (Montevideo, mayo de 1995)

28/10/2015
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Tres meses antes de la disolución voluntaria del PCS, su dirigente histórico Schafik Handal estuvo en Montevideo, Uruguay y participó en el entonces recién creado Foro de Sao Paulo, en el que expuso de manera autocrítica la experiencia de la izquierda salvadoreña así como su visión sobre los principales desafíos que afrontaba entonces la izquierda latinoamericana. Un año antes había participado como candidato a la Alcaldía de San Salvador  por el FMLN y faltaban cuatro años para el triunfo electoral de Chávez en Venezuela. A continuación realizamos una síntesis de esta exposición, que fue publicada por Ediciones Instituto Schafik Handal.

 

Considera Schafik que “de la experiencia de todos los movimientos de izquierda en el mundo, y en particular en América Latina, tenemos que sacar una conclusión global: no somos buenos para los procesos electorales. No nos adaptamos a esa forma de lucha. Algunos partidos o movimientos de izquierda hemos llegado a dominar la lucha armada. Por ejemplo nosotros en esto hemos hecho progresos muy grandes. Pero en la lucha electoral no. La derecha tiene bastante más dominio y también más instrumentos, que nosotros.”

 

Agrega que “no es una tarea fácil. En El Salvador, era más fácil la guerra. El Partido Comunista antes de la fundación del FMLN, ganó sucesivas campañas electorales. Pero la derecha simplemente no  reconocía esas victorias de la izquierda y terminaban en matanzas. Ganamos dos elecciones presidenciales y simplemente no lo reconocieron. Es decir, que el instrumento Estado, el instrumento poder, se usaban también según la capacidad de la derecha. Llegar a permear todo ese sistema, requiere bastante pericia, tiempo y recursos. Hay coyunturas en las que se congregan muchos factores, entre ellos la división de la misma derecha. Eso abre espacios que deben aprovecharse. Pero no es lo que ocurre normalmente.”

 

Reconoce Schafik que “nosotros salimos de la guerra con muy poca experiencia en el terreno electoral y con un cuerpo del partido recién formado. Después de los Acuerdos de Paz y en medio de la lucha por el cumplimiento de los acuerdos iniciamos el proceso de reconversión e las estructuras para la guerra en estructuras de partido, lo cual absorbió a una gran cantidad de nuestros cuadros. Tuvimos que organizar al Partido para la lucha en general; teníamos partidos político-militares, no teníamos partidos para la lucha legal, estructural y orgánicamente son cosas distintas y la forma de relacionarse con la población también es distinta. Sin embargo, a pesar de nuestra inexperiencia formamos el partido con bastante éxito, porque logramos organizarlo en más de 240 municipios, de un total de 262 en el país.”

 

Indica que “la derecha en su publicidad ponía el tema del derrumbe del socialismo e hizo un enorme esfuerzo en la organización de foros, seminarios a los que nos invitaba absorbiéndonos permanentemente en esas actividades. Nosotros queríamos participar en todas las actividades de esa sociedad que desconocíamos y discutíamos esa temática en la TV y en la radio. Al interior del FMLN el debate de ese tema abrió una grieta que terminó seccionándolo y nos causó un daño grande.”

 

Subraya que “aunque estábamos en alianza con sectores que durante la guerra participaron sin tomar las armas, éstos se opusieron a que hiciéramos un discurso de defensa de nuestra lucha, porque llegaron a la conclusión de que había que desligarse de la guerra que habíamos hecho, que había que dejarla atrás y clausurar es tema porque eso nos hacía daño y se le hacía el juego a ARENA. Por lo tanto nuestra campaña era muy débil. Además  de la  influencia de los factores anteriores hubo problemas debido a que el planteamiento programático de ARENA aunque con contenido distinto al nuestro tenía un lenguaje muy parecido. De manera que la gente no podía distinguir realmente la diferencia entre los planteamientos programáticos de ARENA y el FMLN.”

 

Precisa que “a pesar de algunas reformas que pudimos hacer en el sistema electoral durante y después de la negociación, en lo fundamental siguió siendo lo mismo. Nosotros no dominábamos esto a fondo, por ello no pudimos hacer las reformas donde debían hacerse. Este tema lo hemos venido a dominar después de esta experiencia. Ahora esta entablada la lucha por la reforma profunda del sistema electoral. Aun cuando no se consigue el objetivo, esta lucha de todos modos ha puesto al descubierto los problemas principales que tiene el sistema electoral, los recursos del fraude, etc.”

 

Expresa que “la derecha aparecía como la gente moderna, que habla de la economía, que aparenta saber cómo resolverlo todo y que aunque la gente no entiende del todo lo que están diciendo supone que aquella cosa difícil de entender es una sabiduría y una profundidad grande. Pero nosotros no dominábamos ese tema. Ahora hemos empezado a hacerlo, por eso insistimos en concentrarnos en eso…nos pronunciábamos contra el neoliberalismo, pero eran consignas que olían más a pura cuestión ideológica que a conocimiento del tema. Esa es otra debilidad.”

 

Otro factor que influyó según Schafik fue que “el movimiento sindical, especialmente del sector privado de la economía estaba muy debilitado, era casi inexistente, como resultado del exterminio de cuadros durante la guerra; de la emigración de una cantidad de dirigentes sindicales. Hay que tener en cuenta que en estados Unidos Canadá y México suman alrededor de un millón y medio de salvadoreños emigrados hacia esos países…Los sindicatos quedaron completamente barridos. Aparte de esos que mataron y de los que desaparecieron hubo quienes quedaron a merced de políticas represivas, como una constante aplicada por las empresas, además acudieron a otras políticas astutas como por ejemplo el empleo, en muchas grandes empresas, de los recursos del solidarismo, lo que se daba en una escala muy baja, pero suficiente para comprometer a esa gente que estaba influida por un gran atemorizamiento.”

 

El FMLN: un partido de cinco partidos

 

Agrega que “luego estaban  las causas de índole interna, el FMLN es un partido de partidos, hasta este momento. N digo “frente” que es una figura más conocida, digo “partido de partidos” porque después de la guerra, después de la firma  de los Acuerdos de Paz, nos constituimos en un partido legal, en su estructura queríamos meter a nuestros cinco partidos. El resultado fue una tremenda repetición de estructuras con una precaria democracia interna. Como legalmente somos un solo partido, y debemos justificar de acuerdo a los estatutos que los candidatos han sido elegidos en estas convenciones y asambleas, entonces antes de la asamblea, la composición de las estructuras se resolvía mediante el reparto de cuotas. Y luego la asamblea, era como una obra de teatro, donde ya estaba todo cocinado y la gente llegaba solo a levantar la mano.”

 

Agrega que “eso chocó fuertemente con los sentimientos de la base o afiliados y militantes del partido, que querían ejercer su derecho a escoger y votar. Si hubiéramos seguido como Frente con sus cinco partidos, tal vez su funcionamiento hubiera sido más fácil, porque cada partido, con sus  medios democráticos internos, hacía la selección de candidatos y luego conforme  a un pato entre los partidos se integraban en una sola planilla los candidatos. Pero ahora que estamos en un partido de cinco partidos, entonces par las elecciones de 1994 resultó muy complicado de compatibilizar y eso nos generó bastante desgaste. Esa es la razón de por qué en muchos lugares n o hubo entusiasmo de todos por luchar por los candidatos. Se luchaba parcialmente…”

 

Subraya que “hay un listado de factores que se conjugaron. Sin embargo, no puede decirse que los resultados fueran malos. Nosotros salimos, de todos modos, como la segunda fuerza política del país, dejamos atrás a la Democracia Cristiana – que tenía un gran historial- y quedamos como la primera fuerza de la oposición. Pero la distancia  de la  votación de la coalición del FMLN con otras fuerzas políticas y ARENA fue mucho mayor de lo que debía ser. El aumento de esa distancia, es en 80%, como consecuencia de un manejo fraudulento del aparato electoral. Realmente nosotros nos podíamos ganar, pero la diferencia no podía ser tan grande. En ese contexto, nosotros no vamos malos los resultados: sacamos 21 diputados del total de 84.”

 

Las elecciones como vía para alcanzar el poder

 

Reflexiona Schafik que “ante la pregunta de si por vía electoral es posible que alcancemos el poder y podríamos gobernar haciendo realidad el programa de la revolución democrática, yo no planteo un llamamiento a no participar en las elecciones. Ahora ¿Qué respuesta podemos darle a esto? Yo lo formularía de esta manera: Nosotros tenemos que recorrer esta vía y debemos recorrerla bien. Hay que llegar a dominar todo lo que tiene que ver con esta forma de lucha y dominarla profundamente.”

 

Agrega que “otra cosa que tenemos que enfrentar es que hacer en los períodos no electorales. Porque en estos períodos prácticamente domina una especie de ley de la lucha social. En los partidos la organización tiende a aflojarse y a dispersarse. Entonces ¿qué es lo que debemos hacer? Hay experiencias como la del PT, pero nosotros en el FMLN también estamos buscando respuestas. No basta con hacer discursos para mostrar una imagen de partido en permanente acción. Todo eso está bien, pero tiene que tener una expresión práctica concreta.”

 

Proclama Schafik que “tenemos que ser un partido de acción social, vinculado y sumergido no solo en los sindicatos sino en todo el movimiento social, dedicando una gran parte de nuestras fuerzas también a su expansión y organización. Debemos resolver bien este problema como si se tratara de una bisagra, de manera que al  acercarnos al momento electoral sepamos bien como orientar la lucha en esa dirección y emplear todas nuestras fuerzas en la búsqueda de la victoria política en ese terreno.”

 

Aclara que “para la izquierda es muy importante mantener la identidad. Si como táctica electoral tratamos de parecernos a la contraparte, es decir a la derecha en el poder, entonces la conclusión de la gente es muy sencilla: ¿por qué voy a votar por este, que hoy empieza a mantener esta posición, cuando los que saben de eso son estos otros? Entonces siempre y en todas partes, eso ha sido una ley social, siempre ha ocurrido ante esa pérdida de identidad. Ese mimetismo ha sido buscado como una táctica electoral y realmente ha dado muy malos resultados.”

 

Pero puntualiza  que “eso no quiere decir que lo que este yo diciendo sea mantener el radicalismo que no se justifica científicamente, que no tiene validez porque no la tiene por sí misma y no porque estemos en campaña electoral, no porque forme parte de la táctica electoral. Nosotros podemos modernizar nuestra política en el sentido de hacerla más verdadera, más sólida, más sostenible y no solo más creíble, sino más verdadera.”

 

Sostiene que “si vamos a incluir cambios en nuestro discurso porque hemos modificado y mejorado nuestras tesis programáticas y nos hemos deshechos de algunas no solo porque sean inconvenientes en una campaña electoral sino porque no son correctas y no se justifican en sí mismas, entonces podemos tener un discurso distinto. Yo estoy a favor de este otro. Si vamos todos a favor de la renovación, posiblemente no estaremos todos hablando de lo mismo.”

 

Cada vez que uno se mimetiza, pierde

 

Agrega que “entiendo por renovación hacer nuestra política,  en la que asiente nuestra teoría, hacerla más genuina, más verdadera, más correspondiente con las realidades y posibilidades de resolver los problemas de la realidad. Pero no porque sea conveniente mimetizarse. Cada vez que uno se mimetiza, pierde. Eso es como una ley social: la izquierda no puede mimetizarse exitosamente. Y choca con el postulado de transparencia y ética, que son dos grandes banderas, que no las puede asumir la otra parte, esas solo son nuestras. Pero nosotros debemos ser transparentes y también debemos tener éxito.”

 

“Eso exige –enfatiza- perseguir algunos casos dentro de nuestras propias filas, hay que darse cuenta de eso, y hacer cosas ejemplificadoras. Porque uno de los derivados de la batalla electoral es que desmoraliza, no en el sentido de que se pierda la combatividad, sino como fuente de descomposición y de cierta corrupción.”

 

Y concluye su intervención en Montevideo expresando que “nosotros tenemos que tener una posición clara sobre eso. Si queremos mantener la ventaja que nos proporcionan las banderas de la transparencia y la base ética de nuestra actividad política, tenemos que ejercerla y ejercitarla. Porque esas dos si son bandeas que hacen una diferencia neta respecto a la derecha y es muy difícil que nos las puedan arrebatar.”

https://www.alainet.org/es/articulo/173304
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