Medios y ética

27/07/2011
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En el siglo pasado, el pensador venezolano, Ludovico Silva, planteó la siguiente pregunta: ¿los medios son el resultado de la sociedad o la sociedad es el resultado de los medios? Sin lugar a dudas, el ser social y luego, la sociedad, son anteriores a los medios, por lo tanto la creación de éstos últimos responden a los intereses de un grupo de personas, pero indistintamente de sus orientaciones deben actuar enmarcados en tres principios universales: informar, entretener, educar. A ellos, añadiría uno: respetar.
 
Esto quiere decir que hay mínimos comunes, sobre los cuales los medios privados, públicos, comunitarios, alternativos deben trabajar: informar con veracidad y sin sesgos, entretener sin burlar los derechos de las personas, educar sin que ello signifique, por cierto, competir con las instituciones oficiales de instrucción y respetar la sociedad, en la medida de no atentar contra los principios universales que resguardan a todas las personas en el mundo. Es decir, no hay fórmula nueva ni mágica al respecto. Simplemente, el cumplimiento del oficio con ética.
 
En otras palabras, la labor de los medios tiene alcances y límites. No hay lugar para la discrecionalidad o las interpretaciones. De ahí, que el trabajo que realizan las personas en los medios está cobijado por un gran paraguas normativo y social. A ello, hay que añadir que es la sociedad o, mejor dicho, debe ser la sociedad quien haga las veces de principal reguladora. Es decir, la que acepte, niegue, rechace contenidos y formatos, desde actitudes como cambiar de estación de radio, televisión, diario, página web, pasando por la censura ética hasta la movilización cuando han atentado contra sus derechos y libertades.
 
Hay que tener muy claro que las personas buscan en los medios, el consumo de una información que le posibilite explorar nuevas formas de ocio, entretenimiento, datos, pero sin que ello signifique la explotación del morbo por el morbo o lo que es peor, la espectacularización de la pobreza, la delincuencia, el sexo y hasta el deporte. Por ello, el papel que cumple un periodista es tan delicado como el del médico con el bisturí, pues mientras el galeno busca salvar vidas, el otro brinda elementos para que la gente sepa respecto de su entorno y el mundo desde múltiples facetas.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/151498

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