OMC: Codicia, sin descanso, agota

21/02/2008
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El Director General de la Organización Mundial de Comercio -OMC-, Pascal Lamy, la Representante para el Comercio de Estados Unidos, Susan Schwab y el Comisario de la Unión Europea para el Comercio, Peter Mandelson, predican que, para evitar la crisis económica mundial que asoma, es urgente ceder a sus propuestas para la Ronda Doha.  Los países ya asimilados con acuerdos bilaterales lo repiten como un coro griego.  Como si el desastre causado por el fraude global de simular riqueza con “productos” financieros, tuviese que ver con el comercio.  Las declaraciones de ese bando obligan a comentar el estado de la economía internacional.

El entorno económico internacional

Al origen de la crisis está la emisión de dólares sin fondos y su referencia de valor internacional.  En 1986, el célebre economista Peter Drucker [1]ya había señalado la gran distorsión causada por una masa monetaria inorgánica que circulaba sin relación con el flujo del comercio.  Esa masa son los dólares que emite el gobierno de Estados Unidos desde que violó (1971 y 1973) el acuerdo en Bretton Woods sobre un patrón de 35 dólares/onza de oro a cambio del dólar como referencia.  El resultado es que mientras el mundo exporta sólo productos, Estados Unidos exporta también dinero falso.

Ese dinero circula mundialmente, cubre su déficit fiscal y comercial, paga sus subsidios a sus exportaciones agrícolas, paga sus guerras e invasiones; cuando regresa se usa para especular: en la bolsa, en el circuito financiero y el sector inmobiliario.  Acciones, papeles y precios suben en vuelos de fantasía deshonesta, alimentada por la abundancia de ese dinero.

El flujo del dinero inorgánico nutre algunas enormes fortunas y causa la inflación endémica que erosiona ahorros y salarios.



Esa situación de falsa prosperidad viene colapsando (dot.com, Enron, inmobiliaria, derivados) porque es insostenible.

El precio del oro lo demuestra en modo elocuente.  La “mano invisible” del mercado otorga su valor real al dinero fiduciario.  La falta de confianza en Estados Unidos –para ser concreto– lleva a convertir ahorros en oro.  Ahorros privados y públicos.  Desde 2002, hay un cambio gradual de divisas hacia el oro y es una conversión que continuará, no sólo de dólares sino de otras monedas, porque se sabe que la maraña del sistema financiero global y la base dolarizada de las reservas las arrastra a perder valor adquisitivo.

Además del problema de la masa monetaria, también fracasa el modelo de crecimiento económico escogido por la élite norteamericana.  El crecimiento industrial se delegó afuera y el crecimiento nacional se confió a los servicios y las tecnologías de punta; un modelo que ha decepcionado.

Los servicios son un 78.5 % del PIB de Estados Unidos[2], lo que hace dudar del tamaño real de su economía.  Los servicios son difíciles de medir y en ciertos casos su crecimiento no es positivo (legales, penitenciarios, seguridad, salud), pero además, los servicios financieros –un importante aporte al PIB- adolecen de cifras infladas, como es hoy evidente.  La tecnología no resultó muy rentable; el índice NASDAQ sigue bajando y son varias las empresas en esa área con dificultades: Honeywell, Delphi, General Motors, Ford.  Las empresas norteamericanas que sí tienen ganancias record son las petroleras (Exxon: 31 millardos, 2007) con un petróleo en torno a los US $100/barril, que hace más cara la energía importada que necesita el país…

El resto del mundo anda bien.  El enfermo son los Estados Unidos, que hizo secreta su cuenta pública M3[3], para ocultar su enorme déficit.  Ahora declara una deuda pública de 9,3 billones (US trillions)[4]: un 71% del PIB oficial (13,1 billones)[5].  ¿Cual será la realidad?

La relación económica internacional

Al alba del 2000, la economía de Estados Unidos aún moviliza el comercio mundial –por su demanda– pero muestra síntomas de desarreglo estructural desde antes.  Lo más grave es un Déficit Profundo (Deep Deficit) según el North American Industry Classification System (NAICS), donde se desagregan por origen los insumos del producto norteamericano final[6].  Su industria ensambla insumos venidos de afuera; su producción de acero – índice del desarrollo industrial – cae y es inferior a China o Japón.



Entre el 2000 y el 2006, la producción mundial de acero creció 67%.  En China, 332%.  En Japón, 10%.  En Sur Corea, 8%.  En Rusia, India, Brasil, 12%, 16% y 9%.  En EE UU bajó un 7%.  El comercio mundial de acero creció sólo un 8,3%[7].  Esa última cifra indica que China crece y absorbe la mayor parte de su vertiginosa producción, mientras, la producción industrial de Estados Unidos retrocede, es estable en Europa y crece en los países emergentes.  Un cuadro del gran cambio en los patrones de producción y comercio.

El proceso de cambio

La nueva relación económica se acompaña de novedades políticas, como las propuestas de nacionalismo popular que van obteniendo rotundos triunfos electorales en América Latina.  Tanto cambio requiere otro orden multilateral mejor adaptado a la circunstancia.  Debemos reconocer que la transición hacia el nuevo equilibrio es inevitable y que conviene que sea fluida, equitativa y respetuosa con todos: los nuevos y los viejos liderazgos.

Cambios en el equilibrio económico mundial: comparación del % de crecimiento

 

2005

2006

2007

2008 (estimado)

Producto Mundial Bruto

4,4

5,0

4,9

4,1

Países desarrollados

2,5

3,0

2,6

1,8

Estados Unidos

3,1

2,9

2,2

1,5

Unión Europea (15)

1,5

2,8

2,6

1,6

Japón

1,9

2,4

1,9

1,5

¿Quien mueve el crecimiento de la economía mundial?

Países en desarrollo

7,0

7,7

7,8

6,9

África

5,9

5,8

6,0

7,0

Europa Central /Oriental

5,6

6,4

5,5

4,6

Asia en desarrollo

9,0

9,6

9,6

8,6

China

10,4

11,1

11,4

10,0

América Latina (fuente FMI)

4,5

5,3

5.5

4.3

Medio Oriente

5,6

5,8

6,0

5,9

(Fuente Oxfam)


En lo comercial, el cambio implica modificar el modelo de las exportaciones como motor del desarrollo económico y cambios en la OMC, como foro de los intereses comerciales.  La OMC vive un momento crítico de credibilidad; su problema principal son los acuerdos bilaterales que integran bloques a Estados Unidos o la Unión Europea y burlan el principio básico de la no discriminación en el comercio.  La crisis actual ofrece la oportunidad de convertir la OMC en una institución que ayude a estabilizar los cambios en curso.  Ojalá lo entiendan quienes influencian a los políticos norteamericanos y europeos.  La Ronda Doha debiera expresar la promesa en 2001: mayores oportunidades en el mercado agrícola para los países en desarrollo.  Hasta ahora no es así.

Hasta ahora se trata sólo de abrir mercados al dumping agrícola de los Estados Unidos y la Unión Europea, a sus productos industriales y a sus servicios.  Sigue bloqueado el acceso a las exportaciones agrícolas de los países eficientes –que no subsidian– y a los servicios típicos de los países en desarrollo que requieren mano de obra en el lugar de prestación (modo 4).

OMC: Comentarios sobre la negociación

* Agricultura

El proceso tiene dos posiciones extremas.  La de países que desean eliminar los subsidios de Estados Unidos y la Unión Europea y abrir esos mercados a la competencia.  La de países que desean mantener los subsidios, continuar sus exportaciones agrícolas y proteger sus mercados.  En medio están las preocupaciones de soberanía alimentaria y la subsistencia de la vida rural.  El 8 de febrero, el Presidente del Comité de Agricultura, el neozelandés Crawford Falconer, presentó un texto que debía reflejar el proceso negociador, pero no es así.

El texto sigue básicamente la línea asentada en julio 2007, que no logró consenso.  No propone reducción real de subsidios, deja flexibilidad para mezclar subsidios prohibidos entre los permitidos (caja verde y azul), calla sobre la revisión de los que allí figuran.  Ignora la posición del G-33[8] para desarrollar los medios de vida rural y la seguridad alimentaria al quedarse corto en los Productos Especiales y hacer inoperante al Mecanismo de Salvaguardia Especial -MSE- con condiciones muy restrictivas.

El MSE es un mecanismo propuesto por el G33 para poner aranceles adicionales cuando un aumento de las importaciones o la caída de los precios amenazan la vida rural.  Los Productos Especiales son aquellos que por ser su producción local económicamente importante no serán sujetos a reducción arancelaria; Falconer hace eco a los países del dumping y propone reducirlos a 8.

A los países desarrollados les permite, en cambio, el uso de un 1.5 de las líneas arancelarias para la vieja Salvaguardia Especial Agrícola y la formula para su reducción de aranceles agrícolas –que no logró consenso y fue muy criticada– continúa igual.

* Bienes Industriales (NAMA)

El texto para bienes industriales fue introducido –también el 8 de febrero– por su presidente, el canadiense Don Stephenson.  Su contenido es casi igual a la versión que fue presentada en julio y rechazada tajantemente.  Su sesgo a favor de los países desarrollados es evidente, porque les da una especie de trato especial y diferenciado, al imponer una mayor carga de desgravación arancelaria a los países en desarrollo.

Su presentación es una nueva burla a las normas de la OMC, porque fue específicamente rechazado como base de negociación –pronunciando la frase ritual– por varios países latinoamericanos[9] y uno africano.  El texto contiene la misma formula “suiza” de reducción que ya fue rechazada.  La novedad es que trata de dividir a los países en desarrollo otorgando flexibilidades a distintos países o grupos ad-hoc de países[10] e incluyendo en algunos casos a países desarrollados.  Eso no corrige las deficiencias de la fórmula, que seguiría siendo un obstáculo para políticas legítimas de desarrollo industrial.

Es necesario que los países en desarrollo tengan menores reducciones arancelarias que los desarrollados para el mandato de Doha sobre una apertura que tendrá “menos que completa reciprocidad”.  Fue, bajo esas condiciones, que se abrió la ronda de negociación.  La excepción de aplicar la formula de reducción a ciertos países –como a los países menos desarrollados, a los que estén por debajo del 35% o las pequeñas economías– no los pone al cubierto del impacto de la apertura.

Los que tienen aranceles debajo de 35% deberían consolidar un porcentaje de su arancel a 28,5%.  Luego sucede que éstos y las pequeñas economías están vinculados por acuerdos regionales con otros a quienes la fórmula si deja expuestos; como Bolivia con MERCOSUR.  Eso nos lleva a que el texto deje sin resolver algunos puntos críticos, como reglas de origen que sin duda se complican cuando se manejan múltiples excepciones y diferentes grados de compromiso.

Las reacciones no se han hecho esperar.  En la India, la Federación de Cámaras de Comercio y de Industria –por boca de su Secretario General, Amit Mitra– ya dijo que el texto se apartaba del Mandato de Doha que exige favorecer a los países en desarrollo cuando insiste en reducir los aranceles con un coeficiente de 8-9% para los países desarrollados y uno de 19 a 23% a los países en desarrollo.  “Ese conjunto de coeficientes resulta en un mayor corte arancelario relativo para la India y los otros países en desarrollo miembros”, dijo Mitra.

* Servicios

El Consejo de servicios lo preside el mexicano Fernando de Mateo.  El personaje tiene antecedentes preocupantes en eso de presentar resúmenes que tuercen lo acordado e insistir en presentar de nuevo documentos que ya han sido rechazados.  Lo hizo en la ministerial de Hong Kong y lo siguió haciendo en la negociación posterior.  Eso viola el Artículo 9, sobre el consenso.  Como su actitud fue reclamada con firmeza por la Embajadora de Bolivia, Angélica Navarro, durante las últimas reuniones, esta vez no llama a su documento texto de negociación sino sólo “reporte”.  El contenido y el propósito son los mismos.

Su documento amenaza la libertad que el acuerdo actual deja a los países en desarrollo sobre cuáles áreas de servicios y hasta qué punto desean liberalizar.  Liberalizar generalmente implica privatización de servicios públicos para los países en desarrollo.  Eso hizo difícil definir un marco negociador en la Conferencia Ministerial de Hong Kong y se llegó a un compromiso balanceado que es el Anexo C de la Declaración de Hong Kong.  Ahora como entonces, De Mateo vuelve a la carga para modificar ese documento e introducir patrones cualitativos de referencia (benchmarks), que naturalmente no serían aquellos que convienen a los países en desarrollo.  Es como introducir barreras técnicas en los servicios.

Conclusiones

Las negociaciones en la OMC recuerdan el viejo proverbio francés que dice: Entre más cambia eso, más es la misma cosa[11].  El asunto, en síntesis, es que las multinacionales de los países desarrollados quieren mantener el “status quo”, ampliarlo y consolidarlo con textos de legalidad internacional.  Es una política que empujan con insistencia creciente, a medida que se perciben los cambios en el equilibrio de las relaciones económicas internacionales.

Toda la orientación de la negociación en bienes agrícolas o industriales es hacia la eliminación de aranceles y controles, que son los únicos instrumentos de protección que usan los países en desarrollo.  La negociación sobre subsidios es tan surrealista que permite subsidios a unos, los niega a otros y los recortes propuestos son sobre cifras teóricas que no se aplican y fueron reportadas en falso.  En servicios todo versa sobre abrir las puertas a las transnacionales y la privatización de servicios públicos.

La OMC se mueve en un mundo abstracto de una lógica subjetiva y usa términos retorcidos del derecho anglosajón en una jerga de iniciados que disimula lo absurdo, lo brutal, lo enajenado, de lo que se pretende.  La OMC es un ámbito donde la palabra ambición expresa la medida de lo positivo y donde –por ahora– sólo la codicia mueve las piezas.

- Umberto Mazzei es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Ginebra. Ha sido profesor en temas económicos internacionales en universidades de Colombia, Venezuela y Guatemala.



[1] Drucker, P.F., 1986, « The changed world economy », Foreign Affairs , vol.  64, n o 4.

[2] CIA, World Fact Book 2007

[3] En los bancos centrales la cuenta M3 informa la deuda total por dinero emitido.  Desde el 23/03/2006, el M3 de Estados Unidos es un secreto de Estado. 

[4] Bureau of the Public Debt, at www.publicdebt.treas.gov/opd/opdpenny.htm.  Cifra del 13/02/08

[5] WEO: www.econstats.com/weo/V019.htm.  Esa cifra incluye transacciones especulativas.

[6] Alan Tonelson: Frightening Tales of the Deep Deficit, 14/09/2005

[7] IISI: www.worldsteel.org statistic archive. 

[8] Grupo de países en desarrollo

[9] Hubo duras críticas de Sudáfrica, Brasil, Indonesia y muchos otros, pero quienes rechazaron formalmente el texto fueron Argentina, Bolivia, Cuba, Venezuela y Uganda.

[10] El texto da flexibilidades a países líderes como Sudáfrica que lo criticó con firmeza, también a los SVEs (economías pequeñas y vulnerables, sigla inglés), los miembros nuevos, pero es claro que al final la tendrían que aplicar, salvo los menos desarrollados. 

[11] Plus ça change et plus c’est la même chose

https://www.alainet.org/es/articulo/134300
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