Las semillas: una campaña basada en el diálogo y el intercambio

11/09/2005
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  • Opinión
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Hace diez años, la Vía Campesina enarboló las banderas de la lucha por la Soberanía Alimentaria, como una respuesta al planteamiento de Seguridad Alimentaria, realizada en el marco de la 1ª Cumbre Mundial de la Alimentación impulsada por la FAO y a la formulación de su Plan de Acción para combatir el hambre en el mundo.

Esta formulación de la FAO sobre Seguridad Alimentaria, fue establecida en el contexto de una agricultura impuesta por el capitalismo neoliberal, donde los alimentos pasan a ser meras mercancías, y la alimentación se va convirtiendo en una herramienta de dominación, presión y control sobre los pueblos al garantizar alimentos solo a quienes tengan la capacidad de adquirirlos. Este concepto nada dice en relación a la calidad y procedencia de los alimentos, o respecto a cómo éstos son producidos, ni de quienes los están produciendo. Es frente a esta concepción, que los campesinos del mundo hacen su propuesta a la humanidad y establecen que sólo la Soberanía Alimentaria de los pueblos podrá garantizar la producción de los alimentos, disminuyendo la falta de éstos, para así avanzar en el combate contra la pobreza.

Sin duda vivimos momentos de gran incertidumbre, donde el mundo campesino está en serio peligro, amenazado de extinción, como lo están muchas culturas de la humanidad y especies de la naturaleza. En esta situación, en la que está en riesgo la alimentación de miles de seres humanos, el imperio trata de tomar en sus manos la alimentación del mundo como un elemento más de poder para utilizarlo imponiendo su ideología de muerte. Y lo hace a fuerza de una ofensiva publicitaria que nos invade a través de los medios de comunicación, incitándonos a consumir productos ajenos a nuestra cultura y dañinos para la salud.

Ante esta dramática situación, Vía Campesina levanta su planteamiento de Soberanía Alimentaria, estableciendo así un conjunto de Derechos para los campesinos y los pueblos al afirmar que: “La Soberanía Alimentaria es el derecho de cada pueblo a definir sus propias políticas agropecuarias, en materia de alimentación y producción, a proteger y reglamentar la producción agropecuaria nacional y el mercado doméstico a fin de alcanzar metas de desarrollo sustentable, a decidir en qué medida quieren ser autosuficientes, a impedir que sus mercados se vean inundados por productos excedentarios de otros países que los vuelcan al mercado internacional mediante la práctica del “dumping”...

Al contrario de los fundamentos de la Soberanía Alimentaria, las grandes corporaciones transnacionales han impuesto en el mundo un sistema productivo de monocultivos, cuya característica principal ha sido el contar con un gran contingente de trabajadores desocupados, constituyendo grandes contingentes de mano de obra de bajo costo y/o flotante, producto de la expulsión de sus fuentes de trabajo o de la tierra, la contra- reforma agraria y las acciones del militarismo.

Es así como Vía Campesina lleva adelante dos grandes Campañas. Una de ellas es por la Reforma Agraria y tiene como su punto mas relevante la lucha por la tierra para los campesinos y los territorios para los pueblos indígenas. La otra es la Campaña por la Defensa de las Semillas Criollas y Nativas. Ambas campañas arrancan o están en el centro mismo de la Soberanía Alimentaria, sus contenidos son profundamente políticos y atacan directamente al sistema y a su máxima expresión: el modelo económico neoliberal.

La Campaña “Las Semillas Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad”, se da en un contexto mundial en donde el mundo campesino (agricultoras/es, mujeres y hombres indígenas), su cultura y conocimientos, ya casi no son un referente para la humanidad que ha sido obligada al desplazamiento y hacinamiento en las ciudades, consecuencias de la aplicación de las políticas de exterminio y de “libre mercado”, impuestas por el imperio estadounidense y las transnacionales que hoy dominan e imponen su ideología de muerte y depredación a casi todo el mundo.

Las semillas campesinas, que siempre estuvieron disponibles libremente para el uso, reproducción y consumo de todas y todos, hoy, muchas de ellas han desaparecido o su acceso lo controlan las empresas que imponen y exigen precios altos a los campesinos por su uso, vía las patentes o las alteraciones genéticas que impiden su reproducción, limitando su acceso por parte de los pequeños productores y generando una importante reducción de las variedades locales disponibles.

De este modo, la biotecnología se ha puesto al servicio del capital sin considerar las necesidades reales de los países y sus pueblos, y sin consultar a la opinión ciudadana que demanda alimentos naturales y limpios, que clama que no necesitamos semillas transgénicas; que se reactiven las miles de semillas campesinas que nos han alimentado a través de la historia; que no necesitamos alimentos convertidos en fármacos; que necesitamos decidir soberanamente cómo alimentarnos para disfrutar y mantenernos sanos.

Significado de la campaña


Para los movimientos y organizaciones campesinas e indígenas asumir la defensa de las semillas, significa mantener una lucha política contra el gran imperio estadounidense y toda su institucionalidad como el FMI, Banco Mundial, la OMC, los Tratados de Libre Comercio, los Estados nacionales cómplices, etc.

El objetivo principal de esta Campaña, que la hemos definido de lucha de vida y por la vida, es rescatar del camino hacia la extinción, que se nos pretende imponer a las agro-culturas campesinas e indígenas, los conocimientos, ideas, rituales, tabúes, ideología, estilos de vida del mundo campesino y de las comunidades, es decir, nuestra cultura, que se expresa en el quehacer cotidiano de hombres y mujeres del campo en donde la vida, la biodiversidad y las semillas son consideradas patrimonio de todos los pueblos y que siempre las hemos mantenido al servicio de la humanidad.

Es una Campaña basada en el diálogo directo con la gente, en conversar, en compartir experiencias, intercambiar conocimientos. Creo que se está generando una forma nueva de hacer un trabajo político militante más directo, rescatando formas de comunicación que siempre han sido nuestras. Nos paramos en las plazas públicas, en los colegios, en las ferias, para ir restituyendo espacios a los mercados locales, para ir compartiendo no solamente semillas sino saberes y haceres. Y hemos ido dando guerra al consumismo. De esta forma vamos restituyendo conciencia, porque el sistema, el modelo, con los medios de comunicación a la cabeza, también hacen perder conciencia. Hablamos de nuestra alimentación y nuestra cultura alimentaria y hemos encontrado mucho entusiasmo en la gente.

Es por ello que la Campaña de la Semilla de Vía Campesina ha adquirido especiales expresiones en cada región. En nuestro continente, a través de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), busca fortalecer y articular sistemas locales de conservación de la biodiversidad, conocidos en lenguaje técnico como sistemas in- situ, que se caracterizan por ser mantenidos por agricultores, recolectores, crianceros y especialmente por las mujeres campesinas e indígenas.

Estos sistemas han ido sufriendo debilitamiento de sus redes de intercambio, refrescamiento y creación de variedades y razas de especies vegetales y animales empleados en la alimentación y en las actividades culturales y productivas de cada comunidad, perdiendo desde hace veinte años al menos en forma creciente la conectividad entre ellas.

Es por esto, que la Vía Campesina, CLOC y las diversas organizaciones campesinas, indígenas y de la pesca artesanal, sabios y sabias de nuestras comunidades, y muy especialmente las organizaciones de mujeres, a través de la Campaña “Las Semillas Patrimonio de los Pueblos al Servicio de la Humanidad”, hemos enfrentado esta situación a distintas escalas, generando un escenario favorable para el encuentro y reencuentro de los actores locales y globales en los ámbitos político, cultural, económico y técnico. El propósito es que puedan dialogar y orientar acuerdos respecto de un “Sistema de Semillas de los Comunes” que opere a escala global en el ámbito rural. Para ello, este sistema requiere de una Plataforma Campesina y Popular para su aplicación y difusión. Sin duda, este será un tema relevante de nuestro próximo IV Congreso de la CLOC, a realizarse en Guatemala, del 7 al 11 de octubre del presente año.

Francisca Rodríguez Huerta
es Coordinadora de la Campaña de la Semilla de Vía Campesina -ANAMURI.
https://www.alainet.org/es/articulo/123092
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