La violencia doméstica arde más que las banderas

21/04/2007
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El celo profesional de Aída Vera aplicado a violencia doméstica salvaría muchas vidas.

Ella se mezcló en una manifestación exponiéndose, a efectos de presenciar y sindicar a los actuantes ante la policía.

¿Por qué esa jueza no vigila a los homicidas potenciales denunciados por sus mujeres y ex mujeres?

Interpreto, a mi entender de ciudadana común, que la actitud de los manifestantes relacionada a la visita de Bush a nuestro país y al emblema de EEUU al quemar un símil en público, es fruto de la indignación e impotencia colectivas que produce la existencia de un gobierno que en nombre de la paz, extermina poblaciones con fines eminentemente económicos, valiéndose de su poderío financiero y armamentístico. No olvidemos que el actual Presidente de los Unidos Estados de Norteamérica, ha sido respaldado por mucha gente en su política genocida, léase Congreso que representa ciudadanía y que ahora le quitó el apoyo después de incontables crímenes contra naciones extranjeras so pretexto de brindar libertad. En el 2005 fue reelecto -en medio de los miedos por la caída de las torres gemelas- y recién ahora comienza a decrecer con fuerza su popularidad. Sin embargo, el régimen imperialista y oligárquico de ayer, hoy y siempre, es el mismo que prohijó las dictaduras latinoamericanas incluida la nuestra, aleccionó militares torturadores y afianzó el capitalismo internacional en desmedro de la clase trabajadora.

La magistrada que procesó a quien quemó la bandera, al parecer quiso defender los intereses del inventor de las guerras preventivas que encima se declara metodista. El… ¿de verdad cree en Dios?

A George Bush, mejor dicho a su ideología opresora y sanguinaria, no le harían falta inspectores porque lamentablemente para el mundo, todavía le sobran. Son los beneficiarios de dividendos extraídos de la muerte de jóvenes soldados y la destrucción de sus familias, así como de civiles; ancianos, niños y gentes de todas las edades y sexos que tengan la desgracia de ser los elegidos por las ambiciones conquistadoras del imperio.

Muchos temas se entrelazan en el caso del uruguayo detenido y procesado por quemar un objeto similar a un emblema en las expresiones populares contra EEUU. Sorprende el inusitado ensañamiento de la jueza contra esta gente, que a las claras se ve, no pretendían insultar a un pueblo, sino a un sistema de expoliación de la humanidad que vive y crece a pesar de los estragos causados: el imperialismo yanqui responsable de los crímenes de lesa humanidad más publicitados y saludables de la historia antigua, actual y reciente.

Tantos hechos se avizoran con antelación como gravemente delictivos, incluso contra la integridad física o hasta la vida de las personas, y a ningún juez se le ocurre estar allí para prevenir pérdidas irreparables. ¿Por qué la inquisidora que tuvo tanto empeño a la hora de reprimir una marcha antiimperialista no se para en las bocas de pasta base?

Cuántos pequeños hoy huérfanos hubieran agradecido a la Sra. Vera Barreto si se hubiera dedicado a seguir a los hombres que tenían sentencias de no acercamiento a sus ex mujeres, y luego terminaron asesinándolas porque nadie se preocupó de que esto se cumpliera.

Más interrogantes arden: ¿Quién fue el omiso en el caso de la madre asesinada por el policía? ¿Cómo seguía libre y armado el violento? ¿Quién se hace responsable de estos homicidios anunciados? Los médicos pagan por mala praxis, los funcionarios públicos son sumariados y separados de sus cargos, los legisladores desaforados, etcétera. ¿Acaso los magistrados están exentos de ser juzgados por posibles delitos? Una juez lleva preso a un civil por una bandera y otro deja libre a un policía que atentó con disparos de arma de fuego contra su ex mujer ¿No debería alguien actuar de oficio ante la liviandad del dispensador de justicia que indirectamente causó la muerte de esta madre de familia? El argumento de “las cárceles están llenas” no valió a la hora de mandar al calabozo al manifestante; ergo; lo aplicamos siempre, no lo aplicamos, o al menos se aspira a que exista coherencia con la gravedad de los hechos.

Las preguntas son del pueblo y las respuestas debe darlas el Gobierno.

Habemos muchos dispuestos a quemar arbitrariedades defendiendo ideales de justicia social. Uruguay seguramente se transformaría en una gran llamarada.

Fuente: www.atabaque.com.uy
https://www.alainet.org/es/articulo/120686
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