Cumbre Social por la Integración de los Pueblos - Cochabamba, Diciembre del 2006:

La cumbre de la esperanza

20/12/2006
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« Los temas de la integración ya no son más un asunto de cancilleres », nos decía con gran convicción Esteban Llanos, Presidente del Consejo de Defensa del Río Pilcomayo de Bolivia, al iniciar el intercambio con representantes sociales sobre la problemática del Agua en la región sudamericana durante la sesión temática AGUA de la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos de Cochabamba (6 al 9 de Diciembre de 2006).

Y es que ese sentimiento de apropiación de los procesos de cambio, generalizado ahora al conjunto de las organizaciones sociales del continente, es cada vez más fuerte y movilizador de iniciativas y propuestas inspiradas en la convicción de que otra América y otra integración son posibles.

Ese sentir fue reafirmado por la Cumbre Social por la Integración de los Pueblos que, superando ampliamente las expectativas del Comité Organizador, convocó a más de 5.000 participantes: alrededor de 1.000 representantes internacionales y más de 3.500 participantes nacionales de organizaciones indígenas, mujeres, trabajadores y trabajadoras, campesinos, agricultores, regantes, defensores de los derechos humanos, activistas contra la militarización, artistas y jóvenes. Pero además la Cumbre Social convocó a activistas y movimientos de Norte y Centro América y de Europa, quienes contribuyeron grandemente con sus experiencias de resistencia y propuestas. Grupos y delegaciones que se trasladaron desde las diferentes regiones del país y del continente para compartir durante cuatro días sus experiencias de resistencia al modelo neoliberal, sus luchas y sus esperanzas; expresar sus visiones de integración y bienestar, y dar testimonio del capital propositivo acumulado por los movimientos y las redes sociales en el continente durante casi una década de resistencia a los tratados de libre comercio y lucha contra las políticas neoliberales. Esta es la fuerza social humana que se propuso en estos tres días desarrollar iniciativas concretas hacia la Comunidad Sudamericana de Naciones.

La Cumbre Social por la Integración de los Pueblos fue en el fondo una expresión de la esperanza que los vientos de cambio social en la región siembran en los pueblos del continente. La esperanza no sólo ante la posibilidad de que los gobiernos elegidos por los movimientos populares y progresistas den cumplimiento a las agendas propuestas por sus luchas y aspiraciones, sino ante la posibilidad de una transformación continental que se refleje en la construcción de nuevas bases para los procesos de integración que prioricen el bienestar de los pueblos, el respeto a los derechos humanos, el respeto a los derechos de los pueblos indígenas, el cuidado de la naturaleza y el medio ambiente, en fin… que pongan en práctica el compromiso con la dignidad y la soberanía de nuestros pueblos y terminen de una vez con el proyecto colonizador hegemónico anidado en el norte.

Por ello es que la Cumbre no se propuso a sí misma como una “Cumbre paralela” sino como un evento simultáneo desde la sociedad civil para profundizar el análisis, el debate y la construcción de estrategias y de este modo contribuir al cambio en las reglas del juego impuestas por un modelo depredador e inhumano que puso a la venta nuestros recursos, nuestras soberanías y nuestros derechos. Y en esa medida esta Cumbre y este evento marca probablemente un importante momento de inflexión en la historia de los últimos años. Porque está expresando un cambio en el discurso y la orientación de los pueblos, un fortalecimiento de las propuestas, una energía renovada para la unidad latinoamericana desde abajo. Y porque abre un periodo de trabajo de incidencia, de profundización de las propuestas y de una gran responsabilidad colectiva.

Los contenidos y las propuestas

A decir de Alejando Villamar, miembro de la RMALC, la Cumbre Social se convirtió en una “gran fiesta popular” con la más amplia y diversa participación de las organizaciones, de los pueblos, de las mujeres, jóvenes, indígenas, artistas, colectivos de la diversidad sexual. Todos sumados de manera activa a la tarea de construir propuestas conjuntamente, disentir, llegar a consensos, diseñar estrategias y construir alianzas para el camino que debemos recorrer en adelante y reflejados en lo que los indígenas afirmaron: \"no somos el folklore de las democracias, ni sólo pedimos derechos sectoriales”… somos autores y autoras de nuestros destinos.

La estructura de trabajo propuesta para la Cumbre, estuvo basada en Grupos Temáticos focalizados en la incidencia que posibilitaron trabajar sobre agendas muy concretas. También se generaron declaraciones desde los activistas de la cultura, desde las mujeres y desde los colectivos lésbico gay y transexuales expresando la diversidad y riqueza de los movimientos sociales y que en el marco del evento, tuvieron una participación y visibilidad como nunca antes.

Pero uno de los balances más positivos de la Cumbre es el haber logrado más de 13 declaraciones temáticas a partir del intercambio de las redes y movimientos sociales que hace casi una década venimos resistiendo el neoliberalismo desde diversas vertientes y temáticas y que pudimos profundizar y enriquecer el análisis para generar las propuestas en la perspectiva de la CSN. Este trabajo había empezado ya hace algunos meses, en el marco del seguimiento a las reuniones del Grupo de Reflexión de la CSN en la perspectiva de incidir en el proceso de la CSN, cuando se esbozó un primer documento que fue entregado a los Vice Cancilleres reunidos en Santiago de Chile una semana antes de la Cumbre de Presidentes. La Cumbre Social brindó el ambiente para dar continuidad a este trabajo y para saber que no terminaría allí sino que promete un seguimiento y vigilancia social al proceso en el futuro.

Otra ganancia de la Cumbre Social es que a partir de ese trabajo propositivo se establecieron momentos de intersección con la Cumbre Oficial de la CSN logrando de manera casi inédita espacios de intercambio con las delegaciones oficiales de la Cumbre Oficial para tratar los temas de interés estratégico de los movimientos sociales participantes. Esto ha sido posible por la dinámica que imprimió a la Cumbre de la CSN el gobierno boliviano, anfitrión del evento de presidentes, poniendo en práctica aquello que denominó la “diplomacia entre los pueblos”.

Finalmente debemos destacar como hecho político notable la Carta de Evo Morales a los Presidentes de la CSN enviada el 2 de Octubre de 2006 que recogiendo ese capital político generado en las luchas de resistencia al neoliberalismo con la frase: “estoy seguro que nuestros pueblos están más próximos que nuestras diplomacias”, esboza un diseño de Comunidad Sudamericana de Naciones que se coloca en la vanguardia de las propuestas para la transformación social de la actualidad. La CSN soñada por el gobierno boliviano basa su enfoque en el bienestar de los pueblos “para vivir bien”, con dignidad. Probablemente, desde los ámbitos de la diplomacia internacional y de los procesos de integración sellados por el neoliberalismo hasta ahora, este es uno de los documentos más avanzados que reflejan de manera concreta esos vientos de cambio social y de visiones de integración que se generan en nuestro continente a partir de la derrota del ALCA y de los proyectos hegemónicos de dominación colonial.

La Cumbre de Presidentes

Aunque debemos lograr que la CSN institucionalice de manera permanente los espacios de encuentro, la transparencia hacia la sociedad civil, el contacto con las fuerzas vivas de la sociedad, el proceso de construcción de la CSN ha arrancado. Y ha arrancado con una declaración que màs allà del lirismo contiene una sustancia que refleja, al menos, una visión diferente de la integración.

A pesar de visiones de algunos gobiernos dedicadas a bajarle el perfil a un proceso de integración nuevo como la CNS de la actualidad, ésta logró una declaración que habla de un “nuevo modelo de integración con identidad propia, que respete la diversidad y las diferencias”. Es interesante evaluar el proceso de la CSN desde su primera declaración, la Declaración de Cuzco, en la que se proponía establecer y fortalecer un àrea de libre comercio: “
La profundización de la convergencia entre MERCOSUR, la Comunidad Andina y Chile a través del perfeccionamiento de la zona de libre comercio…”) y que ahora no incluye este contenido entre sus nociones fundantes.

La Declaración de Cochabamba de la CSN al menos en el discurso no tiene en el centro el comercio, habla de “superar las asimetrías, de promover un desarrollo armónico e integral, de respetar las soberanías”, reconoce el carácter multiétnico y multicultural del continente, se propone abordar el tema de la migración con un enfoque integral bajo el respeto a los derechos humanos y su vinculación al desarrollo, en fin. Y finalmente, probablemente como un hecho aún más interesante para el campo popular, inaugura una institucionalidad que establece reuniones anuales de gobiernos, reuniones semestrales de cancilleres, reuniones sectoriales, una Comisión de Altos Funcionarios y la Secretaría Pro Témpore con agendas sobre comercio, energía, infraestructura, asimetrías, medioambiente, agenda social, identidad cultural, participación ciudadana, entre otros temas. Pero además explicita que: “En la interacción con la sociedad civil, será tomada especialmente en consideración la experiencia adquirida en la Cumbre Social de Cochabamba”. (Declaración de Cochabamba, Colocando la Piedra Fundamental para la Unión Sudamericana, Dic.,2006).

Los desafíos a futuro

El sentimiento que recogemos de la Cumbre es el de la esperanza de los pueblos, esperanza que debe retornar a la acción; este momento de sentirse entre la multitud, que tiene mucho de subjetivo debe traducirse en una acción política constante de propuesta, vigilancia y exigencia a los gobiernos en los compromisos que nos permitan avanzar hacia un continente nuestro.

La CNS ha escuchado desde la Cumbre Social que esperamos que los contenidos que se han esbozado en la Declaración de Cochabamba se cumplan y profundicen respaldando verdaderamente los procesos de cambio necesarios en la región. Que no aceptaremos que a nombre de integración se mantenga la acción depredadora de nuestros territorios y se pongan en venta nuestros derechos. Que aspiramos a que la nueva institucionalidad y tratamiento de la agenda de la CSN recoja las voces y el protagonismo de los pueblos y ponga en práctica la transparencia y los mecanismos para hacer efectiva la participación popular en el proceso. Que esperamos avances consistentes en políticas sociales y medioambientales que respeten los derechos humanos y el medioambiente y efectivicen la cultura de los pueblos sudamericanos que respetan y protegen los bienes comunes. Que luchemos de manera conjunta contra la militarización, la violencia y la impunidad.

En fin, que construyamos juntos ese sueño americano de dignidad, unidad y soberanía.

- Elizabeth Peredo Beltrán
Fundación Solón
Comité Organizador de la Cumbre


https://www.alainet.org/es/articulo/118797
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