Gana la resistencia antinuclear en la paz

08/10/2015
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Después de un largo proceso de declaraciones y anuncios para instalar energía nuclear en Bolivia iniciado hace un par de años por el presidente y el vicepresidente del Estado Plurinacional[1], el intento de construir lo que sería por ahora un “inofensivo complejo nuclear” en Mallasilla, ha sido rechazado enérgicamente por los vecinos que no se han sentido satisfechos con las explicaciones del proyecto. Hablamos de vecinos de varios barrios ubicados en zonas urbanas y municipios turísticos y ecológicos como Mallasa, Mallasilla y Achocalla, que han advertido –entre otras cosas- que el mencionado proyecto se quiere construir en una zona árida y deleznable, vulnerable en época de lluvias y con antecedentes de formación de áreas de deslaves.

 

La preocupación vecinal es que no han quedado claros los riesgos del proyecto, la dimensión del mismo y el peligro de que –en caso de que algo “salga fuera de control”- afecte las fuentes de agua que desembocan en el Río La Paz donde se encuentran cultivos de verduras y son aguas que llegan luego al río Beni.[2]

 

El gobierno ha acusado a pequeños grupos de “desinformar” sobre el proyecto. Sin embargo, queda claro que la susceptibilidad ciudadana nace del marco en que esta propuesta ha sido promovida desde las esferas oficiales que han enfatizado, una y otra vez, el afán de constituirse en una “potencia energética regional” para exportar energía. Algo que ya se refleja en la construcción de grandes hidroeléctricas, la ampliación de exploración y explotación de gas y petróleo en todo el territorio incluidos los parques nacionales y –supuestamente- la construcción de una planta de energía nuclear cuyos alcances, ubicación, y costos finales han ido quedando en la nebulosa y ha sido el propio oficialismo el que -por varios meses- se ha negado al debate afirmando que “este es un tema que se va a discutir sólo con expertos”.

 

Hoy, el gobierno se pregunta por qué no ha sido comprendido en su proyecto de un beneficioso centro nuclear para la ciencia y la tecnología que incluye un ciclotrón para su uso en salud y detección de enfermedades oncológicas, una unidad para producir rayos gamma e irradiar alimentos y semillas, y otra para desarrollar una pequeña central para investigación y formación de profesionales. La información dada por el propio gobierno, da a pensar que el proyecto –más allá de sus beneficios en salud- podría ser un antecedente previo a su tan ansiada planta de energía nuclear en el futuro.

 

Ahora el gobierno busca otro lugar y -con certeza- tendrá que lidiar con otra gente que hará más preguntas y con la solidaridad de quienes consideramos que un centro nuclear así como lo vienen planteando es inaceptable. Tendrán que responder mas coherentemente a interrogantes tales como: la salud es muy importante pero, por qué 20 hectáreas para un centro nuclear con un ciclotrón de irradiación con fines médicos? Por qué no se ha pensado en un proyecto de salud de medicina nuclear mas cercano a los centros médicos con una perspectiva de salud pública? Por qué si el proyecto es de salud lo encabeza únicamente el Ministerio de Energía? Qué relación tiene este proyecto con la estrategia de constituirse una potencia energética que incluye energía nuclear y para la que oficialmente se ha aprobado ya un fondo de 2.000 millones de dólares de nuestro presupuesto? Por qué no se invierte ese dinero en proyectos de energía solar y eólica que es mucho mas barata, eficiente y prioritaria desde la perspectiva de la transición energética que demanda el cambio climático? Cuáles son los compromisos que se están asumiendo con gobiernos y empresas para este proyecto? Responderán a si es que irradiar alimentos es tan saludable como lo presentan? Qué es lo que ganan y qué es lo que pierden los alimentos al ser irradiados? Van a identificar los alimentos irradiados en Bolivia para su distribución y consumo o acabaremos como muchos países desarrollados que comen chatarra y ni lo saben? Al plantearse la energía nuclear como proyecto nacional, será que están considerando seriamente el Artículo 344 de la Constitución Política del Estado de 2009 que prohíbe los desechos nucleares en nuestro territorio y establece la regulación estatal de técnicas, métodos e insumos que afecten la salud de la gente?[3] http://econstitucional.com/menuanalisis.aspx?ID=344 Cómo armonizan esta propuesta y los sueños de país exportador de energía fósil con los principios de la justicia climática, transiciones a modelos mas sostenibles, los derechos de la Madre Tierra y con las bases esenciales del ya vaciado “vivir bien”?

 

En síntesis, cómo aseguran que la gestión de una central nuclear de ésa, o de una dimensión mayor –que ellos anunciaron-, va a ser sostenible y no dejará un peligroso pasivo ambiental a las futuras generaciones? Estas y otras preguntas se hacen las personas comunes (probablemente no los expertos ni los políticos) porque son las personas comunes y corrientes las que son afectadas cuando “algo sale mal”; recordemos que tragedias como Chernobyl y Fukushima afectaron a miles de adultos y niños y ninguno de ellos era “experto”.

 

Lo bueno de todo esto es que, a contra ruta de los deseos del gobierno y gracias a la movilización de gente que se hace preguntas, se abre la posibilidad de un debate público sobre el tema en Bolivia y –de hecho- las puertas para la expresión de una corriente ciudadana radicalmente antinuclear.

 

- Elizabeth Peredo Beltrán es Psicóloga Social

 

https://www.alainet.org/es/articulo/172912
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