Después de Irak, Colombia

13/04/2003
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Tal es la amenaza que se va volviendo certeza en la percepción de la mayoría de ecuatorianas/os. En estos intensos días, el país comparte la atmósfera que predomina en el mundo: dolor e impotencia, pero también un esperanzador despertar de conciencias, que hace que la gente se movilice, exprese solidaridad, busque información objetiva. Los cómo y por qué de la invasión se han hecho transparentes para la mayoría de la población, destacándose el interés de jóvenes, niñas y niños cuyas voces enteradas y sensibles no dejan de sorprender –más aún en contraste con alguna voz aislada de alineamiento vasallo, que repugna más allá de todo pluralismo-. Sólo considerando las evidencias de estos días, y sin mayor esfuerzo analítico, podemos afirmar que estamos viviendo ya una fase violenta de la globalización neoliberal, pues sus impulsores no encuentran otro camino para garantizar el control y ampliación de la propiedad y de los negocios, tras los fracasos de un modelo económico especulativo y corrupto en esencia. Pretextos inverosímiles no pueden ocultar el alcance del plan que el mismo J. W. Bush describió en septiembre 2001 como "una larga campaña como no hemos visto ninguna otra jamás", que "puede incluir golpes dramáticos visibles en la televisión y operaciones encubiertas secretas igual de exitosas", amenazando con prepotencia también nunca vista: "los volveremos el uno contra el otro... perseguiremos a las naciones que proporcionen ayuda o refugio al terrorismo. Todas las naciones en todas las regiones deben tomar ahora una decisión: o están con nosotros o están con los terroristas... sabemos que Dios no es neutral". En este plan cuyo escenario es el mundo los rubros más visibles son ahora el petróleo, la llamada "reconstrucción de Irak", y desde luego la industria bélica, pero siguen muchos otros en la lista. Cómo no ver así la conexión entre los eventos de Medio Oriente y los de nuestra región, y el sentido de los recientes acuerdos presidenciales y reuniones de cúpulas militares en territorio estadounidense? Al horror del poder de destrucción de las estrenadas tecnologías bélicas, que anuncia el nuevo carácter de todos los conflictos armados en el mundo, se suma la incertidumbre que genera la subordinación del Sistema de Naciones Unidas a este plan siniestro. El mundo se siente despojado de acuerdos e instancias básicos para la convivencia pacífica, a merced de la arbitrariedad de este poder único y despiadado. Por eso la preocupación que las más distintas voces expresan en el país sobre el rumbo de los eventos en la subregión en el marco de este plan global, es más que fundamentada. Y por eso la redoblada necesidad y hasta utilidad de pronunciarnos con fuerza contra la invasión a Irak y contra el proceso de dominación del gobierno estadounidense. Reaccionar frente a los hechos consumados es un derecho irrenunciable y siempre válido, pero en este caso es indispensable hacer todos los esfuerzos para evitar que los hechos se precipiten, para detenerlos. Como ecuatorianas/os tenemos la urgencia de conocer con exactitud los compromisos, la posición y las intenciones del gobierno. Este es un tema crucial, estratégico, y no puede ser manejado con las ambigüedades y falta de coherencia que han caracterizado hasta ahora el ejercicio presidencial. Nuestra única esperanza está en integrar e nuestro quehacer diario, incansablemente, un rechazo a estos planes de muerte y una apuesta por construir un mundo diferente, sin perder la "viada" de esta energía humana que se moviliza en el mundo.
https://www.alainet.org/es/articulo/107324
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