Avances, retrocesos y expectativas en la ruta electoral

18/02/2014
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Foto: Archivo
Novedades y afirmación de tendencias se observan en la campaña electoral intensa que concluirá esta semana. Sus resultados tendrán peso específico en la configuración del mapa político del país, de ahí la intensidad y la aceleración de los últimos días.
 
El cauce que en estos años transformadores se ha abierto para el cambio político e ideológico ha permitido la reactivación, multiplicación y singular visibilidad de candidaturas que se ubican a la izquierda –aunque con matices entre lo aparente y lo auténtico-. Cantones y parroquias se han teñido de verde, de rojo, de arcoíris, de la nueva fusión de verde y arcoíris -como sucede en la Sierra centro-. Se trata en unos casos de una presencia electoral inédita para agrupaciones que se han mantenido por largo tiempo en los límites cuantitativos justos para conservar sus registros electorales.  
 
Esos mismos aires de cambio han marcado pautas de democratización en las listas que ya son ineludibles. Todas ellas, incluso las de derecha, se empeñan en reflejar diversidad, dan pasos de inclusión. A su vez, esto ha contribuido, de modo quizá indirecto, a transparentar posturas ideológicas y políticas: vemos rostros de dirigentes de organizaciones indígenas y populares, antes asociados a tendencias progresistas, sumados a las listas de partidos de derecha. En este mismo rango se podría anotar una suerte de convergencia de propuestas y agendas locales, pues se sigue la pauta de transformaciones ya en curso, se ‘ofrece’ en general más o menos lo mismo, buscando diferenciarse en la capacidades, con frecuencia auto atribuidas más que probadas, para asegurar cumplimiento y resultados.
 
Una de las ingratas novedades es el despliegue de una versión ‘recargada’ de las tradicionales tácticas de la derecha. El caso de Quito es expresivo al respecto. La mezcla de desinformación y apelación a la sensibilidad del bolsillo –que tanto enceguece-, alcanza niveles y barnices insospechados. Junto con los típicos recursos publicitarios, mediáticos y de siembra de confusión con agentes ad hoc, hemos visto al candidato Rodas machacar en un libreto de desinformaciones, mentir con aplomo, defender sin asomo de vergüenza hechos inadmisibles que involucran a gente de su lista -llegando hasta a la victimización y amenaza -, pasar de la piratería de ofertas a la retórica inútil cuando se evidencia su falta de conocimiento. Todo esto, a más de dar perversas lecciones de cómo hacer política apelando a lo nuevo y joven, desfigura recursos como el debate, pues se suplanta un escenario de propuestas y argumentos coherentes por la búsqueda de ganancia a toda costa.
 
La lógica defensiva que esa táctica induce lleva al desgaste de aclarar lo evidente, y ha convertido en ingenua la pretensión de que las obras hablen por sí mismas, de que los procesos de gestión pública basados en planificación y responsabilidad se interpreten por sí mismos; vemos que hace falta ‘revelar’, de manera permanente, tanto sus complejidades como sus alcances y logros.
 
¿Terminará la táctica derechista volviéndose en contra de sus artífices? Tras el debate radial del viernes último se han desplegado reacciones variadas, una respuesta que desborda la defensa de una gestión municipal. Se levantan voces en defensa de una cuidad que acrisola identidades y símbolos de alcance nacional, que cambia con el compromiso, aportes, acciones, iniciativas de la colectividad; que construye una sensibilidad distinta a la mercantil y mezquina: la de proyecto compartido, de corresponsabilidad, de solidaridad, claves para afianzar transformaciones que aún podrían ser vulneradas. El resultado del domingo mostrará hasta dónde esta nueva sensibilidad se ha extendido y marca límites a la ‘nueva’ derecha.
 
 
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