Porto Alegre frente a Davos

Globalicemos la Lucha: Globalicemos la Esperanza

13/02/2001
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Las fotos de Davos muestran a políticos y ricos del mundo entero, elegantemente vestidos, pero sin libertad de movimiento. Su Centro de Convenciones parecía un ghetto, cerrado por alambres de púas y cuerpos policiacos resguardaban la seguridad en una atmósfera de represión. Los participantes tienen mucho que perder. Más del 75% del comercio mundial se efectúa por unas pocas empresas transnacionales; la globalización de las deudas en el planeta atropella el buen funcionamiento de la economía y la delincuencia globalizada amenaza la vida de los más altos ejecutivos, quienes se pueden mover sólo entre guardaespaldas y carros blindados. Los vaivenes de las bolsas, resultado de las prácticas especulativas, lo hace fácil presa de infartos y otras enfermedades de estrés. En Porto Alegre, en cambio, el énfasis estuvo en el aspecto social. Los excluidos y sus aliados solidarios marcharon unidos con el gobernador del Estado Rio Grande do Sul, Olivio Dutra, el alcalde, intelectuales, movimientos sociales, ONG's y parlamentarios por un mundo digno, sin discriminación y con justicia social. No se pronunciaron en contra de la globalización en sí, sino en contra de los mecanismos y los resultados de la concentración de la riqueza en manos del capital transnacional, apoyados incondicionalmente por organismos multilaterales. Por rebasar el marco puramente económico de Davos, se dio en Porto Alegre la apertura a las más diversas expresiones culturales. Desde la apertura, Vía Campesina, que agrupa movimientos campesinos en 64 países de América Latina, Norteamérica, Asia, África y Europa llevó color y contenido al evento, gracias a sus consignas y sus banderas verdes. Fue apoyada por el Movimiento sin Tierra (MST) de Brasil, cuyas banderas rojas contrastaban alegremente en la sala de inauguración y la Central Única de Trabajadores (CUT) otro de los movimientos sociales de masas presente. Vía Campesina, propuso un proyecto alternativo, destinado a los campesinos de todo el mundo. Partió de la realidad histórica de los cinco subcontinentes que integran a la coordinadora mundial y dio especial énfasis a cinco ejes articuladores dentro de contextos culturales muy diversos. La soberanía alimentaria acompañada por una seguridad alimentaria en el ámbito regional, local y familiar ofrece a todos los habitantes del planeta, pero sobretodo a los que menos tienen, alimentos suficientes, permanentes, de buena calidad y culturalmente apropiados. El derecho de los pueblos de definir su propia política agrícola y alimentaria se enfrenta a los ?dumpings? de los complejos agroalimentarios transnacionales quienes homogeneizan mediante transgénicos la producción, monopolizan al transporte y abaratan con subsidios explícitos y encubiertos los precios mundiales de los alimentos. La agricultura verde u orgánica produce alimentos de buena calidad que conservan la riqueza del suelo y protegen a los recursos naturales. Una Reforma Agraria Democrática incluye la distribución de la tierra a quienes la trabajan y el acceso al agua, créditos suficientes y tecnología apropiada. La democratización de los medios de producción y el control de la comercialización estimulan la agricultura familiar y cooperativa, otorgan seguro agrícola para cubrir siniestros y controlan a los oligopolios agroindustriales. Mediante educación participativa se desarrollan modelos tecnológicos que aumentan la producción y la productividad, sin perjudicar la salud del campesinado ni tampoco del consumidor y la seguridad social contra enfermedades y vejez estabiliza el desarrollo en el campo y reduce las migraciones. La integración de la mujer campesina y de los indígenas ofrece nuevas formas organizativas, asociativas y cooperativas en torno a la gestión financiera, productiva, organizacional, social y cultural de los pueblos. Fomenta los principios de la igualdad, la ayuda mutua y de la cooperación, a la vez que propicia la diversidad cultural y el respeto. También facilita las alianzas entre productores, transformadores de alimentos y consumidores. Promueve la toma de decisiones democrática con base en las necesidades de las mayorías y combate a la transnacionalización de la agricultura. La agricultura sostenida va acompañada con un ordenamiento del territorio y la catalogación de actividades que impiden los cambios de usos de suelos por intereses especulativos. La integración horizontal de los procesos productivos, donde se aprovechan los desechos de los procesos productivos y se transforman los desechos domésticos orgánicos en abonos naturales, promueve la agricultura mixta y el abaratamiento de la producción, además de que la agricultura se convierte en un protector del medio ambiente. La integración vertical en agroempresas regionalmente articuladas, fomenta la transformación de los productos primarios, otorga valor agregado y genera empleo dignamente remunerado, pero sin dañar a la salud de los consumidores. La agricultura verde u orgánica produce alimentos de buena calidad, conserva la riqueza del suelo y protege a los recursos naturales. El desarrollo sostenido satisface las necesidades de la generación presente y supera la pobreza existente, a la vez que protege los recursos naturales y sociales de las generaciones venideras. El respeto a la biodiversidad, la conservación de los recursos genéticos y el cuidado del ambiente está básicamente en manos de los campesinos y de las campesinas. Maíz, arroz, frijol, trigo y papa se convirtieron en alimentos básicos de la humanidad. Todos estos productos tienen su origen en los países pobres y la conservación de la biodiversidad sólo es posible gracias a la diversidad productiva de sus productores. La introducción de las semillas transgénicas en la agricultura no sólo representa un peligro para la biodiversidad, la salud humana y animal, sino que monopoliza y privatiza un patrimonio de la humanidad, las semillas, que durante miles de años, gracias a cuidadosas prácticas agrícolas. Los Bancos de Semillas y de Germoplasma en los sitios de origen y de adaptación garantizan la producción biodiversa, protegen y conservan a centenas de miles de plantas y animales silvestres, propician un entorno sano, cuidan a los recursos naturales - sobretodo al agua y al aire- estimulan la diversidad cultural y fomentan la justicia social, mediante el rescate de las tradiciones ancestrales de producción y conservación de alimentos. La defensa del patrimonio natural y cultural rechaza enfáticamente la patentización de los conocimientos en manos de las transnacionales y reitera el derecho de la humanidad a los conocimientos desarrollados durante miles de años. La vida no se vende y no es patentable. La agricultura debería salir de los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio y los alimentos, medicinas tradicionales y de los conocimientos autóctonos no son patentables. Vía Campesina y su proyecto mundial de desarrollo recibieron durante el Foro Mundial Social en Porto Alegre apoyo de diversos sectores que participaron, ya que fomenta la igualdad y los derechos humanos; la justicia económica, el desarrollo social, la diversidad cultural y representa un proyecto alternativo a la globalización excluyente y concentradora de los recursos naturales, sociales, intelectual y culturales. Es un auténtico camino de alternativas que proporciona calidad de vida y bienestar, libertad, democracia y conciliación pacífica de conflictos, a la vez que conserva la naturaleza. Es uno de los muchos proyectos que promueven un mundo nuevo. No estamos en contra de la globalización, sino estamos en contra de las formas de la economía transnacional y del proceso de apropiación del patrimonio natural, social y cultural de la humanidad. Sumémonos al grito en Porto Alegre: Globalicemos la Lucha, Globalicemos la Esperanza.
https://www.alainet.org/es/articulo/105077
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