El objetivo de la paz; ¿cuál paz? (I)

27/04/2014
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"la burguesía no puede [...] desarrollar el capitalismo, en tanto que el movimiento obrero organizado, cuya influencia social ha venido declinando llamativamente, sataniza al socialismo y limita su protagonismo histórico a una línea reivindicativa carente de horizontes [...] que sólo logra dificultar la marcha de la economía. En suma, ni desarrollo capitalista ni avance hacia el socialismo [...] En otras palabras, la cultura política de la democracia no necesariamente garantiza el consenso en épocas de cambio, sobre todo cuando la redistribución de las ganancias y pérdidas afecta decisivamente a todas las clases y sectores"
 
                                                    Atilio Borón
 
Lo que se vive en Venezuela bolivariana es un estado permanente de la inminencia de un golpe de estado. Montado por el imperialismo a partir del mismo 1998; y activado como manifestación permanente desde el primer intento del 2002, es el único modo posible que tiene la burguesía de hacer regresar a la política al estatus puntofijista. La única posible, entonces, para la oligarquía y la “boliburguesía” es la pax capitalista. Cualquier diálogo posible tiene como premisa el acercamiento acelerado hacia ese objetivo. No importa quienes sean los interlocutores que representen a los intereses imperialistas; no hay que dejarse engañar; si la ultraderecha interna y la no ultra, que son el mismo cerebro esquizofrénico que se manifiesta en una dualidad de actitudes con ese mismo objetivo, parece que desea detener las “guarimbas” a partir de lograr un consenso, se mueve en una ambivalencia ventajista a corto plazo: “dialogar” e ir devastando a la sustentabilidad política y económica del gobierno chavista, e ir desmontando los logros de esa revolución hasta llevarla a un punto de no retorno dentro de ese diálogo cuando el poder revolucionario se involucre en un compromiso con el imperialismo yanqui. Y que Obama le entregue al próximo presidente (republicano) angloestadounidense una Venezuela domesticada donde con un simple soplo se puedan armar unas elecciones anticipadas en la que ni siquiera ya el mismo Capriles o la Machado sean la figura descollante, sino el espécimen (colectivo) que muy probablemente esté pasando en estos momentos un curso de aceleración en Miami.
 
¿Cuál objetivo de la paz, y cuál paz?
 
El socialismo resulta imposible de construir en un estado permanente de acoso político y violencia interna. En Venezuela estamos en medio de un proceso de cambio radical social para el desmantelamiento de una sociedad burguesa. Desde un grado de discernimiento coherente de la cultura política se debe admitir que ese cambio es impredecible en el tiempo, su duración. Las condiciones actuales de crisis orgánica del sistema capitalista agudizan los obstáculos para ese proceso. El mismo sistema burgués está imposibilitado de reajustarse a través de consensos que impliquen a un retroceso en su estrategia histórica de expansión. Concentrarse en la tranquilidad social sin tener muy en cuenta al contenido estratégico que soporte a esa tranquilidad sería la defunción expedita del mismo proceso revolucionario.
 
¿Tranquilidad ciudadana para el retroceso incruento hacia la sociedad burguesa por desmantelar? ¿Esa misma burguesía esquizoide aceptará una tranquilidad que garantice el cambio social radical incruento hacia el socialismo?
 
Está muy de moda la invisibilización de los avatares de la lucha de clases; y la misma lucha de clases en tanto proceso inevitable, porque el poder capitalista no regala absolutamente nada. Todo habrá que obtenerlo luchando. La posible devastación que pudieran provocar las “guarimbas” que se mantienen en grado fluctuante mientras el diálogo transcurre, persiguen el alcance de un consenso con ventajas; el consenso desde una perspectiva liberal que limita a la política a la encomienda de la administración y el orden social. Donde los cambios radicales son mala ficción hollywoodense. A su vez obligar a una concentración absoluta en la solución del problema político liberal del orden y la administración internos que haga imposible discernir cuál lugar ocupa el desmantelamiento del poder revolucionario bolivariano dentro de la estrategia imperialista global. Han sido unos cuantos los graves patinazos de la hegemonía angloestadounidense durante la segunda mitad del mandato de Barack Obama, al que le está absolutamente prohibido ni siquiera acercarse, diplomáticamente, al gobierno de Maduro Moros; o sigue a pie juntillas la estela trazada por la ultraderecha republicana, o le volarán la cabeza de un misilazo. Remember J. F. Kennedy. ¿Es una exageración? Veremos.
 
Persiguiendo una muy incómoda multipolaridad, que no es lo ideal pero si algo bastante distinto a la hegemonía capitalista de turno, emergió China, y está volviendo a despegar Rusia (con independencia de la llamada autocracia que padece el régimen Putin) porque por mucho que el poder político intente someter a la cultura, ésta en un momento determinado se manifiesta apelando a una acumulación histórica. Y, por ejemplo, Rusia como cultura es indomable. El mismo “socialismo real” prácticamente se cayó de sus propios pies; el pueblo soviético de aquella época jamás votó por el desmantelamiento y la separación, la gente de a pie no es tan tonta. Fue la dirigencia traidora y pusilánime del momento la que forzó el proceso de desmerengamiento. ¿Qué sucedió ahora? El imperialismo yanqui a través de la OTAN y la unión europea provocaron el desvió de las protestas en Ucrania propiciando la re-emergencia de fuerzas neofascistas que expeditasen el acercamiento del acoso a Rusia hasta la misma fronteras con Ucrania. ¿Resultado? El regreso de Crimea a Rusia, y un “repeluqueo” muy grave al interior de la sociedad ucraniana que ni Obama, ni la UE ni la misma OTAN pueden monitorear. Nulan y M. Cain o el vice de Obama se dieron una vuelta “promisoria” por allí; pero la cultura no se deja someter por la reacción política imperialista. Lavrov advirtió que el gobierno ucraniano de facto no debe atreverse a “tocar” a un rusoparlante local o se interpretará como una agresión a Rusia. Y antes, fuerzas anticoheteriles rusas habían derribado un par de misiles angloestadounidense en el Mediterráneo que iban camino a Damasco. Barack Obama como representante de esa hegemonía se está jugando la provisión de papel sanitario. ¿No? Latinoamérica y el Caribe: Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua; ¿y por qué no? Brasil, El Salvador, Argentina hacen de esta región un “traspatio trasero” extremadamente incómodo para esa hegemonía capitalista. Europa está en el piso. El medio oriente rebota como un balón debajo del aro, y no se deja atrapar por alguien.
 
La hegemonía angloestadounidense depende de las “guarimbas” burguesas en Venezuela bolivariana como el cianótico de un balón de oxígeno. Esa hegemonía lo desreguló y desterritorializó todo. Ahora tiene que salir a “recapturar” por la fuerza lo que su acumulación parasitaria de plusvalía botó por la ventana según anotó Craig.  De ahí que el consenso posible con que alcanzar la paz ciudadana es peligrosamente “despolitizado” por parte de la ultraderecha o “derecha sin ultra” representada en la mesa de diálogo.  Y busca:
 
1. Desencadenar en su expansión al mantenimiento fluctuante de las “guarimbas”, sobre todo desde los espacios urbanos burgueses; buscando extenderlas hacia los espacios humildes cuando la gente pobre se “canse” de apoyar al poder revolucionario, “incapaz” de frenar la violencia oligárquica. Una porción (aun si magra) de la juventud de su clase social reforzada con elementos delincuenciales es la encargada de mantener ese “arrecheo”; no resulta desconocido que la promisión que los medias imperialistas promueven oculta el hecho de que dicha porción asume el rol de carne de cañón mientras la recua arcaica puntofijista se prepara para acceder al poder político, una vez que “triunfe” su peregrina estrategia. Remember 2002.  
 
2. El tiempo no está a favor del imperialismo. El calendario capitalista anda en crisis por falta de sincronía. La CELAC se reafirmó como espacio regional de integración, sin la participación yanqui, Cuba abrió una zona especial de desarrollo offshore, Bolivia denunció y desmanteló un intento de golpe entre sus fuerzas armadas, Ecuador está expulsando a la representación militar que sobra de la embajada “americana” en Quito, en El Salvador volvió a ganar en las elecciones el antiguo frente guerrillero. Lo del BRICS está evolucionando más allá de la línea roja que el G-7 trazó. Las Fuerzas Armadas en Venezuela se mantienen fieles al legado de Hugo Chávez Frías; la polarización pretendida por esa ultraderecha comienza a fragmentarse porque el gobierno revolucionario no se va a caer. Y lo más interesante, la posibilidad de una “revolución naranja” es tan remota como una utopía del Infierno. De ahí que pretenda la derecha entonar un solo de voz durante el diálogo de paz, pero tiene a los corifeos de las “guarimbas” haciendo un coro desafinado con que rogar a Dios intentando dar con el mazo. La burguesía no puede hacer retroceder a la crisis sino mediante genocidios “planificados” con que deshacerse de la gente que “sobra”, antes de que la crisis llegue al punto de no retorno. A pesar de las opiniones de Fúrsov y otros especialistas, el futuro de la fase neoliberal del capitalismo ni está previsto ni seguro.
 
3. Existe cierto embotamiento político en las protestas masivas contra las consecuencias de esa crisis capitalista. Y en ese ínterin el imperialismo necesita salvar a la continuidad productiva de su transnacional de la industria militar; de ahí que necesite guerras fuera del territorio de la centralidad del sistema. China es el primer acreedor de la deuda angloestadounidense. Dentro del propio EEUU no cabe más gente y está a punto de reventar la columbina; ese no el modo “normal” al que aspiran la Casa Blanca y el Pentágono. La hegemonía capitalista de turno necesita de aquel histórico “patio trasero”. Pero antes tiene que hacer implotar a Venezuela Bolivariana. Y a sus conquistar de justicia social.
 
El Gobierno Bolivariano debe tener sus variantes de no ser posible la paz o tranquilidad ciudadana en medio de ese diálogo; la fortaleza de su posición está en relación proporcional con las concesiones que haga a la ultraderecha. No es posible sacrificar algo del pueblo para lograr cierta tranquilidad que devendría en un problema peor. La dirección ultraderechista en ese diálogo está en Washington. No queda sino resistir y avanzar con inteligencia; desarticulando el secuestro de la comida. Empoderar (aun más) al pueblo políticamente organizado es una urgencia pendiente; el autismo de la violencia burguesa no deja otra opción.
 
¿Cuál paz? No podrá ser la pax burguesa, la que ya se vivió hasta 1998.      
  
Desde el litoral oeste de La Habana revolucionaria, socialista, martiana y bolivariana. 28/04/2014.
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