Bartolina Sisa Vive

El legado de la lucha indígena anticolonial

25/11/2013
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Resistencia indígena frente a la tiranía colonial
 
Han pasado 231 años, desde aquel fatídico 5 de septiembre de 1782, cuando la soberbia y crueldad española acabaron con la vida de la valiente y aguerrida Bartolina Sisa, después de ella haber soportado estoicamente las torturas durante 14 meses. Al igual que el Imperio hoy en día, la Colonia del siglo XVIII no admitía la autodeterminación de los pueblos y llenos de saña y alevosía infringieron sufrimientos inimaginables a las naciones sublevadas.
 
En efecto, entre 1780 y 1781 las sublevaciones indígenas hacían temblar la estructura colonial del Alto Perú. Un ejército de alrededor 100.000 hombres y mujeres quechuas y aymaras vertebraron un movimiento para enfrentar a los opresores y sus variadas expresiones, abarcando desde el Norte Argentino, las tierras de Chayanta y Chuquisaca, pasando por el Altiplano aymara hasta llegar a los Valles del Cuzco. Quedan en la memoria colectiva las batallas libradas, pero sobre todo los cercos a Sorata y a la ciudad de La Paz durante prolongados meses y donde se destacaron los liderazgos y habilidades bélicas en contra de la tiranía de la opresión colonial.
 
Pero quien fue esta valerosa mujer de nombre Bartolina Sisa?
 
Bartolina Sisa nació alrededor del año 1750 en la comunidad de Sullkawi – perteneciente a la provincia Loayza del Departamento de La Paz. Fue hija de José Sisa y Josefa Vargas, quienes se trasladaron a la Villa de Sica Sica para empezar a dedicarse al comercio de la coca de los Yungas y de la tela o bayeta de la tierra, como forma de liberarse del sometimiento al que estaban condenados todos los pueblos originarios de esas tierras. Es así que Bartolina desde muy joven no solo adquirió la experiencia en el rubro del comercio, sino sobre todo durante sus viajes a lo largo y ancho de muchos lugares, pudo conocer la realidad y palpar los permanentes abusos y sometimientos que padecieron los indígenas por parte de las autoridades españolas.
 
Se casó con Julián Apaza quien al igual que ella comerciaba con coca, y juntos no solo recorrieron las comunidades sino que fueron portadores de la semilla de rebelión, estableciendo contactos y coordinando acciones con los hermanos Katari del Norte de Potosí pero también con los esposos Túpac Amaru y Micaela Bastidas de la región de Tinta – Cuzco. De igual manera Gregoria Apaza y Andrés Túpac Amaru - hermana de Julián Apaza y sobrino de José Gabriel Túpac Amaru participaron activamente en las estrategias de liberación, además de tantos y tantos mártires que quedaron en el olvido para la historia del invasor.
 
Bartolina Sisa - madre, esposa, estratega y guerrera
 
Así de multifacética fue esta luchadora: madre de 4 hijos – se presume que por lo menos tres de ellos lograron sobrevivir ocultos y bajo otra identidad al exterminio - esposa y compañera de Julián Apaza o Tupac Katari.
 
A inicios del año 1781, Bartolina Sisa fue nombrada Virreina y Túpac Katari Virrey del Inca Tupac Amaru.
 
Con ese título, Bartolina organizó campamentos militares durante la sublevación en El Alto, en Chacaltaya; en Killi Killi; en el Calvario; en el valle de Potopoto y en las alturas de Pampahasi.
 
En marzo de 1781 comienza el levantamiento en Ayo Ayo. La táctica de lucha era el cerco y reúne 40.000 hombres para sitiar la ciudad de La Paz. En julio, el número de insurgentes se duplicó.
 
Los principales cercos estaban en El Alto y Pampahasi comandados por Túpac Katari y Bartolina Sisa respectivamente, quien demostró su valentía y destreza como lugarteniente de su marido, sabiendo conducir los batallones indígenas y logrando derrotar a los españoles en varios combates.
 
Como ella, muchas mujeres indígenas tuvieron un rol activo en las luchas libertarias, aunque pocas lograron superar el anonimato de la historia oficial. Podemos nombrar a su cuñada Gregoria Apaza, también a Kurusa Yawri (esposa de Tomás Katari) como por supuesto Micaela Bastidas, esposa de José Gabriel Condorcanqui o Tupac Amaru.
 
Prisión y asesinato de Bartolina Sisa
 
Un 4 de julio Bartolina Sisa fue traicionada por algunos de sus acompañantes quienes habían hecho contacto con los españoles a cambio del indulto ofrecido que por supuesto tampoco les fue concedido. Fue entregada como prisionera de guerra al sanguinario brigadier Sebastián Segurola y en la prisión fue torturada física y moralmente, con vejámenes espeluznantes, pero nunca sucumbió al dolor ni reveló ningún dato a los verdugos.
 
Su esposo Túpac Katari intentó liberar a Bartolina a través de varios intentos, tanto bélicos como pacíficos, ofreciendo intercambiarla con el cura Vicente Rojas o incluso con él mismo.
 
Sin lugar el dolor mayor sufrieron ambos, cuando el 15 de noviembre de 1781, Bartolina Sisa fue obligada a presenciar el descuartizamiento público de Túpac Katari en la plaza de Peñas, cuyo último grito de rebeldía y a la vez profecía “A mí me matarán, pero volveré y seré millones”, retumbará por siempre en los oídos de las futuras generaciones.
 
Largos meses después, al amanecer del 5 de septiembre de 1782, el oidor Tadeo Diez de Medina pronunció la sentencia de muerte:
 
A Bartolina Sisa, mujer del feroz Julian Apaza o Tupac Catari -se la condena- en pena ordinaria de suplicio y que sacada del cuartel, a la Plaza Mayor por su circunferencia, atada a la cola de un caballo con una soga de esparto al cuello, una coroza (cucurucho que se ponía, por afrenta en la cabeza de los reos) de cuero y plumas y una aspa afianzada sobre un bastón de palo en la mano, ya voz de pregonero que publique sus delitos sea conducida a la horca y se ponga pendiente de ella, hasta que naturalmente muera después se claven su cabeza y sus manos en picotas con el rótulo correspondiente, y se fijen para el público escarmiento, en los lugares de Cruz Pata, alto de San Pedro y Pampajasi, donde estaba acampada y presidía sus juntas sediciosas y, hecho, sucesivamente, después de días, se conduzca la cabeza a los pueblos de Ayoayo y Sapaaqui , de su domicilio y origen, en La provincia de SicaSica, con la orden para que se queme después de tiempo y se arrojen las cenizas al aire donde se estime convenir (Archivo General de Indias. Buenos Aires 319).
 
Y la sentencia se cumplió. La valerosa Bartolina Sisa, indomable comandante en jefa de los batallones indígenas moría ahorcada no sin antes sufrir una horrenda tortura física y moral, flagelada, violada, azotada, arrastrada a puntapiés en un inmenso charco de sangre. Ya muerta Bartolina Sisa, y no conforme con ello, sus verdugos descuartizaron su cuerpo y exhibieron su cabeza y sus extremidades en distintos lugares de los ayllus y caminos donde ella resistió con su lucha. Su cabeza fue clavada en la punta de una picota, “para escarmiento de los indios”, decían sus verdugos, y la situaron en Jayujayu-Marka, hoy provincia Aroma del departamento de La Paz. Sus extremidades fueron enviadas a Tinta-Marka, una comunidad situada en la actual república del Perú, donde también fueron exhibidas en sendas picotas.
 
La saña de la tiranía colonial
 
Acá es necesaria una aclaración: Este tipo de brutalidad y salvajismo por desgracia no era la excepción sino la regla en las sentencias aplicadas a los “rebeldes”, a quienes en vida se les cortaba la lengua, fueron descuartizados y sus miembros expuestos como escarmiento público en diferentes lugares. Los conquistadores desalmados demostraron una triste creatividad para inventar todo tipo de torturas y asesinatos que se tornaron en verdaderos genocidios, porque una vez acabado con la vida del caudillo, la matanza continuaba con toda la parentela hasta exterminar también a allegados y amigos. No tuvieron piedad de mujeres, niños ni ancianos. Confiscaron sus bienes y arrasaron con sus casas.
 
La horrenda cifra de costo en vidas humanas – indígenas de comunidades alzadas en armas contra el régimen colonial – oscila entre 100.000 a 140.000 según las fuentes (CORNBLIT, Oscar: "Levantamientos de masas en Perú y Bolivia durante el siglo XVIII"; en: TUPAC AMARU II-1780- Compilación de FLORES GALINDO, Alberto; Retablo de Papel, Lima, 1976, pp. 180.)
 
A modo de ejemplo y para nunca olvidar a quienes ofrendaron sus vidas para la liberación de nuestros pueblos, recordemos algunas fechas:
 
  • 15 de enero 1781, Tomás Katari es asesinado de manos atadas, empujado a traición al barranco en la cuesta de Chataquilla. Recordemos que en noviembre de 1778, Tomás Katari junto a Tomás Achá, después de caminar a pie unos 2300 kilómetros hasta Buenos Aires, se entrevistaron con el Virrey Juan José Vertiz denunciando los atropellos y abusos.
 
  • 27 de abril 1781, Dámaso Katari, es ahorcado en la Plaza de Charcas –hoy conocida como Plaza de Sucre–, luego de ser paseado por las calles, encadenado a una mula, sangrante por los azotes, soportó una corona de espinas y plumas, y un cetro de madera como burla a su raíz incaica; fue apedreado por la clase acomodada de españoles y criollos bajo la observación y desprecio de los doctores desde los balcones coloniales. Luego de descuartizarle, expusieron sus partes en forma ostentosa.
 
  • 7 de mayo 1781, Nicolas Katari junto con su esposa Matiaza Agustini: lo torturaron en la Plaza Central de Charcas, lo ahorcaron agonizante y le descuartizaron. Su cabeza fue cocida en aceite y colocada en la entrada principal de esta Ciudad.
 
  • 18 de mayo 1781, Tupac Amaru y Micaela Bastidas: Obligado a presenciar antes el asesinato de dos de sus hijos y su esposa Micaela Bastidas (a quien cortaron la lengua, ahorcaron y descuartizaron). Luego los soldados le cortaron la lengua y ataron las extremidades a cuatro caballos con el fin de descuartizarlo vivo. Esta atroz idea no se pudo concluir por lo que decidieron decapitarlo a machetazos, clavar su cabeza en una lanza, despedazarlo y enviar sus cuatro miembros a cuatro ciudades diferentes: Tungusaca, Carabaya, Livitaca y Santa Rosa.
 
  • 15 de noviembre 1781, Tupac Katari, de igual manera, cortada su lengua y descuartizado vivo por la bestialidad española
 
  • 5 de septiembre 1782, Bartolina Sisa, arrastrada, ahorcada y descuartizada
 
  • 6 de septiembre 1782, Gregoria Apaza, arrastrada, ahorcada y descuartizada
 
·         18 de julio de 1783 Diego Cristóbal Tupac Amaru, se le condenó a morir atenazado con fierros ardientes; después de ser arrastrado y luego ahorcado y descuartizado
 
  • Kurusa Yawri, la esposa de Tomás Katari, sufrió la persecución hasta su ancianidad, donde al encontrarla la asesinaron.
 
Una reflexión necesaria acerca de dos grandes peligros: la traición y la división
 
Revisando nuestra historia, no puede sino llamarnos a la reflexión que tanto Bartolina Sisa como Túpac Katari cayeron prisioneros por la traición de sus allegados, quienes tentados por el enemigo quisieron pactar con los colonialistas. Tomás Inca Lipe es el nombre del traidor que entregó a Julián Apaza. De igual manera, Tupac Amaru y posteriormente Diego Cristóbal Tupac Amaru son víctimas de la traición del cacique Mateo Pumacahua, quien luchaba al lado de los españoles.
 
Ojalá sepamos detectar y combatir estos dos males tan letales: la traición y la división.
 
Cuando la muerte se convierte en semilla de libertad
 
Cabe enumerar algunas consecuencias inmediatas de estos hechos contra el régimen colonial español: se proscribió y persiguió para su exterminio a los apellidos de los caudillos y jefes indígenas: Katari, Willka, Condorcanqui, Apaza, Noguera, Amaru, Bastidas, Katari, Cruz, Condori y otros. Ahí una de las razones por la cual muchos se han visto obligados a cambiarse o deformar sus apellidos.
 
Por su parte la jerarquía de la Iglesia –colaborando estrechamente con la opresión– instaló cárceles-internados, en los que se encerró a los jóvenes originarios que se perfilaban como líderes, adoctrinándolos en un proceso de aculturación y eurocentrismo. También realizó una cuidadosa investigación inquisitorial para saber por qué no fue detectada y delatada la rebelión por sus sacerdotes.
 
Los idiomas originarios quechua y aymara fueron prohibidos y perseguidos. Se construyeron nuevas redes de destacamentos militares más cerca de las comunidades. Se intensificó el servicio en la mita y en los obrajes, como forma de amedrentamiento.
 
La persecución y masacre continuaron por muchos años, sin embargo con nada los españoles lograron sofocar la rebelión.
 
Finalmente 10 años después, en 1791, la mita tuvo que ser abolido. Otros cambios se dieron también en el sistema político y administrativo, traduciéndose en la supresión de los corregidores, instaurándose el régimen de las intendencias. Además, empezaron a ventilarse casos de abusos en contra de los indígenas en diferentes Audiencias.
 
La semilla de la libertad no pudo ser aplastada y la memoria histórica colectiva recordará para siempre estos sacrificios.
 
De algo estamos seguros: Bartolina Sisa y toda la generación de mártires, no murieron en vano, porque la fuerza de sus corazones valientes los hizo inmortales. Renacieron una y otra vez, y acá los tenemos, a millones de Bartolinas y Kataris.
 
Presidente Evo Morales Ayma
 
Casi inevitable resulta asociar al primer presidente indígena con el legado de Bartolina Sisa y Tupac Katari. Originario de un ayllu aymara del Altiplano y ligado a la hoja de coca, dedicando su vida a la lucha sindical y política, de temple indomable e inclaudicable, sentencia certeramente:
 
Hermanas y hermanos, yo llego a la siguiente conclusión sobre Bartolina Sisa: para mí Bartolina Sisa es la madre de las madres anticolonialistas, antiimperialistas y anticapitalistas (…) y el mejor homenaje que podemos hacerle es recuperando sus principios, que eran una lucha anticolonial, y por tanto antiimperialista y anticapitalista, ésa era su lucha”
 
Las bartolinas somos millones: CNMCIOB - Bartolina Sisa PRESENTE!
 
La Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia es quien lleva por nombre Bartolina Sisa, cuyas afiliadas son más conocidas como “Bartolinas”. Hoy en día es imposible pensar en las transformaciones estructurales y construcción del Estado plurinacional sin la presencia de esta organización matriz clave y que es la encarnación de nuestra heroína en millones.
 
Su Secretaria Ejecutiva Juanita Ancieta, el pasado 5 de septiembre con motivo de la conmemoración del 231 aniversario del asesinato de Bartolina Sisa, expresó: “Nuestros antepasados, nuestros héroes lucharon por nosotros, por lo que jamás vamos a traicionar esa lucha emprendida por nuestros antepasados. Hay que seguir valorando la historia”.
 
El colonialismo, el neocolonialismo, el imperialismo y su modelo de capitalismo salvaje: el neoliberalismo, son eslabones de una misma cadena que hoy como ayer mantienen a nuestros pueblos atados a la opresión, explotación y al subdesarrollo, por lo que hay que romperlos para poder cumplir la aspiración de construir sociedades con justicia social y el SUMA QAMAÑA (SUMAJ KAWSAY).
 
¡Jallalla Bartolina Sisa y Tupac Katari!
¡Jallalla las luchas de liberación de los pueblos del mundo!
 
- Dolores Arce esDirectora Ejecutiva CEPRA. Periódico Visión Z, septiembre 2013.
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