El milagro de Radio Totopo

08/09/2013
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Las mujeres juran que se movió. La noche entre el 4 y 5 de septiembre, a la víspera del 147° Aniversario de la Batalla de Juchitán y del relanzamiento de la Radio Comunitaria Totopo, las rezadoras de la Séptima Sección estaban velando la cruz de madera comisionada por la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco (APPJ), cuando la vieron moverse.
 
Claramente las leyes de la física contradicen sus palabras, pero a las mujeres no les importa, ya están acostumbradas a ver su verdad negada. Con el eólico, después de todo, pasa lo mismo: desde cuando empezó la resistencia a los proyectos transnacionales en las tierras comunales del Istmo de Tehuantepéc los habitantes vieron sus denuncias sistemáticamente desmentidas y silenciadas, pero no por eso desistieron de creer en lo que veían en favor de lo que les contaban. Al contrario, su lucha se intensificó al intensificarse de las mentiras difundidas por los tres niveles de gobierno y la prensa local. Esta misma cruz, protagonista del supuesto milagro y que se encuentra en los nuevos locales de Radio Totopo, constituye un acto de resistencia. Las iglesias locales, de hecho, negaron su apoyo a la Asamblea, demostrando que las voces que corren acerca de los financiamientos recibidos por las comunidades católicas y los comités organizadores de las velas de la parte de las empresa extranjeras, aunque no tengan evidencias, tienen sentido. Sin embargo, esta falta de respaldo de la parte de las autoridades religiosas no desanimó los comuneros, en sus mismas palabras “la protección que necesitamos nos viene directamente de Cristo, que es el más grande luchador social”.
 
Así, bajo el cobijo de un “Cristo revolucionario”, el día 5 de septiembre la nueva sede de Radio Totopo empezó a llenarse desde las diez de la mañana de amigos, simpatizantes y periodistas de la prensa libre, que convergieron para acompañar la marcha de conmemoración de la victoria en contra del ejercito francés de 1866. Al ritmo de la música tradicional puesta al aire por Radio Totopo (la inauguración oficial tuvo lugar a las cuatro de la tarde pero la radio ya estaba transmitiendo), la misma preparación de la fiesta volvió a ser una fiesta y, una hora después, entre mototaxis adornados con plataneras y niños a caballo, el desfilé salió por las calles de Juchitán.
 
Durante toda la marcha, las ovaciones a la fuerza y unidad demostrada hace un siglo y medio en ocasión de la expulsión de los franceses se alternó a los llamados para renovar esta misma fuerza y unidad, ahora en contra de una nueva invasión extranjera, la de las empresas de energía supuestamente limpia.
 
El rechazo a los proyectos eólicos fue lema constante en todos los discursos de los representantes de los pueblos indígenas del Istmo, junto con la exhortación a resistir a la estrategia de las compañías extranjeras, que ofrecen dinero a los comuneros para dividirlos y alcanzar sus objetivos de una manera aun más sucia que la de las concesiones gubernamentales. Una de las grandes riquezas del Istmo, aún mayor del tan ambicionado viento, es de hecho la unidad y hermandad de los pueblos originarios y la contaminación del mar y la tierra no son más graves de la contaminación de estas amistades milenarias. Así que, a distancia de dos semanas del llamado a la unidad de los pueblos originarios al que asistimos en el CNI de San Cristóbal de las Casas, el relanzamiento de Radio Totopo parece inscribirse también en este eje de lucha, además de reafirmarse centro neurálgico de la defensa de la tierra y territorio.
 
El valor de este proyecto de comunicación comunitaria está confirmado por la represión gubernamental que, notoriamente, reprime con una fuerza directamente proporcional a la con que sus intereses son obstaculizados. Por eso, después del allanamiento y destrucción del equipo que la radio sufrió en el marzo pasado, su relanzamiento al aire el pasado jueves 5 de septiembre, a pesar que la Santa Cruz se haya movido o no, nos permite afirmar que sí, Radio Totopo hizo un milagro.
 
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