Entrevista con el historiador Juan Paz y Miño

Un año del 30S: No es incompatible reconciliación con justicia

28/09/2011
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La interpretación de lo que realmente pasó el 30 septiembre de 2010 (30 S) ha marcado la disputa política del último año en el Ecuador. La oposición sostiene que lo que hubo fue una simple revuelta policial, mientras el gobierno de Rafael Correa señala que hubo un intento de golpe de Estado y de magnicidio.

 

Para aportar en el esclarecimiento del 30 S entrevistamos al historiador Juan Paz y Miño Cepeda, autor del libro: “Insubordinación o golpe, Ecuador: la trama del 30S”, una de las pocas investigaciones serias, que ha sido intencionalmente ignorada por la gran prensa privada.

 

A un año del 30 de septiembre, ¿cuál es su evaluación?, ¿hubo un golpe de Estado o un amotinamiento de unos policías motivado por la aprobación de una ley de servicio público con la que estaban en desacuerdo?

 

El 30 de septiembre hay un intento de golpe de Estado sobre la base de haber permanecido secuestrado el Presidente de la República, al final de la tarde hay un intento por matar al Presidente y durante todo el día está en jaque el país. No funcionan Ejecutivo, Legislativo, Judicial; las otras funciones del Estado, las instituciones públicas paralizadas; el sistema educativo paralizado; comercio y varias empresas a nivel nacional, no solo en Quito, paralizadas; la ciudadanía en riesgo; ese jaque a todo el país, solamente faltó que culmine con la salida del Presidente, de tal manera que ese día se configuró todo un escenario de golpe de Estado.

 

Podría señalar quiénes estuvieron detrás de este golpe de Estado, porque parece que la Embajada de Estados Unidos tampoco apoyaba…

 

El propio Presidente de la República, en declaraciones que hizo en días posteriores, señaló que el gobierno no tiene pruebas de que los Estados Unidos estén involucrados, pero no podemos descartar, dijo él, de que existan fuerzas, intereses, que acompañen a la posibilidad de que se haga un golpe de Estado en Ecuador. En América Latina, ya tenemos suficiente experiencia para entender qué agencias de inteligencia norteamericanas normalmente han estado atrás de golpes de Estado y en particular cuando enfrentan o confrontan gobiernos de izquierda, como es el caso de Rafael Correa, gobierno autodefinido como gobierno de izquierda por el socialismo del siglo XXI. Pero más que eso, tienen importancia las fuerzas internas del Ecuador. Hay al menos algunas. Primero, todo ese sector que antes pedía la revocatoria del mandato del Presidente, el 30 de septiembre se mueve por todo Quito para tratar de provocar que el ambiente se transforme en una verdadera caída del Presidente; en segundo lugar, partidos que por identificarse con lo que ellos denominan luchas populares se identificaron de manera clara, absoluta, tajante, incluso con movilización callejera a favor de los policías. Clarísimo, un sector del Movimiento Popular Democrático que estaba en las calles con banderas, consigas y dirigentes. ¿Qué querían?, ¿Defender al presidente? ¿Dónde están los gritos para sostener defendemos la democracia, no al golpismo, no a una insubordinación además ilegítima? Porque vamos a suponer que solamente era insubordinación, por el hecho mismo de ser insubordinación era ilegal e ilegítima, ¿cómo podían apoyar eso?

 

¿Qué opina sobre el rol de Sociedad Patriótica (partido que dirige el ex presidente, coronel (r) Lucio Gutiérrez)?

 

Hay, desde antes del 30 de septiembre, una serie de evidencias, pongo yo en el libro, de cómo líderes de Sociedad Patriótica están encaminando un ambiente de radical oposición a Correa y el 30 de septiembre se manifiestan como una de las fuerzas que también busca la salida de Correa con dirigentes claramente identificados en esa oportunidad. Hay los sectores sociales vinculados a partidos políticos de la derecha en la Asamblea Nacional: Madera de Guerrero, socialcristianos, en general la derecha política vinculada a la Asamblea, se reúnen en un hotel. ¿Qué están haciendo? Claro, ha sido difícil detectar en concretísimo qué es lo que planteaban, pero hay una evidencia más tarde, porque ese mismo sector plantea la amnistía (para los policías sublevados). ¿Cómo así? Pero además hay que reclamarles otra cosa. Siendo asambleístas, su primera opinión debía ser contra la insubordinación policial y a favor de la democracia. Ni siquiera se preocuparon de adquirir una posición consecuente con la Constitución y con su responsabilidad. Lo que primero que hicieron fue pedir la amnistía, y se sabe muy bien, está ahí en evidencia: videos, gente que pedía la renuncia del Presidente ese día como por ejemplo el sector que incursiona sobre el canal público. ¿Cuál es la intencionalidad de ellos? De que salga el Presidente.

 

Entonces, el problema es que la intencionalidad que se articuló el 30 de septiembre para su salida no llega a darse, porque se confronta con una movilización que sale a defender también al Presidente y a la democracia. Buscan por todos los medios posibles, captar la opinión pública, tomarse el canal y la radioemisora pública, conozco muy bien de las amenazas contra las otras radios, se movilizan por las calles de Quito para provocar un ambiente de tensión y de acumulación de fuerzas que presione para la salida del Presidente, están en contacto muy probablemente con los asambleístas. Están los síntomas de los días pasados, las reuniones en Estados Unidos, las reuniones en el propio país de asambleístas que claramente están por una salida constitucional del Presidente como puede ser o la renuncia o el juzgarle por alguna de las causales. Todo ello configura la intencionalidad de un golpe de Estado, por eso no podemos hablar de golpe de Estado, no se hizo felizmente, pero hay una intencionalidad rotunda de todos esos sectores, identificados con nombres y apellidos algunos, identificados como fuerzas políticas todos.

 

Otra cosa es que en el sistema jurídico ecuatoriano se encuentren culpables y que a tal o cual persona le sindiquen o no, pero eso no quita el hecho de su responsabilidad política y su responsabilidad histórica, que es lo que yo en tantas oportunidades he insistido. Unas son las responsabilidades jurídicas, todos podrían quedar inocentes si es que los abogados son tan hábiles de lograr eso, pero nadie puede negar las responsabilidades políticas e históricas de todas esas gentes y sus partidos como Sociedad Patriótica, MPD, dirigentes indígenas, vinculados a Pachakutik, vinculados a la CONAIE, que hacían declaraciones públicas en apoyo a la policía y en rechazo al gobierno. ¿Qué pasó? ¿Por qué no salieron a defender la democracia?

 

Y a propósito de las responsabilidades, ¿en el campo jurídico se ha avanzado en establecer las responsabilidades o no?

 

Soy muy escéptico en el campo jurídico, lo han demostrado los propios jueces que con evidencias empíricas, documentadas, visuales, declaran inocentes a algunos de los involucrados en esos mismos hechos. Entonces, yo soy escéptico de la justicia, por eso la necesidad de su misma transformación. Pero además al propio tiempo, sigue la impunidad después de un año, porque si bien se ha juzgado a algunos policías, no se ha juzgado a los civiles involucrados en los hechos de ese día. Y eso corresponde perseguir sobe todo a la Fiscalía y están allí las evidencias rotundas, sobre todo en video de los propios camarógrafos que filmaron las escenas. A algunos se les ha seguido juicios, pero allí están muchos más y toca investigar aún más a los políticos de aquellos partidos y movimientos que hicieron declaraciones favoreciendo a la policía porque dizque vincularse a una lucha popular.

 

En esto de la justicia llama la atención que se hayan instalado varios juicios en varios tribunales y no en una sola causa, por un lado, y por otro lado se han borrado muchas de las evidencias, no hay las balas disparadas, en fin…

 

Cómo historiador siempre   resaltaré la responsabilidad histórica y política de aquellos partidos, grupos, personas que se involucraron a favor de los policías, contra el gobierno nacional, que no se pronunciaron por la democracia y que se pusieron como cómplices y alentadores de una situación que puso en jaque a todo el país. Ahora, desde el plano jurídico, con la experiencia de la investigación histórica es posible que todo quede en la impunidad, como ocurrió en el asesinato de Eloy Alfaro o de Gabriel García Moreno. Veamos los sucesos contemporáneos, igual que lo que ha ocurrido con el Presidente Rafael Correa , en otros países latinoamericanos, los golpes de Estado tampoco han merecido un juzgamiento y una sentencia aquellos inculpados -excepto aquellas personas que a veces por su participación directa quizá no muy conscientes políticamente quedan identificados- que estaban atrás orquestando la intencionalidad de que Correa salga, de que se acabe este gobierno y que no continúe este proceso que se está viviendo. 

 

Usted habla de impunidad, algunos medios y políticos señalan que es necesaria una reconciliación y olvidarse de este episodio del 30 de septiembre, ¿qué opina al respecto?

 

Que no es incompatible la reconciliación con el juzgamiento y la persecución con lo del 30 de septiembre, ¿por qué tienen que ser incompatibles, a no ser que se deje en la impunidad a aquellos que se comprometieron? La reconciliación tiene que estar sobre la base del juzgamiento de quienes provocaron semejante episodio nacional y muertes y heridos. Si nos vamos a reconciliar, de acuerdo, pero juzguemos a todos aquellos que pusieron en vilo a todo el Ecuador, a 14 millones de ecuatorianos.

 

¿Qué opina del rol de la prensa privada y de la construcción de sentidos que hace en el último año?

 

La prensa privada se convirtió en un actor político más, en esta época muy activa a diferencia de otras épocas donde la prensa siempre jugó un rol político, pero no ahora con el activismo que ahora se le ve. Y adoptó una posición muy clara: alinearse a favor de aquellos que consideran que no hubo ni golpe de Estado, ni secuestro, ni intento de matar al presidente, que en última instancia implica alinearse con un hecho ilegitimo al cual, en cambio, no condenaron. Supongamos que solo sea insubordinación, ¿por qué no la condenaron en sus páginas y en sus titulares desde un primer momento? ¿Dónde estaba su racionalidad de compromiso con la institucionalidad democrática? No lo hicieron.

 

¿Qué opina del rol que jugó la prensa pública al establecer ese día una cadena nacional para dar su versión de los hechos?

 

Era obvio que éste o cualquier gobierno defiendan su propia institucionalidad con una cadena nacional. No me admira en lo absoluto. Y esa cadena nacional evitó que los golpistas tengan espacio público como para provocar todo un escándalo nacional que cree condiciones para una eventual salida del presidente. Y es que la cadena salvó la democracia en el Ecuador, cuando dicen que la cadena fue un atentado a la libertad de expresión, estábamos viviendo un atentado a la libertad y a la democracia ecuatoriana y una cadena nacional estaba vigilante por lo menos de la institucionalidad nacional. Y de otro lado, no es que presentó hechos que no estaban ocurriendo o que se inventaban, ahí están las evidencias, la cadena nacional puso en conocimiento de todos los ecuatorianos lo que realmente estaba ocurriendo, y por eso los ecuatorianos salieron a defender tanto la democracia como al presidente, y particularmente en Quito donde se concentra el eje de la revuelta y el eje del desenlace del 30 de septiembre.

 

En este último año hemos visto cómo la prensa defiende el punto de vista de los acusados, de los victimarios y de sus familiares, pero ignora a las víctimas… 

 

Un titular de un periódico casi daba para llorar, decía que los policías que estaban presos tienen familia, hijos que viven un drama, ¿por qué no dicen lo mismo con respecto al drama nacional que vivimos el 30 de septiembre? Familias como las nuestras también víctimas de esa desatención y de esa inseguridad, familias que perdieron sus seres queridos en cinco muertes que se producen ese día. ¿Cuántos heridos, golpeados, apaleados en ese mismo día? ¿Cuántas víctimas del saqueo y de los robos ese mismo día? Ahí atrás estaba gente. Y por último ¿por qué no se condolieron del Presidente de la República que también tenía familia, e hijas e hijo como para resaltar que también como ser humano el drama que vivía? Pero tomaron un camino incomprensible de sacar las muestras del dolor de quienes eran los causantes de la situación y no sacar las muestras de dolor de quienes eran víctimas de esa insubordinación y de ese golpe de Estado.

 

¿Qué opina del rol de las Fuerzas Armadas en este episodio comparándolas con otros en las que han cumplido un papel de arbitraje?

 

En los años 1997, 2000 y 2003, por el pronunciamiento de las Fuerzas Armadas, que literalmente abandonaron su respaldo al Ejecutivo, la clase política pudo articular verdaderos golpes de Estado contra Bucaram, Mahuad y Gutiérrez, aprovechando de una legitima insubordinación y movilización popular en esas mismas épocas. El 30 de septiembre, las Fuerzas Armadas jugaron el papel que les tocaba jugar y que debió jugar siempre: no les corresponde pronunciarse sino a favor de la democracia. Y ni está en juego ni está en sus manos la definición de lo que es la institucionalidad. Como fuerza al servicio del país y subordinada al Ejecutivo no tenía más remedio que mantenerse en la defensa del Ejecutivo y en la defensa de la democracia, y cumplir las órdenes de defender la institucionalidad nacional que en esos momentos estaba en jaque por la insubordinación.

 

¿El Presidente Correa estuvo o no estuvo secuestrado ese 30 de septiembre?

 

El Presidente estuvo secuestrado, no es el secuestro típico de la delincuencia juzgado directamente en el Código Penal. Éste, además de delincuencial, es un secuestro político, no le permiten salir del hospital (de la Policía), no hay siquiera fórmula que permita que el Presidente tenga la viabilidad para tener su libertad. El comandante de las Fuerzas Armadas comunicó al presidente que ni siquiera se confíe en la calle de honor que en un momento le hacían los policías. Allí hubo una persona secuestrada en términos ya no solo de retención ilegítima de tipo penal, sino en términos políticos, no funciona el Ejecutivo, no asume la responsabilidad de conducir el país, no funcionan los ministerios, no pueden actuar frente a las otras instituciones, bueno, ahí estuvieron secuestrados el Presidente y la democracia.

 

Otro de los asuntos polémicos es lo que pasó en el hospital de la Policía, la oposición dice que el Presidente ordenó disparar a un hospital y que por eso se debe llevarlo ante la Corte Penal Internacional.

 

Esa me parece que es la trampa de la leguleyada de los sectores opuestos al Presidente Correa en el sentido de que buscan quien dio la orden última, y según eso construir la teoría de la responsabilidad para desvirtuar la responsabilidad que esos mismos sectores tienen en el intento de golpe de Estado. Hay las declaraciones del propio comandante del Ejército y de las fuerzas que rescataron al presidente: no disparar, excepto si fuera en última instancia necesario. Y la finalidad que tenía que cumplir era solo rescatar al Presidente. Pongamos la pregunta más bien de otra manera: ¿Y cuántos mueren en el hospital? ¿Cuántos quedan heridos en el hospital? ¿Cuántos quedan golpeados en el hospital? No hay ni uno. Se hace el rescate del Presidente y todo ocurre fuera del hospital, ahí son las muertes, ahí son los heridos, Entonces, cuando dicen quien ordenó disparar, habría que preguntar: ¿Quién ordenó disparar afuera? ¿Quién ordenó disparar al ejército y a los policías leales a la institucionalidad que llegaron? ¿Y quién ordena disparar a los civiles que mueren? No mueren en el hospital, insisto en eso, están fuera, y dónde quedan heridos, no quedan en el hospital, quedan fuera.

 

¿Hubo intento de matar al Presidente o no?

 

Claro que sí. Eso si está sumamente esclarecido, no solamente están las voces en las radiopatrullas sino también están los informes de inteligencia que advierten el riesgo que corre la vida del Presidente. Y eso ha sido público, porque el comandante general de las Fuerzas Armadas, el general González, incluso comunica que era evidente el riesgo a la vida del Presidente, por eso el rescate, y los disparos al carro, y los disparos a la habitación donde está el Presidente y toda la revuelta para tratar finalmente de liquidar en la salida al Presidente, como están en evidencia ante cámaras y ante todos los periodistas que vivieron ese rato.

 

¿Qué repercusiones tuvo este intento de golpe al nivel internacional?

 

En América Latina, con la experiencia histórica que tenemos, a nadie se le ocurría siquiera pensar que en el Ecuador estaba ocurriendo un golpe de Estado, por eso es que toda la reacción latinoamericana fue a favor de la institucionalidad, del Presidente y en contra de ese golpismo. Se pronunciaron igual otros países del mundo, pero sobre todo, luego de la experiencia de Honduras, un golpe de Estado en Ecuador ponía en jaque la posibilidad de la democracia en otros países de América Latina, porque fácilmente se podría haber dicho: “esta es la forma separar a este tipo de gobiernos que están haciendo algún tipo de cambio en la región”. Y ese día se salvó la democracia no solo en Ecuador, sino en América Latina. Y gracias a la reacción de toda América Latina también se evitó el golpe de Estado, no contaban con eso los golpistas que unificada América Latina iba a negar y hasta a amenazar al intento de golpe si este llegaba a consumarse. Salvaron la democracia.

 

¿Qué es lo que falló ese día de parte del gobierno?, evidentemente fallaron los servicios de inteligencia…

 

Si el Presidente mismo reconoce y varios funcionarios de Estado que yo entrevisté igual reconocían que no hubo una alerta clara de los servicios de inteligencia acerca de que se podía haber provocado una situación como la del 30 de septiembre. Había pistas y había el análisis de que se daba una insubordinación en cualquier momento pero nadie esperó que sea el 30 de septiembre, porque no hay duda que la Ley de Servicio Público que se aprueba en la Asamblea el día anterior es no la causa sino la gota que derramó el vaso de un conjunto de acciones que el gobierno había llevado a cabo en la Policía y que provocaba la reacción, porque muchos policías consideraban que la institución es suya, no del país sino suya, y por tanto creían que nadie debía topar su institución cuando es evidente que un gobierno puede accionar sobre esa institución para mejorarla, sin duda alguna, y para enrumbarla dentro de la línea que el Estado requiere hacer frente a esta institución.

 

Hubo policías acusados de violación de los derechos humanos que habrían participado en este levantamiento…

 

Desde antes, estaban presos muchos policías acusados de violación de derechos humanos. Y para amplios sectores de ciudadanos no solo la sublevación policial sino el tipo de actuación policial ese día, sin miramientos, sin contemplación, sin freno, sin respeto para los propios ciudadanos, hizo que la ciudadanía se alarme y la pregunta que surgió es qué tipo de policía hemos tenido, y en efecto esa pregunta queda en pie porque me parece que es necesario todavía hacer un verdadero saneamiento institucional a efectos de que la policía mejore y tenga una gran respetabilidad ciudadana.

 

Finalmente, ¿cuál fue el rol del pueblo de Quito en esa fecha?

 

Felizmente, la población quiteña es una antena política del país, es una población bastante bien politizada, sabe intuir y movilizarse cada vez que ha sido necesario. Así como se movilizó para derrocar a tres gobiernos, en esta oportunidad se movilizó para salvar a un gobierno con el cual la gente se identificó y además respondió con eso a un interés nacional de preservar la democracia y a una institucionalidad y a una gran mayoría que apoyaba al Presidente Correa y sigue apoyando, por eso es que las encuestas posteriores dan un 70 y más por ciento al propio presidente, que, por abajo habría que leerlo, es un apoyo al pueblo de Quito, porque sin ese pueblo las cosas habrían salido de manera distinta. 

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