La actualidad de Bolivia nos muestra que el concepto de democracia predominante debe ser, al menos, revisado en su significación.

Aparentemente, la democracia meramente institucional está permitida, es efectiva, e incluso bien vista y aplaudida. En efecto, desde principios de los años ´80 aproximadamente, el retorno masivo a la democracia en Latinoamérica, permite que se realicen elecciones periódicas, las cuales pueden ser ganadas por cualquiera que se presente cumplimentando los requisitos formales necesarios.

Pero cuando ese legítimo ganador intenta avanzar en una real democratización socio-política de la sociedad, de sus recursos y su riqueza, aparecen los intentos desestabilizadores, los golpes militares, o las intervenciones extranjeras.

Es allí cuando esta concepción de democracia pierde sentido, cuando su significado se vuelve borroso, cuando encuentra sus límites.

Democracia, como su nombre lo indica, es gobierno del pueblo; y si bien en la antigua Grecia el concepto era efectivamente restrictivo, ya que sólo los propietarios e intelectuales se consideraban ciudadanos; no se puede seguir con la misma lógica casi XXV siglos después.

Me pregunto ahora qué sucede con los paladines norteamericanos de la democracia, que no vienen a defender un gobierno elegido en elecciones, y reafirmado en referéndum por el pueblo boliviano con más del 67 % de los votos. Un gobierno doblemente legítimo.

Por el contrario, existen pruebas acabadas; que han sido denunciadas por el gobierno de Evo Morales; de que los Estados Unidos financian las actividades de los opositores, de los autonomistas desestabilizadores. Éstos, recurren a la violencia, se guían por principios racistas, y defienden la concentración de la tierra y la riqueza. Esos son los “demócratas” que apadrinan los norteamericanos. No cabe duda, que el concepto de democracia que viene del norte, es tan frágil como sus argumentos para invadir Irak.
El ejemplo del golpe a Salvador Allende no debe ser vano, no podemos seguir sumando mártires de una democracia inconclusa.

Para ello, toda Latinoamérica debe brindar su apoyo al proceso democrático de transformación social que encabeza el pueblo boliviano. Toda Latinoamérica debe compartir el mismo concepto de democracia y luchar por ella.

Solo así, la democracia será democracia.

- Adrian Pietryszyn es Lic. Ciencia Política (UBA) – Militante Bs. As. para Todos en Proyecto Sur