Racionalizar la paz o humanizar la guerra

01/12/2007
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Lo que confuso se inicia enredado termina. El presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez concedió una comisión sin estar confiado en la misma, a su homólogo venezolano Hugo Chávez, y a la senadora del Partido Liberal Piedad Córdoba, para adelantar las gestiones del “Acuerdo Humanitario”, con tal de lograr el intercambio de secuestrados por las FARC (políticos, miembros de las Fuerzas Militares y de la sociedad civil) a cambio de guerrilleros presos en cárceles colombianas y extranjeras.

Tanto el mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, como la senadora colombiana Piedad Córdoba pusieron todo su empeño en lograr el objetivo propuesto, es más tomaron muy en serio su papel como tales. Las reacciones se fueron presentando en la medida en que avanzaban en sus gestiones, los primeros en manifestarse fueron los miembros de las FARC-EP, quienes manifestaron su total respaldo a los negociadores, y además, indicaron que no confiaban en el presidente Uribe, más si en el presidente Chávez. A su turno, en Francia se mostraron acordes con la designación efectuada por la Casa de Nariño; en la semana anterior, tanto Chávez como Córdoba fueron recibidos por el primer mandatario francés, quien en todo momento ha estado dispuesto a trabajar en pro de la liberación de los secuestrados, en especial, de la política colombo-francesa, Ingrid Betancourt.

Igualmente, en los Estados Unidos se escucharon múltiples voces a favor de las negociaciones llevadas a cabo por el binomio Chávez-Córdoba. En realidad, se habían despertado muchas expectativas por lo que pudieran lograr los nombrados por el gobierno nacional en pro del tan anhelado “Acuerdo Humanitario”.

Racionalizar la paz, imperativo nacional

Lograr que en todas las instancias gubernamentales y sociales se hable y se trabaje por la paz es más que una necesidad, es un deber nacional que data de 1997 con el “Mandato Ciudadano por la PAZ, la VIDA y la LIBERTAD”, llevado a cabo en las elecciones del 26 de octubre de dicha anualidad.

Fueron más de diez millones de colombianas y colombianos que acudieron a las urnas para votar a favor del mandato por la paz. Dejar a un lado instrumento tan importante, de mucho significado y contenido democrático es como querer “tapar el sol con las manos”.

Recordemos que, el Vicepresidente colombiano, Francisco Santos, como el Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, estuvieron vinculados con el “Mandato Ciudadano por la Paz”, en aquel entonces, éste último fungía como Coordinador General de las actividades respectivas; y en representación de la organización “País Libre” lo hizo el primero de los nombrados.

En Colombia son muchas las organizaciones de la sociedad civil que trabajan incansablemente por la consecución de la paz. Entre los esfuerzos en tal sentido, se destacan Medios Para la Paz, Redepaz, Indepaz, Asamblea Permanente de la Sociedad Civil por la Paz, el Cinep, Viva la Ciudadanía, entre otras instituciones que han contado con el apoyo de organismos internacionales como las Naciones Unidas, la OEA. Lo que, a nuestro parecer, se hace urgente llevar a cabo con estas iniciativas es la de armonizarlas entre sí con tal de que produzcan mejores y mayores resultados.

En estos momentos se hace necesario realizar un análisis del aplazamiento de la propuesta del ¡¡ACUERDO HUMANITARIO YA!! Como “Sexta papeleta: Mandato por la libertad y la paz”, que debía realizarse en las pasadas elecciones de autoridades locales realizadas a nivel nacional. Más como un ejercicio que permita definir estrategias eficaces en el próximo futuro para lograr que el temario de la paz sea incluido en las agendas públicas en todos los niveles, desde las Juntas Administradoras Locales (JAL) hasta en los Consejos de Ministros, en las altas Cortes y en las organizaciones privadas de la misma manera.

Humanizar la guerra

Quienes sostienen esta idea son demasiado idealistas, por decir lo menos, la guerra nunca ha tenido, no tiene, ni tendrá jamás ningún viso de humanitaria. Por mucho que se pretenda sofisticar el armamento y los procedimientos siempre concluyen en la eliminación de los contrarios, de una manera u otra. El pretender conservar las estructuras (casas o edificios) atentando contra los seres humanos que los habitan debe ser motivo de análisis; más bien, todos los esfuerzos adelantados en ese sentido se deberían enrumbar hacia la consecución de la paz en completa armonía.

Tres billones en armamento para el 2008

El anuncio del Ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, deja mucho que pensar. Ha dicho el funcionario: “El balance de la guerra --contra los grupos armados ilegales--depende de la disponibilidad de esos equipos, de nada vale traer los aviones, los tanques y demás equipos en el 2010”, y continúa manifestando el funcionario: “Vamos a recaudar tres cuotas del impuesto al patrimonio pero gastaremos cuatro”. Es decir, la guerra es prioridad para el Gobierno, así le cueste más de lo que tiene en el presupuesto. En vez de armamento deben invertir en alimento, los desplazados lo necesitan con urgencia.

Desde la sociedad civil debemos solicitar al Presidente, a sus Ministros, al Congreso Nacional y a todas las colombianas y todos los colombianos trabajar en serio por la paz. Preferimos antes que humanizar la guerra racionalizar la paz. Hagámosla realidad desde ahora en nuestro inconsciente colectivo, que el hablar del posconflicto nos suene realizable en el corto plazo. Como bien lo dijera Gandhi: “La paz es el camino”.

- Fabio Miguel Monroy, Abogado – periodista

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/active/21013
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