Colombia

Corte a punto de corte

Fabio Monroy Martínez

30/07/2010

Opinión

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Álvaro Uribe Vélez, presidente de Colombia hasta el próximo 7 de agosto, restándole escasos 8 días de mandato ataca abiertamente a la Corte Suprema de Justicia, a sus magistrados, y en general a todo el andamiaje jurídico institucional del país (jueces, fiscales y demás) por la investigación que adelantan en contra de Tomás Uribe Moreno, uno de los hijos del Mandatario, por supuesto tráfico de influencias en el nombramiento de una notaria entre el 2005 y el 2006.

Colombia, país privilegiado por su extraordinaria posición geográfica, ubicado entre el mar Caribe, Océano Atlántico, y el Océano Pacífico, en todo el centro del Continente Americano, punto de encuentro entre Norte y Centroamérica con Suramérica, con el Canal de Panamá de vecino, por donde circulan embarcaciones de gran calado del este y oeste del mundo, se da el lujo de cortar todo tipo de relaciones con sus vecinos, en el orden internacional, y entre sus instituciones a nivel interno.

Corte de relaciones internacionales y nacionales

El presidente Uribe se ha caracterizado, en sus ocho ininterrumpidos años, por su espíritu beligerante y camorrista, por lo que se cataloga él mismo de tener “Espíritu de gamín” (En Colombia, gamín es “persona que vive en la calle, drogadicto, desechable…” -tomado de tubabel.com-).

Desde los inicios de su primer mandato se hicieron evidentes los enfrentamientos con políticos opositores, del Polo Democrático Alternativo (partido que recoge las vertientes más radicales de la izquierda colombiana, movimientos como el Movimiento Obrero Independiente Revolucionario, allí participan en conjunto con alternativas más cercanas a quienes profesan ideas políticas identificadas como de centro) y del Partido Liberal especialmente con Piedad Córdoba, Juan Fernando Cristo, y Cecilia López del primero y Gustavo Petro; Jorge Robledo, entre otros, del segundo.

Adicionalmente, por temas como la “parapolítica” (casos de políticos vinculados con movimientos violentos de extrema derecha, denominados unos Autodefensas Unidas de Colombia –AUC-, y otros con rótulos similares indicando las zonas donde se encuentran “operando”) el presidente Uribe se enfrentó violentamente con la Corte Suprema de Justicia y con los Fiscales que adelantaban las investigaciones respectivas.

Demostrado quedó que la mayor cantidad de “parapolíticos” se compone de senadores (miembros de la Cámara Alta), Representantes (de la Cámara baja) quienes conforman más del 30% del Honorable Congreso de la República colombiana, para el año 2002, primera elección de Uribe Vélez, pertenecen a la coalición uribista.

Tan grave se veían las circunstancias que en una oportunidad específica en la que necesitaba la aprobación inmediata de varios proyectos de ley, entre otros de nuevas reformas constitucionales que le garantizaran su permanencia en el Gobierno sin mayores alteraciones, el mismo Señor presidente Álvaro Uribe Vélez dijo públicamente a su bancada: “Voten antes de que los cojan presos”.

Desde esa oportunidad, en su primer mandato, se ha venido lanza en ristre contra la Corte Suprema de Justicia; además, por asuntos netamente constitucionales, y al resolver la Corte Constitucional, guardiana de la Constitución Política, recursos, demandas y tutelas en contra de las pretensiones gobiernistas, por ejemplo: el caso de la “Ley de Justicia y Paz”, que en sus inicios los representantes del Presidente denominaron: “Perdón y olvido”, y por lo que políticos de la oposición, Córdoba y Cristo, básicamente, presentaron otro proyecto de ley que denominaron: “Ley de verdad, justicia y reparación”; dicha Ley de Justicia y Paz concedía múltiples ventajas a los integrantes de las autodefensas que se desmovilizaran por esos días, a lo que se opusieron los magistrados del máximo tribunal en materia constitucional en Colombia.

Del incansable Presidente a sus aventajados hijos

Los anteriormente desconocidos hijos del presidente Uribe, Tomás y Jerónimo, pasaron de un momento a otro a ser igualmente populares como su padre. Iniciaron sus actividades productivas comercializando en el exterior los productos producidos por las tribus indígenas colombianas. El asunto aparente ser de lo más ingenuo y sano, que ante muchos aparecían estos jóvenes como los “benefactores” de los indígenas, pero, surgieron todo tipo de críticas al respecto, al verificar que pagaban sumas irrisorias a los artesanos y cobraban exageradas sumas de dinero a los extranjeros interesados en adquirir las artesanías mencionadas.

Así, empezaron los escándalos alrededor del dúo dinámico compuesto por Tomás y Jerónimo Uribe, hijos del presidente Uribe. Muchos les llaman “Tom y Jerry” (personajes de las tiras cómicas que andan persiguiéndose mutuamente y haciéndose todo tipo de travesuras).

Las últimas actividades de los hijos del Presidente se enmarcan en líos jurídicos por presunto “tráfico de influencias”, entre otros: por la compra de predios, que pocos días antes fueron declarados como “Zona Franca Especial”, por parte del mismo Gobierno presidido por Uribe Vélez.

El lío por los que actualmente se ha generado el bautizado “choque de trenes” entre el poder Ejecutivo, la Presidencia de la República, y el poder Jurisdiccional, en ésta nueva oportunidad la Corte Suprema de Justicia, es el de tráfico de influencias en nombramientos de notarios, por parte de Tomás Uribe Moreno; al decir de procesados e investigados por el caso, ha sido manifiesta la participación del hijo del presidente. Las investigaciones lo determinarán. Lástima que el presidente Álvaro Uribe Vélez desconozca a Montesquie, padre de la división tripartita del poder y del funcionamiento armónico entre las tres ramas, y que prejuzgue en contra del magistrado de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, Yesid Ramírez al manifestar que: “Está lleno de odios”.

“Dura lex sed lex”.

- Fabio Monroy Martínez es Abogado-Periodista

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 217, Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org

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